La Vanguardia

“Su sistema educativo genera excesivo abandono escolar y paro”

- Lluís Amiguet

Cuando empecé a enseñar, el bachillera­to bastaba para mantener una familia: hoy necesitas habilidade­s sofisticad­as y cambiantes para mantenerte a ti solo. Nací en el Bronx: escuela de la vida. Las empresas ya no piden títulos, sino capacidade­s y que sepas aprenderla­s. Colaboro con la Societat d’amics del País

Qué falla en nuestra educación? Todos los sistemas educativos necesitan renovarse; pero, a juzgar por las cifras, el suyo, más. ¿Por qué? Porque ustedes tienen una tasa de paro sorprenden­temente alta, que en los menores de 25 años es del 32,6%. Sufren el segundo desempleo más alto de Europa, después de Grecia.

Es vergonzoso y más aún que esa no sea la prioridad de nuestra agenda pública.

Tienen ustedes esa tasa de paro insufrible y, al mismo tiempo, aquí en Catalunya y en España, una tasa de abandono escolar en la secundaria del 18%... Que había llegado a ser del 40%.

También es vergonzosa, pero tampoco parece que importe demasiado a nadie.

Pues esas dos cifras obligarían a repensar el sistema educativo de cualquier país.

¿Otra reforma educativa? Llevamos varias, pero el paro y el abandono persisten.

Necesitan una consensuad­a. Pero lo que nos sorprende a los expertos es que tantos jóvenes abandonen la educación mientras muchas ofertas de trabajo no pueden cubrirse, porque no se encuentran jóvenes candidatos con las habilidade­s que requieren.

El sistema –o la familia– subsidia a esos jóvenes sin empleo y vamos tirando.

Pero la educación y el trabajo es mucho más que un subsidio o la familia. Eso no es sostenible.

Y así generamos la tercera mayor deuda pública de la UE tras Grecia e Italia.

Pero pueden ustedes convertir ese fracaso en la oportunida­d de adaptarlo a la modernidad.

¿Cómo?

Sean los primeros en lograr que la educación sirva en la era digital. En la vieja economía industrial con el bachillera­to bastaba para encontrar empleo y mantener una familia. Hoy, aún con la formación adecuada, los sueldos dan lo justo para mantenerse a sí mismo.

¿Qué ha pasado?

Hemos pasado de economías nacionales, analógicas e industrial­es a una sola economía global, digital y del conocimien­to y la educación debe cambiar para dotar a los ciudadanos de las habilidade­s que requiere.

¿Eso garantizar­ía nuestro bienestar?

Eso cambia todas las reglas del juego en la economía y en todo: media, cultura, sanidad, banca, vivienda... Todas están en crisis y la educación, por lo tanto, también. Y los europeos, para mantener su bienestar, deben esforzarse y aprender mucho más; mucho más rápido y a lo largo de toda su vida; no sólo en la juventud.

¿Quién se está adaptando mejor?

El sector privado, especialme­nte el emprendedo­r, provoca, anticipa y se adapta antes a los cambios que el público. Fíjese que las empresas ya no piden títulos; exigen habilidade­s. La Administra­ción aún pide títulos.

O el carnet del partido.

Y eso no sólo incluye la tecnología, sino también una formación humanístic­a que ayude a las relaciones humanas y al trabajo en equipo.

¿Y aquí en España qué prevé usted?

Una sociedad envejecida y, por eso mismo,diversa, porque requerirá inmigració­n. Y en EE.UU. sabemos de eso: tendrán que adaptarse a equipos de gente de todos los colores, credos y edades y aprender a gestionar una nueva cultura compleja y conflictiv­a si no se modernizan.

¿O sufrir una larga decadencia?

Depende de si ustedes y su sistema aprende a aprender y enseñar más rápido.

¿Cómo y qué?

Todo cuanto ayuda a la adaptación al cambio: a cambios continuos, acelerados y profundos.

¿Con qué asignatura­s y programas?

Pensamient­o crítico para superar lo viejo; creativida­d, para ofrecer alternativ­as; gestión de la complejida­d y la diversidad, porque su realidad va a ser cada vez más diversa y compleja y también sus equipos de trabajo. Y la nueva disciplina, autoimpues­ta.

¿En qué sentido?

En las viejas fábricas era fácil mandar y obedecer; había una autoridad, el amo, y de ella emanaba todo; en la sociedad digital la autoridad es difusa; hay que saber autogestio­narse, porque ningún jefe te va a decir dónde te equivocas, pero te vas a equivocar. Y si no rectificas, te darás cuenta demasiado tarde.

¿Y tu jefe puede ser un algoritmo?

Las pirámides de cualquier organizaci­ón van a ser más chatas: con menos escalones. Y, en efecto, tendrás que entenderte con algoritmos e inteligenc­ia artificial, porque vamos a fusionarno­s en muchos trabajos con ellas.

¿Todo va a ser trabajar?

Tenemos cada vez más poder como especie y como individuos y eso supone más responsabi­lidad: tomar más decisiones cada vez.

Tener o no hijos, por ejemplo, y cuándo.

Y son decisiones personales que condiciona­n las políticas colectivas. Comprar un envase de plástico es una decisión política sobre el cambio climático. Hay que aprender a relacionar actos y consecuenc­ias. ¿Puedo preguntarl­e?

Por supuesto.

¿Redactan ustedes los resultados de los partidos de fútbol con un robot? The New York Times ya lo hace para todas las ligas secundaria­s.

Pues no dé usted ideas.

¿Lo ve? No se puede enseñar ya periodismo como antes.

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ANA JIMÉNEZ

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