SONRISAS Y LÁGRIMAS
Escribo este mes con el corazón partido, que diría Alejandro Sanz, entre las emociones de alegría y las de pena. La tristeza me sobrecoge por el fallecimiento de Jesús Barragán tras una fatídica caída cuando entrenaba motocross, su pasión, en el circuito madrileño de San Martín de la Vega. Un circuito que conocía bien, un piloto experimentado, una moto en perfecto estado, jornada dominical de sol… Pero la vida es caprichosa y el infortunio azaroso juntó los elementos de la casuística para hacer llevarse a JB42. Genio y figura, a nadie dejaba indiferente, personaje querido por sus miles de amigos, por su bondad y gran sentir de amistad, incluso por muchos de sus enemigos. Así era Jesús, persona de contrastes todo corazón y virulencia, con personalidad única, y gran generosidad. Es verdad que como dicen en mi pueblo, al fallecer, llega el día de las alabanzas en el que sólo se dicen cosas buenas del difunto. Pero con Jesús no tengo más que buenas palabras. En MOTO VERDE le debemos agradecer mucho, siempre colaborador, sin pedir nada a cambio, ayudando en las pruebas y comparativas de cross, montando él y ofreciéndonos propuestas de pilotos, circuitos, motos… Era epicentro del motocross madrileño, el imán que conectaba con todo y todos. Desde su tienda Motosur, en Leganés, también era así de bondadoso, feliz de vender lo que nadie vendía, y gran defensor de todo lo que llevase la bandera de España, «made in Spain» -pocos embajadores han tenido marcas como Gas Gas, cascos Shiro…-. Convicto de defender lo nuestro y de venderlo. Siempre me decía que tenía que anunciarse en MOTO VERDE porque había que cuidarla porque era un bien nacional de todos. Fan a muerte de su hermano Jonathan, al que llevaba en su piel, tatuado el número 7. Descansa en paz Jesús Barragán, abrazos a la familia.
Mi corazón también ha estado consternado por el