Minitrasvase menguante
La industria de Tarragona reutiliza más agua y permite reducir la captación en el río Ebro
El Consorci d’Aigües de Tarragona (CAT), el organismo que trata el agua del minitrasvase del Ebro y la distribuye entre los municipios e industrias de Tarragona, ha pedido la rebaja de la concesión del caudal que capta en el tramo final del río. La ley 18/1981 que hace posible el minitrasvase otorga al CAT un máximo de 126,14 hectómetros cúbicos (hm³) anuales, aunque la concesión ya se rebajó en el 2015 hasta los 100,26 Hm³ actuales. La nueva rebaja solicitada por el CAT a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) dejaría la concesión del minitrasvase con un techo de 94,7 hm³.
El agua que no se consume y no se capta en el tramo final del río corre aguas abajo, hasta el delta del Ebro. La CHE ya ha informado de la demanda del CAT para reducir la concesión y ahora será el Ministerio de Transición Ecológica quien deberá resolver tramitación.
“El objetivo es que cada vez haya más reutilización y una gestión más sostenible que nos permita ir reduciendo el agua que se capta del río Ebro”, destaca Meritxell Roigé (PDECat), alcaldesa de Tortosa (Baix Ebre) y presidenta del CAT desde finales de 2018. El incremento del agua reutilizada en la industria de Tarragona, un 15% más hasta llegar en el 2018 a un ahorro de 4,7 hm³, ha sido clave. Para las grandes empresas, como la petroquímica, supone un ahorro porque es más barata el agua de la planta de reutilización de Vila-seca y Salou, que reaprovecha aguas residuales, que el agua potable captada en el Ebro, tratada en la planta de l’Ampolla (Baix Ebre) y redistribuida por toda la red.
El consumo de los 63 municipios de Tarragona, algunos también en el Ebro, conectados al minitrasvase se ha logrado contener en la última década. A pesar de que la concesión actual es de un máximo de 100,26 hm³, el consumo de los vecinos y de las industrias
la (26) fue de 71,4 hm³ en el 2018. Es pues perfectamente viable la rebaja de la actual concesión, garantizando el abastecimiento de cerca de 800.000 personas en invierno y un millón y medio en verano.
La petición del CAT de rebajar la concesión del minitrasvase es valorada de forma “muy positiva” por la Plataforma en Defensa de l’Ebre (PDE), dice Susanna Abella, portavoz. Este movimiento social ebrense aplaude las políticas de ahorro del consumo y que no existan expectativas de crecimiento del agua captada en el tramo final del río Ebro, el controvertido minitrasvase, muy criticado por la Plataforma.
Para la PDE falta tiempo para comprobar el alcance “real” de la rebaja. “Hay que ver si se reduce la concesión y se renuncia para siempre al caudal de 4 m³ por segundo, o simplemente es una reducción administrativa hasta los 2,5 m³/s y se mantiene la reserva actual”, advierte Abella.
El Ministerio para la Transición Ecológica debe resolver ahora si acepta rebajar el techo de la concesión
La Plataforma en Defensa de l’Ebre aplaude la petición del Consorci d’Aigües de Tarragona (CAT)
El límite real del minitrasvase del Ebro, su último techo, lo marca la ley aprobada a principios de los años 80 para poder enviar agua a Tarragona y paliar así un grave déficit estructural, tras el boom turístico e industrial. A pesar de que ahora mengue la concesión del CAT, se podría volver a ampliar en un futuro si la demanda se incrementa de forma significativa. Para las Terres de l’Ebre se trata de un asunto de enorme importancia, especialmente para quienes históricamente se han movilizado en contra de cualquier forma de trasvase de agua del Ebro. La PDE también se opuso en el 2008 a la interconexión de la red del CAT, con agua del minitrasvase, con el sistema Ter-Llobregat (ATLL), para paliar la grave sequía. La lluvia dejó aquel polémico proyecto en el cajón.
Si el Gobierno aprueba la disminución de la concesión supondrá también un ahorro para los municipios que beben del CAT y que pagan el denominado canon de derivación. Todas las partes, sobre el papel, saldrán ganando.