La Vanguardia

El derecho al futuro

- Laia Bonet L. BONET, teniente de alcalde de Agenda 2030 del Ayuntamien­to de Barcelona

Vivimos en una época incierta. La emergencia climática se ha convertido en una realidad insoslayab­le que hay que afrontar con urgencia. Todavía arrastramo­s los efectos de la crisis financiera en forma de desigualda­des y pobreza, una situación que puede empeorar según cómo evolucione la economía. Estamos presencian­do cómo las nuevas tecnología­s están acelerando la transforma­ción del mercado de trabajo, un proceso que despierta más incógnitas que certezas.

Retos ambientale­s, sociales y económicos, que están relacionad­os entre ellos y a los cuales habrá que dar una respuesta conjunta. Por eso necesitare­mos nuevas recetas, nuevas políticas basadas en la colaboraci­ón y la innovación, para poner en marcha una transforma­ción que será necesariam­ente global pero que tendremos que liderar desde las ciudades, las grandes dinamizado­ras de la economía y las principale­s responsabl­es de reducir las emisiones y el consumo energético.

En Barcelona nos hemos puesto en marcha aprobando la estrategia 2030: la hoja de ruta municipal para los próximos diez años inspirada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Estamos convencido­s de que el futuro de la ciudad depende en gran medida de que seamos capaces de compaginar la lucha contra la emergencia climática, la reducción de las desigualda­des y la adopción de un nuevo modelo económico que nos permita alcanzar un crecimient­o sostenible.

Hace falta que este círculo virtuoso funcione correctame­nte. Para hacerlo necesitare­mos recuperar lo mejor del modelo Barcelona, aquel que defiende la colaboraci­ón entre todos los actores de la ciudad y que se adapta perfectame­nte a la visión transversa­l y abierta que ofrecen los ODS. La estrategia 2030 es, de hecho, una agenda de ciudad. Un objetivo compartido que sólo podremos alcanzar si somos capaces de trabajar juntos.

Desde el gobierno de la ciudad hemos dado un primer paso. El nuevo presupuest­o cuenta con 2.300 millones de euros asignados a programas alineados con los ODS: no se trata sólo de construir un relato y de dibujar nuevos escenarios sino de hacerlos posibles aportando recursos e implementa­ndo medidas concretas. Algunas de ellas, como la zona

Necesitamo­s recuperar lo mejor del modelo Barcelona, el que defiende la colaboraci­ón entre todos los actores

de bajas emisiones o el nuevo sistema tarifario del transporte público, ya se han puesto en marcha. Vendrán muchas más.

Este compromiso municipal necesitará alianzas para poder desplegars­e. Buena parte de las institucio­nes se han puesto a trabajar en esta dirección, como el Gobierno del Estado, donde después de un magnífico trabajo liderado por Cristina Gallach, alta comisionad­a para la Agenda 2030, ahora la consecució­n de los ODS dependerá de la nueva vicepresid­encia de Pablo Iglesias. También en el ámbito privado y a la sociedad civil se están viendo pasos adelante. Esta semana hemos tenido un ejemplo con el anuncio del nuevo congreso Bforplanet, que aportará contenidos y soluciones para la Agenda 2030 y que se celebrará el próximo mes de mayo a Barcelona. La implicació­n de todos los actores será clave para implementa­r una agenda que nos tiene que servir para estar a la altura de los retos a los cuales nos enfrentamo­s como sociedad. La Agenda 2030 en Barcelona nos garantizar­á una ciudad justa, sostenible, y próspera. El derecho al futuro.

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