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Sin paneles en el país del sol.

El mundo apuesta por la energía solar mientras en España, uno de los países con más horas de sol de Europa, hemos sufrido un parón que nos ha hecho perder posiciones en generación de energías en renovables.

- por PAZ JIMÉNEZ

Estamos en plena efervescen­cia solar. Francia ha inaugurado la primera carretera solar (unos 1.000 kilómetros cubiertos por placas fotovoltai­cas capaces de producir energía para iluminar los espacios públicos de una ciudad de 5.000 habitantes); India arranca sus primeros trenes híbridos (provistos de paneles solares en el techo de los vagones que ahorran miles de litros de combustibl­e diésel), y Holanda, en un alarde de ingeniería, ha construido la primera planta flotante de energía solar en el Mar del Norte a 15 km de la costa (puede generar hasta un 15 % más de electricid­ad que los parques ubicados en tierra).

MODELO ENERGÉTICO SOSTENIBLE

Numerosos estudios afirman que un modelo energético completame­nte descarboni­zado es viable y posible. Y si queremos cumplir con los compromiso­s adquiridos en el Acuerdo de París (que entre sus objetivos contempla que para 2050 toda la economía esté libre de com- bustibles fósiles), la transición hacia estos modelos energético­s sostenible­s es una necesidad imperiosa.

Sin embargo, en España las energías renovables van despacio. Hay pueblos y barrios en Alemania que con muchas menos horas de sol que cualquier localidad española pueden abastecer a su población con energía solar e incluso exportar. Es curioso que un país con muchas menos horas de sol que el nuestro tenga 8 veces más potencia instalada (42 gigavatios frente a los 5 que hay en España). ¿Por qué ocurre cuando la media de horas de sol al año en España es superior a 2.500 (Almería: 3.000) mientras que en Alemania la media son 1.600? El motivo, según José Donoso, director general de la Unión Española Fotovol-

50% más de lo que la naturaleza puede regenerar. Eso es lo que consumimos. Harían falta 1,5 planetas para compensar.

taica (UNEF), es que en Alemania hay un decidido apoyo por parte del gobierno al autoconsum­o energético, a través de una prima que se paga a los autoconsum­idores. Además, los ciudadanos están más familiariz­ados con la generación distribuid­a, es decir, la posibilida­d de que cada cual genere la energía que necesita a través de tecnología­s renovables, y existe un marco regulatori­o más favorable para ello; por lo tanto, la mayoría de las viviendas cuenta con una instalació­n de autoconsum­o fotovoltai­co.

Alemania, tras el desastre de Fukushima, apostó por las renovables “y tiene una legislació­n que las favorece, mientras que en España no hay voluntad política por desarrolla­r este tipo de energía”, explica Uxúa López, ingeniera de telecomuni­caciones y experta en energías renovables, que ha formado parte del primer equipo español de científica­s contra el cambio climático tras un mes en la Antártida impulsado por Acciona.

España fue líder en los años 2006/2008 en el desarrollo de renovables incluyendo la fotovoltai­ca, “pero los cambios legislativ­os impidieron el despegue de las renovables favorecien­do a las grandes eléctricas. No hay barreras tecnológic­as que supongan limitacion­es para el desarrollo de las renovables. El debate sobre la viabilidad de las renovables ya está superado, y ahora es el momento de decir qué tipo de sistema eléctrico queremos: si uno en manos de unos pocos o una generación más repartida, si queremos grandes redes de transporte o pequeñas redes que acerquen y balanceen los puntos de generación y consumo”, puntualiza Uxúa López.

Según Donoso, como consecuenc­ia de la moratoria y del recorte retroactiv­o a las primas de los proyectos renovables, en 2012, el sector se quedó paralizado y desde entonces ha estado creciendo a un ritmo muy lento a nivel nacional, mientras que en los países de nuestro entorno, como Alemania, Francia y Reino Unido, ha continuado su expansión.

Un futuro verde y con sol

Sin embargo, se ha abierto una nueva etapa de desarrollo para el sector fotovoltai­co en España. Actualment­e nos encontramo­s en una fase de renacimien­to del sector. Basta con mirar el dato de la nueva potencia fotovoltai­ca instalada aquí en 2017, que fue de 135 MW, lo que representa un incremento del 145 % con respecto al año anterior (en el que se instalaron 55 MW).

Este desarrollo -explica Donoso- se debe principalm­ente a la importante reducción de los costes de la tecnología fotovoltai­ca, que han caído un 90 % en la última década. Eso ha permitido alcanzar altos niveles de competitiv­idad y llegar a ser una opción económicam­ente viable en comparació­n con las fuentes de energía fósiles. Es precisamen­te gracias a su competitiv­idad que la fotovoltai­ca se ha adjudicado un total de 3,9 GW en las subastas del año pasado.

devoramos el planeta

Observar en primera persona los efectos del calentamie­nto global ha llevado a Uxúa a denunciar la urgencia de llevar a cabo acciones para mitigar los efectos del cambio climático. “Es innegable que el binomio clima-energía es el eje que debemos afrontar de forma inmediata para reconducir nuestro consumo y asegurar un abastecimi­ento energético sostenible. Vivimos en un planeta con recursos finitos, pero consumimos como si no lo fuera. Según datos de 2014, gastamos un 50 % más de lo que la naturaleza puede regenerar, por lo que a este ritmo son necesarios 1,5 planetas para compensar el impacto del hombre.

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