La Vanguardia

¿Mare Nostrum?

- Emilio del Río

Es fantástico, chicos, ya no necesitamo­s a los galos, podemos prescindir de ellos para hacer el ridículo”. Esta frase –¡qué actualidad tiene!– la pronuncia el capitán pirata Barbarroja en una de las aventuras de Astérix, agarrado al mástil de su barco hundido, en medio del mar. Los piratas de las historias creadas por Uderzo y Goscinny no son un anacronism­o, en el mundo romano ya los sufrían.

Más allá del cómic, la Roma clásica también tuvo sus piratas, que se habían convertido en un problema muy serio y llegaron a poner en riesgo su organizaci­ón económica y su estabilida­d política. En el siglo I a.c., mientras Italia se desangraba en una larga guerra civil, los piratas navegaban a sus anchas por el Mediterrán­eo (si concentram­os los esfuerzos en pelearnos entre nosotros, los de fuera lo aprovechan, no aprendemos), con bases, sobre todo, en lo que ahora es Turquía. ¡Hasta Julio César fue capturado por unos piratas!

Miles de años después los piratas han vuelto al Mediterrán­eo, al estrecho de Gibraltar, con narcolanch­as. Lo hacen con impunidad y con una extraordin­aria superiorid­ad de medios sobre la seguridad del Estado. El Estrecho es un corredor marítimo de vital importanci­a entre el mar Mediterrán­eo y el océano Atlántico, y se ha convertido en escenario de una sombría realidad que desafía las fronteras y la ley: el tráfico de narcóticos. Lanchas rápidas, cargadas hasta los topes de droga, surcan estas aguas con una impunidad que desafía al Estado de derecho.

La semana pasada las narcolanch­as embestían en La Línea de la Concepción a una patrullera de la Guardia Civil de Algeciras. A comienzos de febrero, en Barbate, asesinaban en el mar a dos agentes. Unas fuerzas de seguridad en inferiorid­ad de condicione­s, mal dotadas –siendo ministro Grande-marlaska– libran una batalla contra los piratas del narcotráfi­co.

El Senado romano encomendó a Pompeyo acabar con los piratas y con la amenaza económica y social que suponían. Al eliminarlo­s puso de manifiesto las conexiones que estos tenían en Roma y supuso severas condenas a los responsabl­es por la negligenci­a que había dado lugar al auge de la piratería. Entonces sí que los romanos pudieron ya decir Mare Nostrum. Miles de años después nosotros no podemos decir lo mismo. ●

Los piratas han vuelto al Mediterrán­eo, al estrecho de Gibraltar, con narcolanch­as

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