Patrullas nocturnas.Los
Los habitantes de la urbanización Can Massuet, en la localidad del Maresme, organizan grupos de vigilancia nocturna
Hastiados de los asaltos, de la falta de vigilancia y de promesas políticas vacías, los vecinos de Can Massuet, núcleo urbano de la pequeña población de Dosrius en el Maresme, se han organizado en patrullas nocturnas con vehículos que recorren una de las urbanizaciones con mayor extensión del territorio catalán, en la que viven 2.500 personas. Desde que los vecinos salen a vigilar no se ha producido ningún robo.
“Es irritante llamar a la policía y que no nos atiendan ni la llamada”, critica Mireia Manrique, una de las patrulleras .“Nos han robado a las cinco de la tarde y han tenido que venir los Mossos desde Mataró porque aquí no tenemos efectivos” y lo peor, apuntan, “es que no nos cogen ni el teléfono”.
Desde octubre, sólo en la urbanización se presentaron 21 denuncias por robos con fuerza. Una cifra que se triplica si se suman los que se han quedado sólo en un intento o los que se han frustrado gracias a las medidas de seguridad. En poco más de un mes, desde que se iniciaron las patrullas, no se ha producido ningún robo. Si tienen suerte, sobre las siete de la tarde “los Mossos envían el helicóptero con cámara térmica” para detectar movimientos por el bosque. Según los representantes vecinales, el gobierno de Dosrius, que preside el republicano Marc Bosch , “se opone a las patrullas y nos amenaza diciendo que son ilegales”. A parte de organizar la vigilancia, los vecinos se manifiestan cada fin de semana. Unas protestas a las que ya se han unido otros barrios, como la urbanización Can Canyamars en la que residen 1.200 personas. “Exigimos una solución que pasa por el incremento de los efectivos policiales”. A los vecinos, les indigna especialmente que el gobierno municipal “nos ignore pese a haber presentado 1.200 firmas”.
Las patrullas vecinales en Dosrius empezaron con 14 voluntarios y ahora ya son 54 personas que se turnan en rondas de dos horas. Organizadas por cuadrantes y horarios, “siempre hay varios vehículos recorriendo la urbanización desde que anochece”. Si se detecta algo inusual, como un vehículo sospechoso, “mandamos la matrícula a un amigo policía de otro pueblo que nos confirma si es vecino”. En caso contrario activan todas las alarmas y “en un momento pueden reunir a decenas de patrulleros en la calle”.
Se comunican a través de un grupo de WhatsApp por el que difunden toda la información. Desde los
Los vecinos empezaron con 14 voluntarios y ahora ya son 54 las personas que se turnan en rondas de dos horas
vehículos a la detección de personas sospechosas. Prueba de la efectividad del sistema fue una espectacular detención de varios ladrones que se produjo cuando los patrulleros rodearon una finca que estaba siendo asaltada y dieron aviso a los Mossos d’Esquadra.
Las patrullas son fácilmente detectables porque los vehículos llevan un distintivo imantado en el capó y los ocupantes van armados con linternas y potentes focos para iluminar los contornos.
“Los Mossos nos aconsejan que no bajemos del coche, ni nos enfrentemos a los sospechosos”, que suelen ser delincuentes conocidos como “ladrones emboscados” porque vigilan desde el bosque el movimiento de sus víctimas.
En las viviendas de los patrulleros, otros rótulos advierten: “Alerta, vecinos organizados con aviso directo a la policía”. Es más, plantean la vigilancia como una herramienta de cohesión social. “Incluso acompañamos a chicas a su casa si las encontramos solas por la calle”.