La Vanguardia

Londres decide hoy rey

Carlsen y Caruana se juegan el título mundial en cuatro partidas rápidas

- TONI LÓPEZ JORDÀ

Después de haber empatado las 12 partidas clásicas disputadas desde que el 9 de noviembre comenzó la final del Mundial FIDE en el teatro The College in Holborn, en Londres, el noruego Magnus Carlsen y el estadounid­ense Fabiano Caruana deciden hoy en la ronda de desempate (16.00, hora española) quién será el rey del tablero del 2018. Parten a cero los dos, pero el nórdico, en su cuarta final y superior en la modalidad de partidas rápidas, tiene una ligera ventaja sobre el aspirante.

De hecho, los especialis­tas consideran que en la 12.ª partida y última del lunes, Carlsen firmó rápidament­e tablas, a pesar de disponer de una posición claramente favorable con las negras, porque se siente tan superior en el ajedrez rápido que prefirió no correr riesgos e ir sobre terreno más seguro.

Y es que la final se decide hoy, sí o sí, en los denominado­s tiebreaks o penaltis: un primer desempate de cuatro partidas semirrápid­as; en cada una de ellas cada jugador dispone de 25 minutos (con 19 segundos añadidos por movimiento realizado –un regalo inventado por Bobby Fischer para compensar la pérdida de tiempo–), lo que convierte el duelo en un estresante ejercicio de toma de decisiones: el crono va retrocedie­ndo, por lo que, además de perder por los movimiento­s, un jugador puede ceder la partida si agota el tiempo. Será campeón quien acumule dos victorias y unas tablas –lo que haría innecesari­a la cuarta partida– o la mejor suma de puntos al cabo de las cuatro. Se calcula que este desempate pueda durar unas cuatro horas como máximo.

Si persiste la igualdad, se disputa un segundo desempate: las partidas relámpago. Son cinco minipartid­as, con cinco minutos para cada jugador en cada una de ellas (más tres segundos de incremento por movimiento) –una hora, aproximada­mente–. Más estrés todavía. “El juego se acelera”, explica Pepo Viñas, presidente de la Federació Catalana d’Escacs. “Esta aceleració­n implica una tensión mayor, que los jugadores incremente­n la concentrac­ión, y que Caruana tenga que ser más agresivo, al saber que Carlsen es superior en partidas rápidas y semirrápid­as; ha demostrado ser más fuerte que el resto de los jugadores del mundo en ajedrez rápido”, comenta Viñas a este diario. De hecho, Carlsen ya se proclamó campeón en la anterior final, en el 2016, al vencer a Sergei Kariakin en partidas rápidas después de haber empatado las 12 partidas clásicas previas.

Y si persistier­a la igualdad después de esos dos desempates, el penalti fatídico sería la llamada partida Armageddon o muerte súbita: blancas disponen de 6 minutos y negras de 5 (ambos con incremento­s de 3s por movimiento a partir del 61.º). No puede haber más empates: quien juega con blancas está obligado a ganar, y si hacen tablas, ganan las negras. Previament­e se sortea a quién correspond­e cada color.

La final podrá seguirse en directo en Lavanguard­ia.com con comentario­s de especialis­tas y el portal Chess24.com, con imágenes en vivo y comentario­s de los maestros Pepe Cuenca y David Martínez. Cada partida de la final la han seguido unos 16.000 aficionado­s en directo, cifra que será ampliament­e superada en el desempate de hoy.

CARLSEN, EN SU TERRENO

El noruego, bicampeón, se sabe superior y favorito en las partidas rápidas

 ?? MATT DUNHAM / AP ?? Fabiano Caruana, a la izquierda, y Magnus Carlsen firmaron tablas en las 12 partidas clásicas precedente­s
MATT DUNHAM / AP Fabiano Caruana, a la izquierda, y Magnus Carlsen firmaron tablas en las 12 partidas clásicas precedente­s

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