Padres silenciados
Hemos acabado el curso escolar y los temidos boletinesdenotashanllegadoalospadres.sinembargo,esta vez, lo de menos son las notas. Hay padres que están preocupados por si en septiembre sus hijos volverán al colegio con o sin mascarilla o cómo harán turnos para ir al recreo. Otros que, echando la vista atrás, estarán valorando si el colegio de sus hijos ha estado a la altura y ha conseguido, a pesar de la pandemia, motivar a sus hijos a seguir aprendiendo.
Sin embargo, nadie piensa en lo que puede preocupar a otros padres, a aquellos con hijos en la escuela especial pública. Esa escuela que, salvo escasas excepciones, ha cerrado sin ofrecer ni siquiera una llamada semanal de apoyo. Unos padres que sufrían en silencio un confinamiento más difícil seguro que el de los padres de la escuela ordinaria. Creo que, aunque no sustituye a la escuela presencial, se podrían haber ofrecido más recursos con ideas sobre rutinas o terapias para aplicar desde casa. Pero sobre todo ha faltado nombrarlos y recordarlos para algo más que la nueva ley que dice que desaparecerán estas escuelas. Ha hecho falta algo más que pedir una foto para, eso sí, aparecer en las redes con un vídeo como festival de fin de curso. Pero estos padres no dicen nada, porque no pueden permitirse el lujo de preocuparse.
Carlos Benito
Gavà