De un pequeño ‘coworking’ a Dfactory
Esta compañía que hoy es una de las abanderadas de la impresión 3D comenzó su andadura en un coworking en Sant Cugat, en plena pandemia. Tras ser una de las primeras en instalarse en este clúster de la industria 4.0, en un espacio de apenas 30 metros cuadrados, dio el salto a su actual oficina, de unos 300 metros cuadrados, con capacidad para albergar máquinas de impresión y hasta un showroom.
Hoy cuenta con 24 empleados en España y tiene presencia también en Portugal e Israel, con previsiones de expansión hacia América Central y del Sur, ya que “allí la industria de la automoción es muy potente”, comenta Ronen. “El habernos instalado aquí nos ha permitido beneficiarnos de este ecosistema y establecer sinergias importantes con las mismas empresas de Dfactory Barcelona. Somos socios de Stratasys, centrada en la impresión de polímeros, o por ejemplo, el cuadriciclo emiles, que hemos impreso nosotros. Y con Picvisa, que se dedica a la gestión de residuos, también tenemos otro proyecto en marcha”, explica.
El proyecto Dfactory Barcelona no termina en este edificio ni en la treintena de empresas que aquí se ubican. “En esta primera nave estamos ya casi al límite de capacidad. Eso no quiere decir que no puedan instalarse más empresas, pero ya estamos programando la construcción de la segunda fase, en el solar que hay justamente delante de la puerta”, explica Pere Navarro, delegado especial del Estado en el Consorci de la Zona Franca de Barcelona.
“Aquí hay compañías que están creciendo mucho año tras año, necesitan más espacios y los quieren cerca, porque las sinergias que se crean, la capacidad de las economías de escala que se producen y la densidad de actividad hace que sea muy interesante estar aquí, tanto en este edificio como en la futura nave”, comenta Navarro. Con esta segunda fase serán casi 100.000 metros cuadrados los dedicados a la industria 4.0 en Dfactory Barcelona. Aún no hay una fecha para iniciar la construcción, pero “será lo más pronto posible”.