La Vanguardia

Luchar por la bandera

La rusa María Lasitskene, doble oro mundial en altura, pide limpiar el atletismo de su país

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

La saltadora de altura Maria Lasitskene ha levantado la voz para exigir a la Federación Rusa que se adapte de una vez a la normativa antidopaje de la Federación Internacio­nal, pues de lo contrario ella y todos los atletas rusos corren el riesgo de perderse los Juegos Olímpicos de Tokio en el 2020.

María Lasitskene, de apellido Kuchina antes de casarse, no es una atleta cualquiera. Con 26 años, en sus vitrinas cuelgan dos medallas de oro de primer orden, las de los Mundiales del 2015 y el 2017. Es la dominadora actual del salto de altura pero en el Mundial que arranca el viernes en Doha no puede competir bajo la bandera de su país, Rusia. La sanción que pesa sobre la Federación Rusa y que la Federación Internacio­nal (IAAF) decidió el lunes mantener provoca que tenga que saltar como competidor­a neutral y si sube a lo más alto del podio tampoco escuchará su himno, como ya le ocurrió hace dos años.

Por eso y porque tiene miedo de perderse otros Juegos Olímpicos, Lasitskene se ha convertido en la voz de la protesta de aquellos atletas rusos que no han cometido trampas y que sienten que están pagando todos por la mezquindad de unos cuantos. “Estoy harta de competir sin bandera ni himno. No estoy dispuesta a no poder participar en Tokio, como ya me pasó en Río, por culpa de una gente que no hace su trabajo con honradez. Pienso acudir, si hace falta, al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) de forma individual. Ya no somos los mismos que antes de Río. No pienso incluirme en una demanda colectiva”, afirmó ayer la saltadora.

La diatriba de Lasitskene llega después de que la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) diera tres semanas a la federación rusa para que aclare algunas incongruen­cias en los datos recabados en el laboratori­o de Moscú, lo que ha levantado nuevas sospechas sobre manipulaci­ones en las pruebas antidopaje. “Si nos vuelven a excluir de unos Juegos nos iremos a entrenar fuera para estar disponible­s para los inspectore­s internacio­nales”, añadió.

No es la primera vez que Lasitskene pone el dedo en la llaga. De hecho cree que si Rusia ha decidido recienteme­nte quitar la licencia a los técnicos relacionad­os con el dopaje fue porque ella publicó una carta en la que pedía la dimisión de los dirigentes de su federación. “Vamos con cuatro años de retraso. Todo ha ocurrido porque hablamos. Si no, no se habría movido nada”. Lasitskene entiende que hay más atletas que piensan lo mismo que ella pero no se atreven a manifestar­lo por miedo a represalia­s. Su postura le ha hecho ganarse críticas en las redes sociales. En las mismas se ha extendido la tesis de que su matrimonio con un súbdito ruso de origen lituano es un primer paso para cambiar de nacionalid­ad.

En ningún caso la saltadora cuestiona la política de mano dura con el dopaje del presidente de la IAAF, Sebastian Coe, que será reelegido hoy en su cargo, durante un congreso en Doha.

LA CRÍTICA

“No estoy dispuesta a perderme otros Juegos por culpa de gente que no hace su trabajo con honradez”

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SERGEI GRITS / AP Lasitskene participar­á en el Mundial de Doha con bandera neutral

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