La Vanguardia

Otro Roma

El equipo que eliminó al Barça la temporada pasada deambula en su campeonato y Di Francesco, su líder, languidece

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

Olograr otra gesta descomunal en la Champions, esta vez ante los campeones de Europa, o recibir un aviso muy serio para la continuida­d del entrenador. El Roma ayer no encaraba el partido con demasiados matices, se trataba de un partido importante para la moral del club. Necesitaba un triunfo. El equipo que el año pasado batió por sorpresa al Barcelona en el Olímpico ahora es séptimo en la

Liga y su entrenador, Eusebio di Francesco, muy cuestionad­o por unos aficionado­s cada vez más exigentes. Más lo estará en las próximas horas, después de que algunos fallos descomunal­es llevaran a un Madrid en horas bajas a hacerles renunciar al primer puesto para octavos de final. Serán segundos.

“Nosotros no somos el Barcelona o el Madrid”, explicaba Fabio, seguidor que se define como romanista desde la cuna, mientras desfilaba lentamente hacia el estadio. “Somos un equipo que después de una gesta grande como fue llegar a semifinale­s vendemos a buenos jugadores en verano. Y cada año igual”, protesta culpando directamen­te al técnico. “No vamos a ganar, yo con un empate me conformo. Este año no somos el equipo que venció al Barça”, decía Gianni, de 59 años, que también despotrica­ba contra Di Francesco.

El fin de semana pasado el Roma perdía contra el Udinese, un equipo muy inferior. Contra el Madrid en esta ocasión llegaba colmado de bajas. “Somos dos equipos enfermos”, declaraba Di Francesco en la rueda de prensa previa al partido. Aunque recuperaba al griego Manolas, autor del gol que eliminó al Barça en la pasada temporada, que sufría problemas en un tobillo, así como al sueco Robin Olsen para la portería; el técnico llegaba sin De Rossi y Pellegrini, dos jugadores importantí­simos de los romanos en el centro del campo. Se notó también la ausencia del delantero Dzeko, su mayor revulsivo en la Champions. Se había lesionado en el entrenamie­nto previo al partido y Di Francesco decidió a última hora no arriesgars­e ante otra cita crucial del equipo, el próximo domingo contra el Inter. El entrenador romanista sabe muy bien que con la clasificac­ión en el torneo europeo, es en casa donde se lo juega todo. El objetivo de esta temporada es quedar por lo menos cuartos para poder jugar en Europa.

Aunque no pudiera ser, el Olímpico volvió a demostrar que es un estadio para grandes ocasiones. El Roma vendió todas sus entradas, récord de asistencia en Champions de esta temporada con más de 59.000 espectador­es. No lo consiguió el accidentad­o duelo contra el CSKA, que empezó con decenas de aficionado­s rusos en el hospital tras el hundimient­o de una escalera mecánica en el metro.

“La Roma se hace grande ante los retos importante­s”, decía Riccardo, otro tifoso. Si alguno de los suyos se acercaba a la portería, el Olímpico retronaba. Pero sobre todo, se enfadaron cuando el turco Ünder desaprovec­hó mandando a las nubes una asistencia perfecta de Zaniolo. Hoy todas las miradas son para Di Francesco.

LA QUEJA DE LA AFICIÓN “Nosotros no somos el Barça o el Madrid; después de una gesta, vendemos a los mejores”

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FILIPPO MONTEFORTE / AFP El turco Ünder falló un gol cantado al filo del descanso con 0-0 en el marcador

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