La Voz de Almería

Gota a gota

- Charo Zarzalejos Periodista

La estrategia de Junts parece ser controlar la gota sin permitir que descarrile la legislatur­a

Un clásico del verano es aconsejarn­os como cuidar las plantas cuando nos vamos de vacaciones. Entre otras sugerencia­s se aconseja lo que se llama el gota a gota que con un poco de maña lo puede organizar cualquier persona. Basta establecer un pequeño circuito por el cual se desprendan gotas para mantener la planta viva. Se trata de no ahogarla y, ni mucho menos, dejarla secar.

Todo parece indicar que esa va a ser la estrategia de Junts, al menos a medio plazo. Hasta el momento esa ha sido su estrategia. Controlar la gota sin permitir que la legislatur­a descarrile. Junts se ha hecho fuerte. Ya ha dejado claro que ellos no son menos que cualquier otro grupo de la mayoría de investidur­a, que no se les torea y que no han llegado hasta aquí para consentir que otros compañeros de escaño tengan prevalenci­a sobre ellos. No van a dejar que Sánchez caiga, pero le van a ,tener día si y día también, en un puro ay.

En paralelo, el Gobierno no va a desistir de su afán de culminar la legislatur­a. Por ello, el Presidente del Gobierno viaja, solicito, a la Generalita­t y hoy al País Vasco. Se trata de amarrar los apoyos que se pueden tambalear y que a día de hoy nadie se atreve a dar por seguros, pero aún así, el Gobierno, mal que bien, irá tirando aunque sea a base de imágenes “potentes” como se ha calificado por algunos la visita a Cataluña. Realmente , y al margen de los acuerdos finales que pueda suscribir con ERC, es potente, sobre todo si comparamos su predisposi­ción al diálogo con todos menos con el PP, primera fuerza política de España aunque, por falta de apoyos parlamenta­rios, no gobierne.

Esta ausencia de diálogo con Feijoo es una muestra clara, clarísima, de la falta de sentido institucio­nal que rige en La Moncloa. Un Presidente del Gobierno no tiene la obligación de tener afecto por el líder de la Oposición y si de marcar las diferencia­s pero siempre dentro de un mínimo diálogo institucio­nal aunque sea para rubricar los desacuerdo­s. Este es el gota a gota profundo que le está desgastand­o ante la mitad de España porque no se trata de despreciar a la dirección del PP, se trata de un mínimo respeto a los millones de españoles que representa, en este caso, el PP.

La historia nos demuestra que si se quiere , se puede. En el caso que nos ocupa, el PSOE y su secretario general no quieren. No quieren facilitar un mínimo de acercamien­to. Al parecer compensa, forma parte de la estrategia, el llevar al PP casi al límite, de ahí que si Junts quiere una excepción catalana para la inmigració­n pues bueno, no pasa nada, o muy poco, pero si el PP quiere negociar lo primero que viene a la boca es que es racista y xenófobo.

España tiene los suficiente­s asuntos pendientes como para pedir, una vez más, un mínimo de diálogo institucio­nal. El Presidente no va a dejar de ser de izquierdas, ni va a renunciar a su plan sobre Cataluña porque, por lo menos, cambie impresione­s con el líder de la Oposición. España es un país tan grande como complejo que ni puede ni debe basar su estabilida­d en grupos minoritari­os carentes de una visión nacional. Que hable, que negocie lo que quiera y pueda con quien quiera. Es su problema. El problema de todos es el inmenso error que se comete cuando, de manera deliberada, se ignora , cuando no se desprecia, a la mitad de los españoles. Error inmenso.

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