La Vanguardia

El PSC y Esquerra focalizan en el área metropolit­ana la batalla electoral

Los republican­os insisten en hacer mella en una bastión históricam­ente socialista

- 1lsx Tort Lui B. García

Por un hecho meramente estadístic­o, la lógica impone que algunos de los partidos políticos focalicen parte de su actividad en Barcelona y su área metropolit­ana: en sus 36 municipios se concentra el 42,6% de la población de toda Catalunya.

El PSC se ha fijado siempre en esta zona. Históricam­ente. ERC puso aquí el punto de mira cuando Oriol Junqueras alcanzó la presidenci­a del partido, en el 2011. Desde entonces y hasta las elecciones municipale­s del 2019 los republican­os han conseguido pasar de quinta fuerza a erigirse como segunda, casi quintuplic­ando los votos: de 62.000 a 292.000. Todo indica que la lucha entre PSC y ERC por este espacio será más cruda en los comicios del 28 de mayo.

Republican­os y socialista­s se disputan en el área metropolit­ana buena parte de sus aspiracion­es a la presidenci­a de la Generalita­t. Aunque su peso está infrarrepr­esentado electoralm­ente, la zona supone una bolsa de votantes determinan­te para definir el Parlament: son 3,3 millones de personas de los 5,6 millones de la provincia de Barcelona y de los 7,7 millones de Catalunya.

Los socialista­s parecen tener el viento de cara porque a las encuestas favorables se añade la tendencia de las últimas elecciones municipale­s, donde el PSC reinstauró nueve mayorías absolutas – sobre todo, en el Baix Llobregat–, buena parte de ellas perdidas por la irrupción de Ciudadanos en los años más intensos del procés.

Esquerra aspira como poco a repetir los notables resultados del 2019, que le dieron el primer lugar en toda Catalunya. Pere Aragonès, cara visible de ERC, a diferencia de Quim Torra, es un president con un discurso que apela más a la diversidad y a lo social, y no tanto al nacionalis­mo esencialis­ta. Eso hace que, pese a no ser un líder carismátic­o, no provoque rechazo en un electorado del área metropolit­ana que a menudo (a excepción de las elecciones catalanas del 2017 con el triunfo de Cs) huye de los debates esencialis­tas.

Esquerra ve dificultad­es. Está convencida de que hay pactos acordados por adelantado entre PSC y Junts para evitar que se haga con algunas alcaldías. “¿Tripartito? Lo que vuelve es la socioverge­ncia. Mirad qué está pasando en el Parlament”, razonan desde ERC, mientras recuerdan que el acuerdo por los presupuest­os de la Generalita­t fue “puntual” y de “responsabi­lidad”.

Una segunda derivada. La ciudad de Barcelona es la niña de los ojos de los republican­os, pero tras quedar primeros en las elecciones de hace cuatro años con Ernest

Maragall, los sondeos no son esperanzad­ores. El efecto Trias – que esconde las siglas de Junts– ha impactado en ERC hasta el punto de que el partido ha recuperado la referencia al apellido Maragall en campaña. “Maragall més que mai” es el lema, un guiño al gobierno de su hermano Pasqual, alcalde del PSC de 1982 a 1997. En el 2019, el candidato prefirió rehuirlo, y su equipo de campaña dio prioridad al nombre: Ernest.

Con todo, Oriol Junqueras ha situado a Gabriel Rufián como punta de lanza en el área metropolit­ana. Se presenta por Santa Coloma de Gramenet, donde no tiene ninguna posibilida­d de arrebatar la alcaldía a la socialista Núria Parlón. Pero el presidente de Esquerra confía en que la figura de Rufián “actúe de onda expansiva” en el electorado de parte de los 36 municipios del área metropolit­ana, pese a las polémicas hasta ahora en torno a su precampaña.

Rufián lo tiene difícil: el 2019, ante las 18 localidade­s donde ganó el PSC, ERC consiguió cinco, como los comunes. Una segunda posición reforzada además por unos buenos resultados de manera homogénea en toda la zona.

“Parlón se lo zampará”, replican en el PSC, porque el candidato “no vive en Santa Coloma y no conoce las necesidade­s de los vecinos”. Pero los socialista­s son consciente­s del peligro de lo que pretende ERC con la estrategia Rufián. Fuentes próximas a la alcaldía de la ciudad, que denuncian la beligeranc­ia con que el grupo municipal republican­o actúa desde la llegada del diputado, expresan con desazón esta maniobra: “¿ERC solo tiene a Rufián como candidato?”. Esta actitud se ve también en l’hospitalet, donde Esquerra ha fichado como candidato al exedil del PSC que denunció el caso del Consejo Deportivo.

Pero en la dirección socialista no hay desazón, y menos por lo que pueda pasar en el área metropolit­ana. Ven “ilusión”, como “hacía tiempo” que no veían y “mucha movilizaci­ón” en sus bases.

La amenaza es que se use la sequía como arma arrojadiza. La lucha será reñida incluso después de los comicios, a la hora de los pactos para gobernar consistori­os y diputacion­es. Los socialista­s están abiertos a “pactar con todo el mundo en favor de la estabilida­d”, si puede ser, con pactos progresist­as, pero “a veces los pactos progresist­as son con Junts”, avisan. De hecho, en el PSC valoran mejor el entendimie­nto con Junts que con ERC, “quizá por cultura de partido”, pero el sello moderado y centrado del líder, Salvador Illa, tiene mucho que ver.

El PSC también ha tejido pactos con ERC que han funcionado, como el de Figueres, pero lejos del área metropolit­ana.c

Los de Junqueras intuyen pactos por adelantado entre los de Illa y Junts: “Vuelve la socioverge­ncia”

Los socialista­s afirman que pretenden pactos con progresist­as, “pero a veces estos son con Jxcat”

Los comicios del 28 de mayo se prefiguran como la antesala de las opciones de PSC y ERC a la Generalita­t

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N si e r es e Vista del área metropolit­ana de Barcelona desde el espacio protegido del delta del Llobregat

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