El Mundo Primera Edición - Motor

!Qué vienen Nlos chinos!

El tantas veces anunciado desembarco de las marcas chinas en Europa ya es una realidad. Y se produce en un momento dulce para sus intereses dado su control de la tecnología eléctrica, que la UE quiere hacer única y que subvencion­a sin mirar el origen de l

- Por Félix Cerezo

«El mercado europeo está completame­nte abierto a los fabricante­s chinos y no sabemos si su estrategia es ganar cuota vendiendo a pérdidas y una vez consolidad­os, subir los precios. Su ofensiva era predecible, y con precios competitiv­os, pero se les ha puesto una alfombra roja» afirmaba a finales de octubre, en el Salón de París, Carlos Tavares, CEO de Stellantis. Y pedía que la UE incrementa­ra los aranceles a sus coches (del 10% al 25%) hasta igualarlo al que pagan los automóvile­s occidental­es que van a aquel mercado.

También en París, Luca de Meo, CEO del Grupo Renault, quitaba entonces hierro al asunto: «Vinieron los japoneses, luego los coreanos y ahora los chinos. Se llama competenci­a» dijo. Este año, ya también como presidente de la patronal Acea, decía que había corregir la «llegada asimétrica» de automóvile­s chinos a la UE, en el sentido de lograr «condicione­s equitativa­s» de acceso tambien a su mercado.

Pero ¿tiene que estar tan preocupada la industria europea ante este desembarco ya sí definitivo? El número de enseñas chinas que se venden es amplio. En el caso español: Aiways, DFSK (con su división más lujosa Seres), Maxus, JAC, MG y SWM, a las que se podrían añadir Polestar y Lynk & Co, ambas de Geely, que también tiene el 50% de Smart. Y ya se han anunciado Nio (muy exclusiva y enfocada al lujo),

Great Wall Motors (con tres marcas) y BYD. En 2022, sólo esta última vendió 1,87 millones de unidades, solo 56.000 fuera del país.

Por ahora, sus registros son minoritari­os, pero con progresion­es muy fuertes. En España, en dos años MG ya está vendiendo casi 7.000 coches. Y es la gran responsabl­e de que los chinos triplicase­n su volumen en la UE en 2022, hasta 152.400 coches, según Jato Dynamics.

PwC prevé que, en 2025, rondarán las 500.000 unidades, 800.000 si se añaden los vehículos fabricados en China por marcas occidental­es. Y el siguiente paso ya declarado, como hicieron antes japoneses o coreanos, será el de instalar sus propias factorías en Europa. En España, Chery y Great Wall Motors se han mostrado interesada­s en las plantas de Nissan en Barcelona; y BYD ha sido una de las muchas interesada­s en la de Ford en Saarlouis, desahuacia­da tras perder con Ford Valencia.

Además, Citic Securities calcula que en 2030 estarán exportando a nivel mundial 5,5 millones de coches, añadiendo otro liderazgo al de producción y ventas (23,6 millones de turismos en 2022, más que Europa y EEUU juntos).

De hecho, la pujanza de su mercado interior, con 1.400 millones de habitantes, es una de las razones que han retrasado su salida, hasta ahora focalizada en África, Sudamérica y Asia. Es decir, mercados menos rigurosos en cuanto a calidad, seguridad o emisiones. Por no hablar de la barrera de entrada que les suponía la tecnología de los motores de combustión, a pesar de las joint ventures que durante décadas han tenido con los fabricante­s occidental­es que producen en China.

Pero ya han resuelto casi todas esas carencias y, además, han hecho de la necesidad virtud. «A comienzos de este siglo, las autoridade­s vieron que no podían competir en motores tradiciona­les y decidieron apostar a la electrific­ación. Hoy nos llevan 10 años de ventaja en este campo» apunta Julián Alonso, presidente del Grupo Invicta, con el que vende las marcas DFSK Y SWM y está a punto de cerrar una tercera. Como ejemplo de ello, PwC señala que el 73% de todos los coches a pilas que se vendieron en el mundo lo fueron en China.

Se trata de un mejor control de la tecnología y de sus costes, un predominio que también se extiende a las baterías, desde el acceso a los componente­s al ensamblaje, pasando por procesos claves como el refino y la química de las pilas; o la producción de ánodos y cátodos.

Este hecho, y es uno de los grandes lamentos de los fabricante­s occidental­es, no ha sido tenido en cuenta por los políticos de la UE, empeñados en hacer de la región la primera del mundo en electrific­arse, prohibiend­o desde 2035 la venta de automóvile­s con motor de combustión, híbridos incluidos. Y subvencion­ando, vengan de donde vengan, los de cero emisiones. Pero sin dejar de apretar por el lado de los coches tradiciona­les con una norma Euro7 de emisiones a la que las marcas chinas preferirán renunciar.

En este punto, se desliza también una crítica a su estructura, pues la inmensa mayoría de ellas (BYD no es el caso) son propiedad del Estado (ayuntamien­tos incluidos) y esto abriría la puerta a la inyección de fondos públicos (más o menos opacos) que compensen pérdidas,

El control de

Pros y contras la tecnología

eléctrica y de las baterías les permite ofrecer precios más competitiv­os, aunque las marcas chinas también tienen que ganar en imagen y pulir fallos

mientras en la UE cualquier tipo de ayudaa se miran con lupa.

«Aquí se habla mucho del PERTE VEC y nadie lo cuestiona, al contrario, se aplaude» afirma José Antonio Galve, jefe de producto y RRPP de MG España y Portugal. «Los chinos no están haciendo nada que no hicieran antes japoneses o coreanos. Aprovechar los beneficios logrados en el mercado local para financiar su salida al exterior» apunta Julián Alonso. Solo que, según la propia prensa local, solo BYD estaría siendo rentable en el enorme enjambre de constructo­res locales.

«Más que una guerra entre China y Occidente, veo una pelea entre marcas nuevas y tradiciona­les. Y en España el 50% de quienes cambian de coche, también lo hace de marca» argumenta Galve, quien alude como parte de sus éxitos al hecho de que están adelantand­o el dinero del Moves a los clientes. Pero también defiende, como Alonso, que – aunque vengan modelos lujosos como el Seres 5 que rozará los 70.000 euros o los de Nio–, una de las fortalezas de los coches chinos es que son más fiables y baratos al tener menos electrónic­a. O el salto adelante en sus interiores «que han sorprendid­o a alguno de los grandes proveedore­s españoles» añade el directivo de Invicta, aunque suelen flojear, curiosamen­te, en el multimedia y la conectivid­ad.

El desarrollo de una red de concesiona­rios fuerte, que ayude a dar de conocer el producto y la marca y tranquilic­e al cliente con un buen servicio posventa, se antoja otro elemento clave.

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