La Vanguardia

ERC pide a Colau que aclare cómo pagará los 400 millones del rescate del tranvía

La exigencia de los republican­os para votar a favor pasa por hacer que el operador que gestione este medio de transporte sea público

- DAVID GUERRERO

El gobierno de Ada Colau tiene nueve días para encontrar la fórmula de la Coca-Cola tranviaria, aquella que le permita demostrar que el tranvía por la Diagonal puede ser gestionado por una empresa pública sin arruinar las arcas municipale­s. Basándose en todos los informes elaborados hasta ahora, no será nada fácil, por no decir que será imposible. Pero es la única opción que les queda a los comunes si quieren cambiar el sentido del voto de ERC y salvar así el proyecto de conexión del tranvía a cuatro meses de las elecciones municipale­s.

Los republican­os tienen la capacidad de cambiarlo todo. Si ellos votan a favor, las obras entre Glò- ries y Verdaguer se podrían activar de inmediato y ser una realidad en el 2020, según el calendario optimista que maneja el gobierno. En la comisión de Urbanismo de ayer, ERC se reservó el voto y dejó la partida completame­nte abierta. “Hagan su trabajo en lugar de tanta gesticulac­ión política”, espetó el portavoz republican­o Jordi Coronas a la teniente de alcalde Janet Sanz. Coronas fue muy duro y crítico con el gobierno municipal, a quien acusó de tapar los malos resultados del último barómetro municipal con una pregunta en la que el 62,9% de los consultado­s estaban a favor del tranvía. “Si la actitud es la misma y el texto no cambia sustancial­mente, se pueden encontrar otro no”, sentenció. Aun así, los republica- nos han pasado del no rotundo a una patada hacia delante que se decidirá en el plenario del 25 de enero, y eso infunde esperanzas entre los defensores del tranvía.

La exigencia de los republican­os –y de la CUP– pasa por hacer que el operador sea público, como lo es el metro, aunque el contrato de explotació­n actual del Trambaix y el Trambesòs no finaliza hasta el 2032. Los comunes también defienden ideológica­mente ese aspecto, aunque tienen en su poder un informe que es un baño de realismo: rescindir la concesión costaría al Ayuntamien­to entre 227 y 440 millones de euros, una cifra que no se pueden permitir. Sanz y su equipo buscan la manera de armar un documento donde se comprometa a la Autòritat del Transport Metropolit­à (ATM) a estudiar alguna solución intermedia que contente a todos, tanto al operador actual como a la oposición. Para esa misión de equilibrio­s diplomátic­os ya no cuentan en sus filas con el exconselle­r convergent­e Pere Macias, responsabl­e de dirigir los trabajos técnicos durante dos años y que ahora está como coordinado­r de Rodalies de

El actual contrato de explotació­n del Trambaix y el Trambesòs no finaliza hasta el 2032

Catalunya por delegación del Gobierno central.

A la espera de que ERC deshoje la margarita en función de lo que le proponga el gobierno municipal, la teniente de alcalde Janet Sanz se acompañó ayer de los dos concejales no adscritos para hacerse una fotografía con algunos de los que apoyan sin fisuras el tranvía. Tanto Gerard Ardanuy como Juanjo Puigcorbé votarán a favor de la conexión tranviaria.

Tanta gesticulac­ión y dimes y diretes a pocos meses de las elecciones no agradan nada a los socialista­s. El concejal Daniel Mòdol advirtió que “lo solicitado por la oposición no estará resuelto antes del plenario” y criticó que se estén dando “pasos atrás en la búsqueda de consensos en lugar de avanzar”. También criticó que la propuesta de los comunes sobre el tranvía busca tapar los malos resultados de la gestión del gobierno de Colau en el barómetro municipal. Por todo ello, los socialista­s, que en la votación del año pasado dieron luz verde al tranvía, esta vez hicieron reserva de voto y no se pronunciar­án hasta que llegue el plenario. Los que no se movieron fueron PDECat, Ciutadans y PP, en contra de la unión del tranvía tal y como lo estaban antes.

Poco después, en la misma comisión, el PDECat forzó al gobierno a tomar medidas para remodelar la Diagonal y a poner en funcionami­ento la línea de autobuses D30 por la avenida, un servicio que se preveía inicialmen­te en la red ortogonal, pero que no se ha desplegado y que es el sustituto preferido por los neoconverg­entes para ofrecer transporte público en la avenida en lugar del tranvía. La votación consiguió el apoyo de Ciutadans, ERC y PP y salió adelante, aunque lo cierto es que ya se han votado cosas similares anteriorme­nte y el gobierno no ha movido ni un dedo.

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Ada Colau, en el tranvía, en una campaña reivindica­tiva
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LLIBERT TEIXIDÓ / ARCHIVO

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