La Vanguardia

Vecinos del Raval le ganan un pulso a un fondo de inversión

Gracias a la mediación del Ayuntamien­to y a la presión de entidades del barrio la mayoría de inquilinos continuará en la finca otros siete años

- LUIS BENVENUTY

A veces solo puedes resistir, aunque lleves las de perder, agarrarte con uñas y dientes y sobreponer­te a la angustia, a las intimidaci­ones y a los cantos de sirena envenenado­s.

Y así al final los vecinos del número 6 de la calle Sant Bartomeu del barrio del Raval le ganaron un pulso a un fondo de inversión extranjero que planeaba que todos se marcharan, despiezar estas viviendas para convertirl­as en apartament­os muy cucos y montar una piscina en la azotea. Gracias a la mediación del Ayuntamien­to y la presión de entidades del barrio la mayoría de inquilinos podrán quedarse al menos siete años a un precio asequible. “Yo era la única a la que no podían echar –cuenta Flora Puig, de 80 años–, porque mi contrato es indefinido, pero a los demás...”. Estamos haciendo esquina con la Rambla del Raval.

“A mí me ofrecieron 2.000 euros por marcharme”, tercia María José Barbé, otra vecina que también lleva aquí toda la vida. “Y cómo se metieron ocupas en algunos pisos que quedaron vacíos enviaron a una gente para intimidarl­os, para intimidarn­os a todos...”, añade otro inquilino. “A los ocupas les ofrecían más porque sabían que a nuestros contratos les quedaba poco”. “Esto era de un señor con muchos pisos. Nunca hizo nada. No cambió ni una baldosa. Dejó que todo se echara a perder”. “Y hace cuatro años comcon praron el edificio para alquilar nuestras casas a gente más pudiente”. “Pasa continuame­nte en el barrio. Aquí al lado, en la calle Riereta, en la calle Sant Martí...”. “Y nos pusieron un andamio, pero durante tres años los únicos que se subieron fueron los ladrones que trataban de meterse en nuestras casas”. “El miedo no nos dejaba dormir”.

“Pero es que no nos queríamos ir –retoma Flora, de repente emocionada–. No se trata solo de cambiar de calle... sino de nuestra vida. Aquí, los años, nos convertimo­s en una familia. Aquí nunca estás sola, siempre tienes alguien que se preocupa por tí, que está dispuesto a ayudarte, y eso era lo que no queríamos perder. Por eso aguantamos”.

Las cuitas del 6 de Sant Bartomeu saltaron a los titulares hace un año. Entonces los Mossos d’esquadra cargaron contra los vecinos que en vano trataron de frenar el desahucio de una mujer y sus dos hijos. El gobierno de la alcaldesa Ada Colau acusó al de Torra de proteger los intereses de los inversores en detrimento de los vecinales. Y el incidente también aceleró las negociacio­nes que el Ayuntamien­to y el Sindicat d’habitatge del Raval habían iniciado con la propiedad.

En esos momentos el gobierno de la alcaldesa Colau estaba abriendo una nueva vía para combatir la gentrifica­ción. Hasta entonces, sobre todo en el mandato anterior, había optado por comprar edificios

El gobierno de Colau abre otra vía para luchar contra la gentrifica­ción más práctica que comprar fincas enteras

objetivo de los fondos, caso del 116 de Hospital o del 7, 9 y 11 de Lancaster. Pero convertirs­e en propietari­o se reveló a la postre como otro problema. Hoy día el estado de las citadas fincas es deplorable, los inquilinos aún aguardan la rehabilita­ción de sus hogares, denuncian que los roedores corren por sus escaleras, que las aguas fecales inundan sus rellanos, que las chinches entran en sus dormitorio­s... Y es que, a pesar de que las soluciones que propicia esta nueva estrategia no son definitiva­s, presionar a los nuevos propietari­os de la mano de las entidades del barrio es más sencillo y económico. Ayer la concejal de Vivienda, Lucía Martín, se mostraba muy satisfecha de los resultados de la nueva vía, y contaba que este es ya el tercer proceso negociador de estas caracterís­ticas que llega a buen puerto, que continuará­n trabajando en esta línea.

El acuerdo hecho público ayer prevé que seis familias disfrutará­n de un contrato de siete años a unos 500 euros. Además, la propiedad realojará a sus inquilinos durante las obras de rehabilita­ción y cederá dos viviendas para que el Ayuntamien­to las alquile a personas vulnerable­s. A cambio los ocupas de dos de pisos se marcharán y cuatro viviendas se alquilarán a precio de mercado.

 ?? KIM MANRESA ?? Flora Puig, ayer, en las puertas del 6 de Sant Bartomeu, su hogar durante más de 40 años
KIM MANRESA Flora Puig, ayer, en las puertas del 6 de Sant Bartomeu, su hogar durante más de 40 años
 ?? KIM MANRESA ?? Los ediles de Ciutat Vella y Vivienda, Jordi Rabassa y Lucía Martín
KIM MANRESA Los ediles de Ciutat Vella y Vivienda, Jordi Rabassa y Lucía Martín

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