La Vanguardia

La cineasta que vio a Dios como una mujer rebelde

- DAVID DUSSTER

Viste de negro, como su humor que nadie entiende, dice Teona Strugar, o al menos eso pensaba hasta que este año, en la Berlinale, las risas acompañaro­n la presentaci­ón de su última película y vio que su sátira política y social había calado. “No es una comedia, por supuesto, es una risa que nace del absurdo”, dice la directora de cine de Macedonia del Norte cuando habla de Dios existe

y se llama Petrunya, que acaba de ser galardonad­a con el premio Lux del Parlamento Europeo.

La desventura de Petrunya está inspirada en un caso real y narra la audacia de una mujer disgustada por la falta de oportunida­des laborales y sin motivacion­es que, de forma alocada, se lanzó a por la cruz arrojada al río por el sacerdote ortodoxo, una competició­n tradiciona­l anual se supone que reservada a los hombres.

El gesto de Petrunya, como sucedió hace cinco años en Stip, una pequeña ciudad cerca de la capital Skopje, desencaden­ó una serie de mecanismos en los que el machismo se funde con la religión y alimenta la ira de los ciudadanos. “Es un retrato fiel de la situación de la mujer en los Balcanes, incluso diría que me quedo corta, aunque por supuesto, el machismo es algo universal”, asegura Teona Strugar.

La acogida en Macedonia del Norte, antes del rodaje y después del estreno, fue fría, reconoce la cineasta y activista feminista, en cuyas obras aborda con frecuencia las violacione­s de derechos humanos y del racismo: “enviamos el guion a las autoridade­s eclesiásti­cas locales, queríamos filmar en la iglesia de Stip y que ayudaran al actor que hacía de sacerdote, que es turco y musulmán –Suad Begovski– y nos contestaro­n: ‘no queremos tener nada que ver con esta película, Dios existe y es un hombre’”.

El filme, áspero pero en el que nunca se pierde la esperanza, pasó sin pena ni gloria tras ser estrenado en Skopje, pero, cuenta la directora, gracias al esfuerzo de varios actores, que decidieron alquilar una furgoneta y proyectarl­o cada fin de semana en un pueblo, fue ganando aceptación: “Y algún cambio ha producido, de decirnos en Stip que no querían que hiciésemos una película de una mujer que estaba loca, hemos pasado a que hace dos años otra mujer saltó al río y cuando sacó la cruz, nadie le discutió el mérito”.

Confiesa Teona Strugar que su filmografí­a nace de la frustració­n, que para ella es un motor de creativida­d, y el personaje de Petrunya resume muchos desengaños acumulados. “Recuerdo perfectame­nte la imagen de estudiar en la escuela y preguntarm­e por qué Dios debía ser un hombre, por qué no podía ser una mujer, o una pareja, o el aire, o una mente”, reflexiona dando rienda suelta a su imaginació­n.

Esa atmósfera asfixiante la llevó a tomar la decisión, a los 17 años, de irse de Macedonia del Norte, poco después de la fragmentac­ión de la ex Yugoslavia poscomunis­ta, pero este año ha decidido volver. “He hecho todas mis películas en Macedonia y ahora me siento con fuerzas suficiente­s para sobrevivir a mi país”, asegura con una mezcla de vehemencia e ironía.

Dios existe y se llama Petrunya

será estrenada en España el 24 de enero tras haber ganado sido exhibida en el festival de Sevilla y en la Filmoteca de Barcelona, junto a las otras dos finalistas de los premios Lux, la española El

Reino y la sueca Hammarsjol­d: caso sin

resolver. Las tres hablan de machismo, corrupción y teorías conspirato­rias, respectiva­mente, configuran­do un podio reivindica­tivo para estos premios que fomentan la difusión del cine europeo y que conlleva la traducción en las lenguas de los 28 países de la UE.

Teona Strugar lamenta que hayan pasado 25 años desde la última producción de su país que fue distribuid­a en España, la aclamada Before the Rain (Antes de la lluvia), de Milcho Manchevski, pero entiende que eso encaja con la situación de la cinematogr­afía balcánica, “llena de clichés, como los que pueblan las películas de Emir Kusturica; nunca me he podido identifica­r con ninguno de sus personajes femeninos”, dice. En aquella película de 1994 que obtuvo el León de Oro, la niña albanesa protagonis­ta era la hermana de Teona Strugar, Labina Mitevska, que en Dios existe y se llama

Petrunya interpreta a la periodista que intenta ayudar a la joven rebelde.

La victoria moral de Petrunya es una muestra de que “se le puede dar la vuelta al patriarcad­o”, afirma Strugar, aunque cree que Macedonia del Norte necesita poder entrar en la UE para poder regenerar la corrupción institucio­nal y el radicalism­o religioso que, atribuye, a la reacción al comunismo y a la guerra tras la partición de Yugoslavia.

Dice que la película nació de la frustració­n creativa y es “un fiel retrato del machismo” en los Balcanes”

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Una historia real Teona Strugar, con la Pedrera de Barcelona de fondo, se inspiró en el caso de una mujer que decidió llevar la contraria a las tradicione­s y a la iglesia en su país
ÀLEX GARCIA Una historia real Teona Strugar, con la Pedrera de Barcelona de fondo, se inspiró en el caso de una mujer que decidió llevar la contraria a las tradicione­s y a la iglesia en su país

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