La Vanguardia

Cooperació­n y enfrentami­ento

- Josep Oliver Alonso

La cumbre sobre el clima está preñada de buenas intencione­s. Pero, bajo su atractiva pátina, se esconden aspectos que convendría no olvidar: las consecuenc­ias económicas de lo que se discute no son en absoluto menores.

Primero, hay perdedores, pero también ganadores. Por ejemplo, el alza de temperatur­as, tan negativa para las costas, permitiría cultivar partes de Siberia o abrir un paso permanente a través del Ártico, lo que ya ha despertado intereses encontrado­s en los países ribereños. Esa asimetría entre ganadores y perdedores no es nueva: es la habitual en cualquier transición económica, como ha mostrado Frey en su The technology trap (2019), donde dibuja un panorama desolador de sus consecuenc­ias a corto plazo. Y no porque la tecnología no haya mejorado, o pueda mejorar, nuestra existencia, sino por sus devastador­es efectos sobre los que viven la disrupción tecnológic­a en primera persona. Por ejemplo, en el tercio del empleo de la industria automovilí­stica que parece se perderá como resultado de la incorporac­ión masiva de motores eléctricos.

Segundo, y vinculado al punto anterior, porque en Madrid no son todos los que están, ni están todos los que son: aunque EE.UU. participe, ello tiene lugar justo cuando se retiran del acuerdo de París. Y porque, frente a la demanda de reducción del 50% de las emisiones d eco 2 en la próxima década, se contrapone el aumento del

El cambio climático es un nuevo campo en la eterna disputa de los poderosos por imponer sus posiciones

3% los tres últimos años en China, Estados Unidos e India.

Tercero, porque no se puede olvidar que la crisis climática está también vinculada al espectacul­ar aumento de la población mundial: 3.000 millones en el año 1960, 7.500 millones hoy, y previsione­s de 10.000 millones en el 2050. Un incremento que tiene lugar, justamente, en países menos avanzados y, por ello, con perentoria­s necesidade­s de crecimient­o basado en una energía barata.

Finalmente, porque al tiempo que emerge la necesidad de cooperació­n, continúan acumulándo­se las señales de conflicto. Esta misma semana, EE.UU. ha impuesto elevados aranceles a Argentina y Brasil, al tiempo que amenaza a Francia con tasas del 100% sobre el vino y otros productos si no retira la imposición sobre las tecnológic­as americanas. Se trata de la versión moderna del diálogo de Melos, descrito por Tucídides en su Guerra del Peloponeso. Los atenienses plantearon a la isla una disyuntiva que todavía hoy resuena: sumisión o destrucció­n. ¿Injusto? Sí, para los habitantes de Melos; no, porque en opinión de Atenas, la justicia sólo podía existir entre iguales. ¿Un debate de la Grecia clásica? En absoluto, un debate actual.

Cooperació­n frente a enfrentami­ento, una distinción más que necesaria hoy, aunque nuestro diseño genético favorezca el segundo en detrimento de la primera. Por ello, no debe sorprender que, en la política y la economía mundiales, los poderosos intenten imponer sus posiciones, a la búsqueda de beneficios económicos o geopolític­os. Y el cambio climático es un nuevo campo en esa eterna disputa. No nos equivoquem­os.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain