España paga 2,5 veces más que en enero por emitir deuda a diez años
Las curvas ya están aquí. A pesar del brazo poderoso del Banco Central Europeo (BCE), que ha puesto en marcha el programa de compra de deuda soberana y corporativa más ambicioso de la historia para combatir la emergencia económica por la crisis del coronavirus, los mercados cada vez exigen más a España a cambio de su dinero. El 2020 apunta a convertirse en un año más largo de los poco más de ocho meses que quedan para completarlo.
El Tesoro español cerró ayer con récord de demanda –casi 100.000 millones de euros– una emisión sindicada de bonos a diez años, que concitó el interés de múltiples y cualificados inversores de todo el mundo. La operación, lanzada en un momento de fuertes turbulencias, cumplió todas las expectativas y más por lo que respecta al apetito del mercado, pero el coste para el colocador fue muy elevado.
En enero, antes de que se parara literalmente el mundo y cuando el BCE ya llevaba casi tres meses con el programa de compra de bonos por 20.000 millones mensuales que dejó listo Mario Draghi, presidente del banco, justo antes de dejar la institución, el Tesoro español lanzó otra emisión sindicada a diez años que se cerró con una demanda de 52.000 millones y un interés marginal del 0,52%, el más bajo de la hisaceptar toria. En ese momento, los bonos a diez años ofrecían un rendimiento del 0,48% en el mercado secundario y la prima de riesgo estaba también bajísima.
Ayer, apenas tres meses después, el nivel de peticiones se mantuvo altísimo y, de hecho, se recibieron demandas por 96.000 millones, el doble que en enero. Sin embargo, el precio se disparó. España tuvo que un rendimiento del 1,31% por sus títulos, dos veces y media más que en enero. En el mercado secundario, los bonos españoles cerraron en el 1,14%. Es normal que una colocación se haga por encima del precio del mercado, aunque quizás no tanto como ayer...
La subasta, que se vendió como un gran éxito, deja claro que el BCE y el Gobierno tendrán que trabajar a destajo para que la emergencia económica y la potente recesión en curso no derive en una crisis de confianza de dimensiones desconocidas que obligue a otro tipo de soluciones. El BCE está dispuesto a todo, como quedó expuesto en un comunicado hecho público pasadas las nueve de la noche en el que
RÉCORD DE DEMANDA
Las peticiones de los inversores alcanzan un récord de 96.500 millones
EL APOYO INCONDICIONAL
El BCE anuncia que ya admite garantías de muy baja calidad para obtener financiación
anunció su última decisión: la aceptación por su parte de garantías de baja calidad crediticia como contrapartida de la financiación que otorga a los bancos. Esta y cualquier otra medida se rige hoy por un objetivo, como repite Christine Lagarde, presidenta del BCE, y ayer recordó la nota: “Asegurar la suave transmisión de su política monetaria a todas las jurisdicciones de la eurozona”.
Si no se consigue esto, la situación puede tornarse insostenible no solo para las economías afectadas, sino para la propia supervivencia del euro. España tiene que trabajar para ser creíble, aunque algunos datos, como el conocido ayer sobre el déficit público del 2019, no le ayudan precisamente.
Hace poco menos de un año, en junio del 2019, se confirmó que el déficit de España fue del 2,5% del producto interior bruto (PIB) en el 2018 y el Consejo Europeo dio por concluido el procedimiento de déficit excesivo por el que se sometió al país a una especial vigilancia y control durante los ocho años anteriores. Ayer se conoció el dato definitivo de déficit público del 2019 y se demostró que España siguió jugando con fuego –a pesar de encadenar cinco años consecutivos de crecimiento–, el año pasado. Y es que l déficit público alcanzó ese año el 2,82% del PIB, a menos de dos décimas del máximo permitido por los tratados de la Unión Europea.
El nuevo dato de déficit es, a su vez, dos décimas superior al del 2,6% que mantenía hasta ahora el Gobierno y que supuso un nuevo incumplimiento del objetivo para ese año, que era del 2%. El mercado toma nota. El bono español a diez años, que llegó a situar su rendimiento en el 0,18% a principios de marzo, está ahora en el 1,1% y la primar de riesgo, en los 155 puntos básicos, el doble que hace un mes.