“Aceptamos la ausencia de abrazos, pero no es así como queremos vivir”
¿Y qué desafíos ve?
Uno de los desafíos es mantener la continuidad entre quienes éramos antes de la Covid-19 y quiénes somos en confinamiento. ¿Cómo mantenemos las actividades que nos gustan (música, yoga, religión, amigos, cenas, trabajo)? y, ¿qué nos caracteriza más (ser profesionales, extrovertidos, deportistas o líderes) a pesar de estar encerrados en casa? El otro desafío es mantener nuestra autonomía, en un contexto de limitaciones (no podemos irnos cuando queramos ni adonde nos gustaría). O tenemos que negociar el espacio en el que vivimos. Y, por supuesto, el desafío de la comunicación. Los amigos íntimos, nuestros colegas de trabajo o de escuela y hasta los vecinos con los que coincidimos en el aplauso de la tarde. Y nos damos cuenta de las relaciones que no han superado dos meses. Todo eso nos hace ver quiénes somos como pareja, padres, hijos, vecinos, amigos. Son momentos para compartir, dar sentido a lo que nos sucede, decirles a los demás lo que nos preocupa y validar nuestras opiniones.
Este aprendizaje, ¿dará lugar a nuevas formas de vivir o se esfumará con el desconfinamiento?
Creo que hay cosas que se van quedar, como la familiaridad con las tecnologías –en el trabajo, en la escuela, en nuestra vida social– o los hábitos de higiene. Pero al mismo tiempo vamos todos a querer volver a comportamientos de proximidad. La ausencia de abrazos es antinatural. Lo aceptamos en este contexto, pero sabemos que no es así como queremos vivir.
Ahora podemos empezar a salir. ¿El miedo al contagio generará desconfianza?
Me da miedo que ocurra. La confianza es la base de nuestra relación social. La confianza es saber que podemos contar con otras personas si es necesario, pero al mismo tiempo, nos pone en manos del otro, aceptando que él conoce nuestras vulnerabilidades. Por eso es tan importante enfatizar lo que tenemos en común, lo que esta situación está trayendo al mismo nivel para personas muy diferentes, para darse cuenta de que estamos todos juntos. Esta amenaza puede ayudarnos a crear una identidad compartida para darnos cuenta de que solo juntos podemos salir de esto, y que, en lugar de tener miedo del otro, debemos cooperar, ayudar y confiar.