Trapero, dispuesto a arrestar al Govern si lo pedía el juez
Según el mayor, los Mossos prepararon “un dispositivo” para el día de la DUI Asegura que avisó de posibles “conflictos de orden público” el 1-O
Josep Lluís Trapero no se arrugó. El mayor de los Mossos, uno de los testigos más esperados en el juicio del 1-O, plantó cara a todos –a Vox, al fiscal y en cierto modo a las defensas– y evitó como pudo que en el interrogatorio le llevaran a su terreno. Fue él quién controló qué, cómo y cuándo desgranaba su versión del papel de la policía de la Generalitat ante el referéndum, hasta los minutos de la prórroga de su declaración, en que soltó las dos cargas de profundidad del día.
La primera, que los Mossos tenían preparada “la detención del expresident Puigdemont y su Govern”, si lo ordenaba la justicia tras la declaración unilateral de independencia (DUI). Y la segunda, que el 28 de septiembre, en la reunión de mandos de la policía de la Generalitat con el propio Carles Puigdemont, el entonces vicepresident, Oriol Junqueras y el conseller de Interior, Joaquim Forn, “los emplazamos” a cumplir “la legalidad y las órdenes judiciales”, al prever que el referéndum podría ocasionar “conflictos de orden público y seguridad ciudadana”.
Trapero repitió esta expresión en varios pasajes, lo que revela que se trata de palabras muy medidas. Y añadió que los mandos policiales aseguraron a los miembros del Govern que ellos “nunca romperían la legalidad ni la Constitución”. El relato de Trapero sobre ese importante encuentro es similar al de los comisarios de los Mossos Manuel Castellví y Emili Quevedo. Con una variante. Estos dijeron que la respuesta de Puigdemont fue negativa con el argumento de que el Govern había recibido “un mandato popular” para mantener el 1-O, al tiempo que comprensiva con la voluntad de los Mossos de ceñirse a las órdenes judiciales. Trapero, en cambio, se centró sólo en este segundo punto. Es decir, que, según el mayor, el expresident se limitó a decir: “Ustedes hagan lo que tengan que hacer”, sin aludir a su empeño irrenunciable en llevar a cabo el referéndum.
No todo lo que dice el mayor de los Mossos es asumible sin más a pies juntillas, y el tribunal lo contrastará con las manifestaciones de los responsables de la Policía y la Guardia Civil, así como con las del coordinador de los tres cuerpos policiales, el coronel Diego Pérez de los Cobos, que cargaron contra los Mossos, atribuyéndoles pasividad en los hechos principales que culminaron con el 1-O y la DUI. El relato de Trapero, en suma, es el de un procesado que se defiende. Pero el hecho es que tiene muy buen juego de muñeca. No se dejó arrinconar y, cuando pudo, lanzó dentelladas. Y siempre se expresó con seguridad y solvencia, flanqueado por su abogada, Olga Tubau, que no paraba de tomar notas. Hay que tener en cuenta que Trapero deberá comparecer dentro de unos meses ante la Audiencia Nacional, para responder junto a sus jefes en la Conselleria d’Interior de un supuesto delito de rebelión, por el que le piden 11 años de prisión.
La versión proporcionada por Trapero es la de un jefe, en este caso de un cuerpo policial, que no acepta que le cuelguen la responsabilidad de un referéndum ilegal. Utilizó la misma firmeza para defenderse de las acusaciones que le dirigieron a él y a los Mossos los mandos de la Policía y la Guardia Civil y para poner en evidencia los errores que a su juicio cometieron sus antiguos jefes políticos.
Es evidente, en suma, que Trapero no fue a declarar ayer al Tribunal Supremo (TS) para hacer amigos. Lo que sí hizo fue medir bien los golpes y marcar su terreno con seguridad. Su declaración buscó, claramente, darle la vuelta al calcetín. Se trataba de convertir el mando supuestamente desleal
EL MINUTO FINAL
Marchena provocó la declaración clave del testigo con una pregunta in extremis
LA ACUSACIÓN
El exjefe de los Mossos cree que Forn actuó “con un punto de irresponsabilidad”
de los Mossos en un ejercicio profesional que trató de responder a aquellos principios de congruencia y proporcionalidad exigibles a toda actuación policial, imputando en todo caso a otros el no haber sabido o querido obrar igual.
De su antiguo jefe político, el exconseller Joaquim Forn, dijo por ejemplo que actuó con “un punto de irresponsabilidad” cuando hizo unas declaraciones en las que manifestó que los Mossos permitirían votar el 1-O. Trapero, en suma, puso en su sitio, en el que él cree que merecen, tanto a sus antiguos jefes políticos como a los responsables y enviados del gobierno para afrontar la situación. Entre ellos, al coronel Diego López de los Cobos. En puridad, su objetivo no fue denigrarles, sino utilizarles para justificarse, para explicar sus propias limitaciones, y al mismo tiempo su falta de inhibición, presentándose como un jefe policial que trataba de evitar males mayores, pero rodeado de dos clases de hombres, los temerarios y los incompetentes, capaces de ser ambas cosas a la vez.
Su tesis, en suma, es que con esa tropa todo tenía que salir mal, porque cada uno iba a lo suyo, dejando en medio a una policía autonómica que sólo pudo actuar para que el resultado no fuera socialmente más luctuoso. “Hicimos lo que pudimos entre todos”, fue una de las frases que resumen toda su declaración. Le faltó abrirse de brazos ante el fiscal, Javier Zaragoza, y preguntarle: “¿Y usted, en mi caso, qué hubiera hecho?”.
Zaragoza le persiguió por todos los corredores y pasillos del caso 1-O, intentando que no encontrara rendija en la que esconderse. Pero Trapero sabe de seguimientos, fugas y persecuciones. El fiscal cuestionó el operativo ante el 1-O, la falta de efectivos para impedir el referéndum, por ejemplo. Y Trapero saltó a la pared de enfrente. “Yo defendí al cuerpo de los Mossos”, dijo, para añadir que “mi conducta pudo no ser la más apropiada. Cada uno vive las cosas a su
manera. Para lo que nos pedían hacían falta 40.000 efectivos. Hicimos lo que pudimos, entre todos, los tres cuerpos” policiales.
Zaragoza intentó en vano interrogarle sobre el descrito encuentro con Puigdemont y otros miembros del Govern. Lo frenó el presidente del tribunal, Manuel Marchena, porque la Fiscalía no había propuesto a Trapero como testigo. Le habían llamado a declarar Vox y algunas defensas. El fiscal, por tanto, debía ceñirse en su interrogatorio a la aclaración de preguntas precedentes, sin introducir asuntos nuevos. Xavier Melero, defensor de Forn, se lo recordó con una protesta intensa, y viendo que en el tribunal todo el mundo quería manifestarle su opinión, Marchena levantó la sesión para retirarse a deliberar.
A la vuelta no permitió las preguntas sobre dicha reunión, pero se guardó un as en la manga, y lo sacó al final del día. Ese as consiste enelp recepto que permite alp residente del tribunal dirigir al comparecientepreguntas aclaratorias. Y ahí es donde Trapero soltó amarras para su más contundente intervención de descargo. Desde ayer, en suma, se sabe ya qué dirá en su defensa cuando comparezca ante la Audiencia Nacional.
La Fiscalía, a su vez, no cree haber cometido un error por no citarle, porque seguía con ello una pauta de conducta, la de no pedir que declararan los imputados en otras instancias judiciales por el 1-O, porque pueden negarse a testificar. Ayer mismo, Josep María Jové, Santiago Vidal y Carles Viver Pi Sunyer comunicaron al Supremo que se acogen a ese derecho a no declarar como testigos, como investigados en el juzgado número 13 de Barcelona.