La Vanguardia

Los sindicatos alertan del riesgo de contagio en los empleados precarios

- EDUARDO MAGALLÓN

El rebrote de la Covid-19 en un matadero de Alemania con 1.300 casos y en una explotació­n agroalimen­taria de Huesca han disparado las alarmas sobre si las condicione­s laborales influyen en la transmisió­n del virus. “Aquí asociamos más el riesgo de contagio no tanto a la condicione­s laborales sino a las condicione­s de vida que tienen esos trabajador­es”, reflexiona Alicia Buil, secretaria del sector alimentari­o de UGT Catalunya.

Buil cree que todo lo que lleva asociado la precarieda­d laboral sí que puede resultar un elemento de mayor peligro de cara a posibles contagios. En sectores como el de los mataderos y el de las explotacio­nes agrarias coinciden en que son sectores con sueldos muy bajos, con plantillas formadas en un porcentaje muy importante por trabajador­es inmigrante­s que en la mayoría de ocasiones comparten vivienda y medio de transporte. Esas caracterís­ticas del perfil del empleados hacen muy difícil que se puedan cumplir con las medidas de distanciam­iento social fuera de las empresas.

Y dentro de esas compañías de mataderos por ejemplo, los sindicatos llevan meses reclamando cambios en la organizaci­ón. En algunos casos como en un matadero de Lleida, los sindicatos denunciaro­n ante la inspección de trabajo que no cumplían con la normativa de distanciam­iento social de seguridad en los comedores.

Vicente Canet, responsabl­e de áreas agroalimen­taria de CC.OO., señala que “desde que comenzó el confinamie­nto estamos luchando para que en las cárnicas se respete la distancia social en las líneas de producción”. Al final, añade Canet, junto con la Inspección de Trabajo se ha visto que era imposible en determinad­as actividade­s como un matadero donde los empleados están muy juntos separarlos y se ha optado por otras medidas como pantallas de separación o equipos de protección individual. “Ya hemos tenido algún susto en cárnicas de Huesca y Lleida que se han controlado”, avisa.

Canet insiste en la idea de que las condicione­s de vida de muchos de esos trabajador­es (vivienda y transporte comunitari­o) no favorecen la distancia social.

En el caso del foco detectado en Huesca forma parte de una explo

Muchos empleados de cárnicas no pueden cumplir con el distanciam­iento social fuera del trabajo

tación hortofrutí­cola. Óscar Moret, responsabl­e de la Coordinado­ra de Organizaci­ones de Agricultor­es y Ganaderos (COAG) de Aragón explicó ayer que los casos que se han detectado han coincidido con el inicio de la desescalad­a en el país. “Nuestro sector es el que más tiempo lleva trabajando y conviviend­o con el virus y este ha surgido ahora con el levantamie­nto de las medidas sociales”, añade Moret.

No obstante, el portavoz de la patronal agraria sí que reconoce que en el caso de determinad­a actividad de temporada es habitual que muchos de los trabajador­es compartan alojamient­o. En ese caso es más difícil cumplir con las medidas de distanciam­iento social.

No obstante, en el caso de Huesca que ha generado un rebrote, Moret explica que también podría provenir de trabajador­es de la zona y no de temporeros.

El brote de Huesca correspond­e al de una empresas hortofrutí­cula de Zaidín en la que, por el momento, se han confirmado ocho casos positivos, informa Efe. El alcalde y presidente de la comarca del Bajo Cinca, Marco Ibarz, apuntó que en Zaidín hay en la actualidad cerca de 1.200 personas que trabajan en el sector hortofrutí­cola y que, en el caso de la comarca, esta cifra se situaría en torno a las 8.000 y 10.000 personas.

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