La Vanguardia

Catalunya decide hoy en las urnas si emprende un cambio de rumbo

La independen­cia y la amnistía desaparece­n del debate político en estas elecciones

- LA CRÓNICA

Catalunya decide hoy en las urnas su futuro en un contexto político muy diferente al de las elecciones del 2021. El avance de convocator­ia electoral del 13 de marzo como consecuenc­ia de la imposibili­dad de que el Govern de Pere Aragonès sacara adelante los presupuest­os para este año dio inicio a una campaña en la que la independen­cia ha dejado de ser un tema nuclear para todos los partidos, también para los independen­tistas, y en la que la ley de Amnistía, que se aprobará este mismo mes en el Congreso, no ha tenido ningún protagonis­mo. Ni los partidos que se oponen frontalmen­te y con palabras gruesas al olvido penal en Madrid han hecho de este asunto un casus belli.

Contrasta la situación que se vive en la Cámara Alta, con debates agrios en las comisiones de la amnistía, con las pocas referencia­s a ella a lo largo de la campaña.

Los partidos se juegan hoy su rol en la Catalunya posprocés. Según los sondeos, el socialista Salvador Illa podría ganar pero verse en la situación de no poder formar Govern, como en el 2021, mientras que los partidos independen­tistas pueden perder la mayoría absoluta, algo que sería inédito en la política catalana y que afianzaría el cambio de rumbo de la sociedad catalana, más preocupada por las “cosas del comer”.

En los últimos días se ha vivido una polarizaci­ón entre PSC y Junts. El expresiden­t y candidato de la formación posconverg­ente, Carles Puigdemont, ha hecho campaña desde el sur de Francia. Le ha faltado tiempo para hacer la carrera electoral que hubiera deseado, pero eso no ha sido óbice para llenar, día sí y día también, autocares que se dirigían hacia sus mítines en Argelers.

Más complicado lo tiene el president Pere Aragonès para reeditar los resultados del 2021 cuando casi empata con los socialista­s y quedó ligerament­e por encima de Junts. Para ERC es fundamenta­l superar a Junts, algo que ningún sondeo pronostica. Los republican­os no han sabido aprovechar la obra de gestión en la Generalita­t, pero aun así pueden tener la llave de la gobernabil­idad. Todo dependerá de la diferencia de votos que separe a Illa y Puigdemont, a quienes las encuestas sitúan como primero y segundo en el podio electoral.

En el histórico de los resultados de las elecciones catalanas, los socialista­s han podido gobernar cuando ERC ha decidido darles apoyo. Así ocurrió con Pasqual Maragall y con José Montilla. ¿Sucederá lo mismo en esta ocasión? Sin resultados en la mano, es difícil desentraña­r cómo serán los posibles pactos. Aragonès no ha querido mojarse sobre si descarta a Illa o a Puigdemont y ha preferido vincular los acuerdos posteriore­s a la aceptación de sus principale­s propuestas. Pero, llegado el caso, tendrá que tomar una decisión, en un sentido u otro. De no hacerlo, la situación de bloqueo será inevitable y la posibilida­d de repetición electoral, una realidad.

También en la parte baja de la tabla se produce una lucha por la superviven­cia. Los sondeos dan por seguro que Ciudadanos no entrará en el Parlament y apuntan una fuerte subida del PP, que podría ascender a cuarta plaza en la representa­ción parlamenta­ria. Para ello debe superar a Vox y no está claro que eso pueda ocurrir. La competició­n entre los partidos de la derecha por un mismo espacio político ha sido otra de las particular­idades de esta campaña.

No se puede obviar la muy probable irrupción en escena de Aliança Catalana. Si entra en el Parlament, Catalunya, siempre innovando, contaría con la presencia en su cámara legislativ­a de dos partidos de extrema derecha. Esta semana, PSC, ERC, Junts, Comuns y la CUP han firmado un acuerdo por el que se comprometí­an a no firmar alianzas ni con Vox ni con la formación que lidera la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols.

Puede decirse que esta sido una campaña tranquila, sin tensión y, quizás por ello, a muchos ciuda

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Carlos Carrizosa (Cs), Laia Estrada (CUP), Pere Aragonès (ERC), Salvador Illa (PSC), Ignacio Garriga (Vox), Jéssica Albiach (Comuns Sumar) y Alejandro Fernández (PP)

danos acostumbra­dos a los vaivenes de la política catalana les ha podido parecer extraña, incluso aburrida. La carrera arrancó un día antes de que Pedro Sánchez amagara con una carta de dimisión y durante cinco días la campaña permaneció en suspenso, más pendiente de lo que ocurría en Madrid que de lo que decían los candidatos en sus mítines.

Estas elecciones se juegan en Catalunya, pero también en Madrid, como un aperitivo de las europeas del 9 de junio. De ahí que Alberto Núñez Feijóo, Pedro Sánchez o Santiago Abascal hayan estado muy presentes a lo largo de estos últimos 15 días. El presidente del Gobierno ha vinculado su futuro –el del 9-J– a Illa y, aunque eso pueda dificultar el entendimie­nto con Junts o ERC en el Congreso, ha priorizado el impulso de una victoria en Catalunya pensando en las europeas. Por su parte, el PP necesita estabilida­d y crecimient­o en Catalunya si quiere llegar a la Moncloa. Las elecciones generales del 23 de julio del año pasado dejaron claro que los populares tienen difícil llegar al Gobierno central si siguen teniendo un papel tan secundario en el País Vasco o en Catalunya.

Catalunya ha vivido una campaña con muchas incógnitas y esta noche se despejarán algunas, no todas. Quedan aún por delante unas largas y difíciles negociacio­nes de alianzas postelecto­rales.

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XAVIER CERVERA

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