SIROPE DE FRESA
Con la llegada de la época veraniega es buen momento de darnos algún que otro capricho. Como por ejemplo, el disfrutar de un refrescante y sabroso helado, bañado con un delicioso sirope de fresa. Eso es lo que ha hecho Eloy Martínez con su nueva Honda CRF
Pocas presentaciones necesita ya el propietario de la montura de éstas páginas, Eloy Martínez, quien un año más nos vuelve a deleitar con una de sus geniales monturas. Reconocemos que algo de envidia sana sí nos provoca el de Guadalajara, no sólo por lo «guapas» que quedan siempre sus máquinas, sino principalmente por tener el privilegio de probar cada año las mejores piezas y las últimas soluciones de la industria auxiliar, que como también sabréis, posteriormente ofrece en su tienda Mastercross.
FONDO Y FORMA
Tras un año subido a una «Kawa» 450, la renovación de la CRF 450 la temporada pasada fue motivo más que suficiente para que Martínez volviera pasarse al rojo de Honda. «Nada más probarla por primera vez me di cuenta de que era exactamente la moto que necesitaba, sobre todo, por su increíble facilidad de
manejo», nos comentaba Eloy, quien no obstante no se ha cortado a la hora de buscar mejoras en su nueva adquisición. Una de las más novedosas llega de la mano de RG3, gracias a sus nuevas tijas patentadas con cuatro puntos de apoyo elástico para los soportes del manillar. Éstos van montados sobre «silentblocks», lo que garantiza un buen equilibrio entre rigidez y óptimo filtrado de las irregularidades del terreno, con lo que se reduce la fatiga de los antebrazos, y se previene el que se doble el manillar en caso de caída. RG3 España también se encarga de la preparación de las suspensiones de la CRF 450 Mastercross, en la que se mantiene la horquilla Kayaba PSF, pero optimizada con válvulas RG3, retenes SKF, casquillos pulidos y presión de aire a 38 psi. En el amortiguador también se han retocado los «settings» y además se ha recurrido a un muelle más duro -de 6,3 kg/mm-. A su vez, el sistema de frenos recibe el sustento vitaminado de un disco delantero Braking de «dos setenta» y unos latiguillos metálicos Goodridge.
En cuanto al apartado motriz, Eloy buscaba
«conseguir una mayor gama de potencia útil», para lo que ha recurrido al preparador navarro ER-4, donde han modificado tanto la culata como el árbol de levas de serie, combinándose con un precioso conjunto de escape Akrapovic y el pertinente reajuste del mapa de inyección. También se ha montado un embrague completo Hinson -con bomba hidráulica Magura- y un tapón de radiador 1,8 bares, con el fin de asegurar la óptima fiabilidad de la mecánica.
Pero todo esto que os hemos contado hasta ahora sólo supone la base de nuestra invitada, como la nata y la vainilla en un helado de cucurucho. Falta lo mejor, los múltiples «toppings» de colores que han añadido
en Mastercross para conseguir una moto única y exclusiva. Que si unos toques de fresa con las piezas «tunning» de Zeta; un baño en titanio para las estriberas Reikon; los adhesivos personalizados por Uni Racing; o el exclusivo acabado de las piezas en fibra de carbono, como el cubrecárter, el protector del piñón de salida o la tapa del depósito de gasolina. Múltiples chuches que no obstante son bajas en calorías ya que solo añaden un kilo de peso al conjunto.
BUEN PALADAR
No hay duda de que la CRF 450 Mastercross está para comérsela, y nosotros, sólo con verla, queríamos también nuestra porción. Disfrutamos su gusto singular en un entorno también único, el que supone el mítico trazado de Yunquera de Henares, en Guadalajara, divertido y variado como pocos. Los primeros metros sobre nuestra invitada nos sirven para reconocer un cómodo manillar Renthal Twinwall, sobre el que encontramos unos mandos bien colocados y con excelente tacto, sobre todo el de la maneta de embrague con bomba Magura -más blando y suave que en otras ocasiones-. Un par de giros más nos lleva adaptarnos al duro mullido del asiento, así como a las estriberas, de perfecto tamaño y dentado, pero algo elevadas en su colocación -un centímetro más altas que las de serie, según nuestras mediciones-.
Ya en plena faena, el comportamiento ciclo de la montura de Eloy nos sorprende gratamente por dos aspectos. En primer lugar, nos llama la atención la notable comodidad de las suspensiones, con una primera parte de recorrido que en nuestra opinión resulta más amplia, suave y agradable que en anteriores motos de Martínez. La absorción de baches y pequeños obstáculos resulta encomiable, incluso pese llevar un muelle bastante duro en el amortiguador, y más presión que de serie en la horquilla, lo cual sólo se revela como unos tarados realmente duros al aterrizar de los saltos -cuando el rebote del amortiguador también nos parece un poco excesivo-. El segundo punto mejorado en la Honda Mastercross es el de la estabilidad en recta, y seguro que debido a la gran rigidez de las tijas RG3, que ante los baches ocasionales del trazado de Yunquera colaboraron con nuestros brazos para mantener la rueda delantera siempre sin descontrolarse. Y ello, sin contrarrestar un ápice la agilidad natural de la CRF 450, que una vez más nos ha vuelto a enamorar por su facilidad de curveo. Los frenos, por su parte, también nos han convencido merced a esa seguridad extra que transmite el disco delantero «sobredimensionado».
Pero si la parte ciclo de la máquina de Eloy transmite un gusto suave y agradable, su propulsor hace gala de un puntazo de sabor fuerte que no nos deja en absoluto indiferentes. Basta un primer bocado para notar toda la intensidad de este motor, que responde en bajos con una pegada sensacional, tan progresiva y aprovechable como en la mecánica
estándar, pero claramente más fresca y enérgica desde el instante en que abrimos gas. El frescor de su respuesta es potente y hasta casi nos hace llorar los ojos cuando llega todo de golpe a la salida de alguna curva con poco agarre. Pero acto seguido queremos más y saboreamos con gula su fuerte picante, que nos permite salvar en tercera cualquier salto con nada más que un buen golpe de gas en la rampa. El empuje aumenta de manera soberbia en el medio régimen, pareciéndose su carácter al de la moto de serie, también por llegar algo pronto el corte de encendido. Nos ha quedado claro, pues, que tras la dulce apariencia dietética de la CRF 450 Mastercross, se esconde una jugosa y divertida bomba calórica. Y lo mejor es que todos podemos copiar la receta.