La Vanguardia

Ira de Fürstenber­g, una vida de película

La princesa, última supervivie­nte de la ‘jet set’ marbellí, fallece a los 83 años

- E ena Ca te Barcelona

La princesa italiana, actriz, diseñadora de joyas y uno de los rostros de la jet set internacio­nal en los sesenta y setenta, Ira von Fürstenber­g, falleció en Roma, el lunes, a los 83 años. Su vida fue digna de un guion de película. Hija del príncipe alem·n Tassilo Fürstenber­g y de Clara Agnelli, nieta del fundador de la Fiat, se casó con solo 15 años con el príncipe español Alfonso de Hohenlohe-langenburg, fundador del Marbella Club y 15 años mayor que ella. La boda, con 300 invitados y tres días de celebracio­nes, tuvo Venecia como escenario en 1955. Acaparó las portadas de las revistas y propulsó a lo m·s alto del universo social a sus protagonis­tas, Ira y Alfonso.

La pareja se afincó en México, donde él se hizo cargo de la planta Volkswagen, y allí nacieron sus hijos Christoph (llamado Kiko) y Hubertus. También frecuentab­an Marbella, donde el príncipe fue uno de los impulsores de hacer de la ciudad andaluza un destino imprescind­ible de la alta sociedad. El matrimonio se convirtió en símbolo de la época dorada marbellí. Ira de Fürstenber­g encajaba a la perfección en ese mundo en el que todo era fiesta y disfrute.

El matrimonio concluyó cinco años m·s tarde. Ira no era feliz. “Toda la energía que mi primer marido puso en ir a encontrar inversores en Europa la puse yo en todas las fiestas del mundo”, escribía en una de sus biografías. Decidió huir, dejó a los dos niños y se casó con el empresario y playboy brasileño Baby Pignatari en 1961. Se divorciarí­an tres años después. Ella siempre le consideró el amor de su vida. Hohenlohe se quedó con la custodia de los hijos y batalló para que Ira no tuviera acceso a ellos.

Antes de cumplir 25 años, la princesa ya había protagoniz­ado dos bodas, dos divorcios y un esc·ndalo internacio­nal en la prensa rosa. Juró no volver a casarse y lo cumplió. En los ochenta, cuando Rainiero de Mónaco enviudó, se le atribuyó un romance con él. “La gente pensaba que teníamos una relación, pero lo único que hubo fue una gran amistad”, explicó hace unos años a Vanity Fair.

Cuando tenía 25 años, probó suerte en el mundo del cine. Participó en una docena de películas con directores como Zeffirelli, y hasta pasó por el cine español del destape, donde fue protagonis­ta junto a Alfredo Landa, de No desearás al vecino del quinto. “Estaba sola y sin mis hijos. Me había divorciado dos veces y, de repente, Dino De Laurentiis me propuso que hiciera cine. Fueron los años m·s felices de mi vida. La mejor gente con la que he tratado”, declaró ella en una entrevista hace años. Luego se dedicó a la moda, a las antigüedad­es y al diseño de joyas. En 1992 fundó su propia casa de moda con una línea de ropa, accesorios y muebles para el hogar.

En su vida adulta, recuperó la relación con sus hijos. En una entrevista declaró que con ellos siempre tuvo “m·s una amistad que el cl·sico vínculo maternofil­ial”. Cree que Hubertus, el pequeño, nunca le perdonó que los dejara para irse con Pignatari. Con Kiko mantuvo una relación “muy agradable” hasta que murió, en el 2006, en una c·rcel de Tailandia en circunstan­cias sin aclarar. ●

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Daniele Venturelli / Getty Figur gl muros Arriba, en su boda con Alfonso de Hohenlohe en 1955; ella tenía 15 años, y él, 31. A la derecha, el pasado mes de octubre durante el Festival de Cine de Roma
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Keystone-france / Getty

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