Iker y Sara ultiman su nueva vida en Madrid
El exfutbolista ha comprado una casa por 3 millones de euros
Han pasado diez años desde que se produjo uno de los momentos más históricos en la televisión de nuestro país. Aunque lo más sensato sería asegurar que se cumple un decenio de la todavía recordada victoria de España en el Mundial de fútbol de Sudáfrica, en la materia que nos ocupa es ineludible recordar ese mediático beso que el entonces portero de la selección, Iker Casillas, dio en directo tras una entrevista a su reciente pareja, la periodista Sara Carbonero, que estaba cubriendo la información de la selección para Telecinco. Como el guardameta reconoció años más tarde, aquel gesto no sentó muy bien a la comunicadora, que recibió críticas por la falta de profesionalidad, aunque ella no se esperaba esa reacción de su novio. Una pequeña tormenta de verano comparado con los nubarrones que, sin saberlo, les acechaban en un futuro.
Y es que con el tiempo Iker y Sara se han convertido en una de las parejas más mediáticas de España, conformando una familia que siempre ha estado en el punto de mira de los medios con sus hijos, Martín y Lucas, como reclamo para inmortalizar sus planes familiares. Con el fichaje de Casillas por el Oporto , ciudad que les ha acogido durante cinco intensos años, su presencia mediática disminuyó, pero el año 2019 no tenía muy buenos presagios para la pareja. Primero fue el infarto agudo de miocardio que sufrió el portero y, dos semanas después, a Sara le diagnosticaron un cáncer de ovario, situaciones muy delicadas que han tenido que sobrellevar alejados de sus familias.
Pero esa etapa parece quedar ya cada vez más lejana. El deportista está perfectamente recuperado de aquel gran susto y las noticias sobre la evolución del estado de salud de la periodista, que luce nuevo look con el pelo corto, son muy positivos según el entorno de la pareja (ha estado recibiendo sesiones de quimioterapia hasta finales del pasado mes de noviembre). En esta tesitura ambos confirmaron su regreso a Madrid donde, a priori, Casillas tenía como proyecto presentar su candidatura a presidir la Federación Española de Fútbol, un objetivo sucinto ya que finalmente se retiró y ahora está a la espera de que Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, confirme su fichaje por el club como asesor.
El panorama para este 2020 parecía mucho más acogedor pero unas palabras del guardameta asegurando que no había estado con Sara lo que debería abrió la caja de Pandora sobre una supuesta crisis en su relación. Casillas no estuvo en el funeral del abuelo paterno de Carbonero porque tenía el último partido con el Oporto, algo que intensificó un rumor que, según la revista ¡Hola!, que ha hablado con el círculo cercano de la pareja, no solo no es cierto, sino que ha molestado a Sara e Iker, a pesar de que no van a hacer ningún desmentido.
Ambos están ahora descansando en el pueblo del guardameta, Navalacruz (Ávila), quien, según publicaba ayer Diez Minutos, ha comprado a su nombre una vivienda de 300 meros cuadrados en la calle Pintor Rosales, en el centro de Madrid y con vistas al Templo de Debod donde tendrían como vecinos a Eugenia Silva y Alfonso de Borbón. La pareja también tiene una casa en la exclusiva urbanización de La Finca, que compraron a Lydia Bosch y Alberto Martín tras su divorcio, otra opción, y con más privacidad, que tener en cuenta. Sara, que tiene muchas ganas de volver a Mediaset aunque no parece que sea a corto plazo, sigue con su negocio de ropa y complementos, Slow Love, que montó con su íntima amiga la también periodista Isabel Jiménez. Tras el descanso y el relax del pueblo y rodeados de los suyos, la pareja decidirá cómo quiere que sea esa nueva vida ya de vuelta a España.