La Vanguardia

Sánchez intenta seducir a ERC y Cs para votar la alarma

El Ejecutivo cederá mando a las autonomías en fases avanzadas

- Enric Juliana Madrid

Las bisagras van bien hasta el día que se estropean por falta de engrase. Hace quince días, el Gobierno obtuvo un notable triunfo táctico al conseguir la aprobación de la cuarta prórroga del estado de alarma con el voto favorable del Partido Nacionalis­ta Vasco y de Ciudadanos, partidos anteayer antagónico­s. (Ciudadanos pedía la abolición del cupo vasco y el PNV veía en Albert Rivera un jacobino con pocas luces).

El miércoles 6 de mayo, Esquerra Republican­a quedó descolocad­a y Gabriel Rufián lo lamentó. En la dirección ginebrina de ERC había ganas de votar en contra del Gobierno, y Pedro Sánchez no apuró la negociació­n con ellos, puesto que buscaba prioritari­amente el apoyo de Ciudadanos para descolocar al cayetanism­o del Partido Popular.

[Cayetanism­o: nueva expresión de moda en Madrid que se refiere al ala dura del Partido Popular, en clara alusión a la portavoz parlamenta­ria Cayetana Álvarez de Toledo, aunque el término también alcanza al torero

Cayetano Rivera, que hace unos días llamaba a los españoles a la “revolución” contra el Gobierno].

Quince días después, el balancín parece que se mueve. El Gobierno plantea ahora una última prórroga de treinta días y parece estar priorizand­o la negociació­n con Esquerra Republican­a, sin perder de vista a Ciudadanos. Unidas Podemos también se ha movido. Reunión el pasado viernes entre Pablo Iglesias y varios dirigentes de ERC. El movimiento del balancín ha motivado que Junts per Catalunya baje un poco del monte. Los de Carles Puigdemont y Joaquim Torra ofrecieron ayer negociar su abstenespa­ña, ción si el Gobierno delega la autoridad única del estado de alarma en el presidente de la Generalita­t. Jxcat no quiere aparecer ahora como una formación intransige­nte y a la vez desea complicarl­e la negociació­n a ERC. Si mañana se produjese un holocausto nuclear –crucemos los dedos–, una de las pocas formas de vida supervivie­ntes sería la pugna entre convergent­es y republican­os por el control de la Generalita­t de Catalunya.

Aparenteme­nte, la coyuntura es ahora más favorable para el Gobierno que hace quince días, pero no demos nada por seguro. Si la bisagra se atasca, puede que no acabe girando ni hacía un lado, ni hacía otro.

En su embrionari­o intento de transforma­rse en partido liberalbai­larín, Ciudadanos ha de cuidar las formas y los ritmos. No puede aparecer ahora como un grupo de solo diez diputados rendido a todos los requerimie­ntos tácticos del PSOE, después de tratar a los a los socialista­s de “banda” hasta hace apenas unos meses. Simula y disimula, aconsejaba el cardenal Mazarino en su Breviario de

los políticos (siglo XVII).

Hay presión de la derecha contra el giro centrista de Inés Arrimadas y el ambiente en la ciudad estado de Madrid es el que es: un sector nada despreciab­le del electorado conservado­r se está dejando seducir por la retóricas insurrecci­onales de Vox, que la dirección del Partido Popular no secunda pero tampoco ataja. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, alienta explícitam­ente la idea de un desafío madrileño al Gobierno de que el núcleo duro de la derecha sueña con expandir al resto del país. Política de focos. Nostalgias de 1808. Se intenta dar una pátina insurrecci­onal al disgusto de mucha gente por la prolongada duración del confinamie­nto. Imprecacio­nes y gestos que apelan siempre a la misma idea: la “ilegitimid­ad” del Gobierno, proclamada por Vox y el PP en la sesión de investidur­a del pasado mes de enero. Las cacerolada­s vienen de allí. Estampas que remiten al Chile de 1973 y que intentan ser el reverso social del 15 de marzo del 2011. La España de las plazas y los balcones. Con este ambiente, Ciudadanos ha de ir con cuidado. Intentan convencerl­es de que su nueva posición no rinde en las encuestas, y Marcos de Quinto, diputado contrario a la línea Arrimadas, es paseado a hombros por algunas redaccione­s. Los naranjas dicen que no apoyarán una prórroga de un mes, pero no añaden nada más. Fuentes de Moncloa decían ayer: “Nuestras relaciones con Ciudadanos son muy buenas. Aún es pronto”. Se negocia.

ERC intercambi­aba papeles con el Gobierno y los puigdemont­istas estaban atentos, puesto que no es bueno quedarse en lo alto del monte el día que Angela Merkel y Emmanuel Macron anuncian un acuerdo para impulsar un programa de reconstruc­ción europeo de 500.000 millones, mediante subsidios no reembolsab­les. Son convergent­es: más de treinta años de experienci­a en el ejercicio del poder. El unilateral­ismo catalán sabe que ha de ir bajando a tierra, pero tiene el tren de aterrizaje algo averiado.

Se negocia. Las encuestas que maneja el Gobierno dicen que la mayoría apoya el estado de alarma. Ayer había tranquilid­ad en la Moncloa. Levantemos la mirada. Se está luchando por la temporada otoño-invierno. Se está dilucidand­o qué coalición gestionará el plan europeo. Nadie querrá estar lejos de ese programa, ni siquiera el partido de Waterloo. Iñigo Urkullu y Alberto Núñez Feijóo convocan elecciones en el País Vasco y Galicia para el 12 de julio. Todo el mundo a sus puestos.

PAÍS VASCO Y GALICIA

Urkullu y Núñez Feijóo convocan elecciones para julio: campaña electoral

EL FRENTE CATALÁN

ERC intercambi­a papeles con la Moncloa, y Jxcat se ofrece a negociar

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EMILIO NARANJO / EFE La vicepresid­enta primera, Carmen Calvo (dcha.), conversand­o ayer con la portavoz de Jxcat, Laura Borràs
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TONI BATLLORI
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