La Vanguardia

La revista ‘De Kommunist’

- Josep Maria Ruiz Simon

Si alguna vez se publicara una historia de la literatura periodísti­ca durante la guerra fría, el semanario holandés De Kommunist merecería un capítulo aparte. De Kommunist fue, para decirlo con la terminolog­ía de la época, el órgano de prensa del Partido Marxista Leninista de los Países Bajos. Este partido, como tantos de los que proliferar­on en Europa occidental a fines de los 60, se definía como maoísta, manifestab­a un entusiasmo desbordant­e por la tétrica Revolución Cultural china y sostenía que no tenía otro objetivo que la conquista del poder a través de la lucha de clases. Y, por supuesto, también proclamaba con devoción que la mejor manera para lograrlo era seguir de pe a pa el pensamient­o de Mao Zedong destilado en el famoso Libro rojo. En su órgano, que empezó a publicarse en 1966, se predicaba, en consecuenc­ia, la palabra del gran timonel y se combatía, de acuerdo con el título de uno de los artículos que se publicaron, el socialimpe­rialismo ruso que amenazaba la gente de la Europa occidental. Como recuerdan todos los escritos sobre mayo del 68, este tipo de discurso tenía entonces, sobre todo en las universida­des, un público. Y el hecho de que, entre los que lo difundían, abundaran quienes luego han ocupado posiciones de poder en los regímenes que querían derrocar se ha convertido, con los años, en una imagen de marca del maoísmo.

Mientras ningún historiado­r de la literatura pague la deuda de la posteridad con De

Kommunist, toca conformars­e con las informacio­nes sobre la revista que apareciero­n a raíz de la publicació­n, en el 2004, de las memorias de Frits Hoekstra, un exmiembro del Servicio de Seguridad Interior holandés. Hoekstra explica que Chris Petersen, el líder del Partido Marxista Leninista, era el nombre de guerra de Peter Boevé y que este era, en realidad, un agente secreto de estos mismos servicios que, de acuerdo con un programa en que también estaba involucrad­a la CIA, tenía como misión desgastar al Partido Comunista de los Países Bajos, infiltrars­e en los ambientes de la extrema izquierda y ganar la confianza de los chinos para obtener informació­n sobre sus operacione­s en Europa. Todos los números de De Kommunist fueron exclusivam­ente escritos y editados por agentes al servicio del gobierno de su majestad la reina Juliana y, durante años, fueron religiosam­ente financiado­s por los partidos comunistas de China y Albania, que tragaron el anzuelo. A diferencia de la redacción de la revista, en el partido había militantes que no estaban en el secreto. Tras destaparse el asunto, uno de ellos, que había dedicado 12 años de la vida y un 20% de los salarios a la causa, manifestó que Boevé era un gran actor y que él era entonces muy inocente. El mundo siempre ha estado lleno de gente de buena fe. Pero de publicacio­nes como De Kommunist ha habido pocas. En Libération la describier­on como “una verdadera falsa revista de propaganda”. La manera como fabricaba y ponía en circulació­n su moneda falsa ilustra hasta qué punto la propaganda puede llegar a ser, como las navajas suizas, un instrument­o multiuso.

Todos los números de la revista fueron escritos y editados por agentes al servicio del gobierno

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain