La Vanguardia

Izquierda y derecha sitúan a Vox en el eje de la campaña andaluza

Díaz agita la amenaza del partido de Abascal mientras PP y Cs piden el voto útil

- ADOLFO S. RUIZ JUAN CARLOS MERINO Sevilla / Madrid

La campaña electoral andaluza se anima gracias a Vox, un partido que no ha tenido representa­ción parlamenta­ria hasta ahora, y que no se sabe si la tendrá a partir del día 2. Una radicaliza­ción inesperada en una campaña que era bastante anodina hasta ahora.

La responsabl­e de que la formación ultraderec­hista aparezca ahora en el centro de la campaña es Susana Díaz, candidata del PSOE a la reelección en la presidenci­a de la Junta de Andalucía. Hasta en cuatro ocasiones preguntó el lunes a los cabezas de lista del PP y Ciudadanos, durante el segundo y último debate televisado, si pactarían con el partido de Santiago Abascal en caso de que finalmente consiga uno o varios diputados.

Los expertos electorale­s que asesoran al PSOE han mantenido una estrategia definida frente a Vox. Durante la primera semana lo ignoraron, hicieron como si no existiera, no le quisieron dar carta de naturaleza ni publicidad. En la recta final de la campaña, en cambio, han considerad­o que las referencia­s a este partido pueden ser muy útiles para movilizar al electorado de izquierda, siempre más perezoso a la hora de acudir a las urnas, y de paso dividir aún más el voto destinado a la derecha.

Díaz reiteró ayer sus referencia­s a Vox y se preguntó acerca de los motivos por los que Ciudadanos y el PP no quisieron responder a su pregunta de si “van a pactar con la extrema derecha racista, xenófoba y que no condena la violencia contra la mujer”. El candidato de esta formación a la presidenci­a de la Junta, el juez en excedencia Francisco Serrano, es un magistrado sevillano que se ha hecho famoso por combatir lo que considera “ideología de género”.

Ante las acusacione­s de haber llevado a la campaña un tema muy sensible y polémico, Díaz respondía ayer que ella no era la responsabl­e. “El discurso xenófobo y machista de Vox lo blanqueó Pablo Casado, y cuando el PP y Ciudadanos no son capaces de decir que no van a unir sus votos a este partido es que es evidente que están echando números y no descartan su apoyo”, manifestó a los periodista­s antes de sus actos electorale­s en el Campo de Gibraltar.

“No sé si Vox entrará en el Parlamento o no, pero el hecho de que blanqueen el discurso de Vox, que digan que les suenan bien sus argumentos de un partido que va en contra de las autonomías y no sean capaces de decir que no van a sumar con ellos es llamativo. No todo vale a cualquier precio”, señaló la candidata del PSOE andaluz.

Los interpelad­os mantuviero­n ayer su silencio. Juan Marín, el cabeza de lista de Ciudadanos, prefirió escudarse en lo siguiente: “No voy a hablar de formacione­s políticas que no tienen representa­ción parlamenta­ria”. Más ambiguo estuvo Albert Rivera, quien en una entrevista en Telecinco aseguró que no le incomoda negociar con otros partidos constituci­onalistas para gobernar Andalucía y se mostró dispuesto a “escuchar y ver qué condicione­s ponen”.

Tampoco el PP dio una respuesta contundent­e. Juan Manuel Moreno Bonilla señaló que “en estos momentos, Vox es una rémora para el cambio”. Los populares quieren distanciar­se de los planteamie­ntos de Abascal a partir de dos elementos: ellos no son contrarios al Estado autonómico y mucho menos antieurope­ístas.

Los mismos argumentos que, por cierto, utiliza el responsabl­e de Ciudadanos.

La irrupción de Vox y los miles de votos que puede atraer con su discurso “populista”, como lo califican dirigentes del PP que prefieren evitar el término ultraderec­hista, “está perjudican­do mucho más a Ciudadanos que a nosotros”, aseguran los populares. “Hay que entender las tendencias que muestran los sondeos, y ellas nos dicen que Vox sube en la medida en que Ciudadanos se desinfla”, señalan en la sede regional de la calle San Fernando.

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sis de su apretada agenda internacio­nal. Y, según el guion de campaña, se dio grandes besos y abrazos con Susana Díaz en el mitin que compartier­on ante una marea de banderas verdes del PSOE y unos 2.000 simpatizan­tes apretujado­s en el auditorio del palacio de congresos de Marbella. En esta recta final de campaña, el Gobierno también quiere poner toda la carne en el asador: ayer mismo también estuvo la vicepresid­enta Carmen Calvo, de gira por Granada y Jaén, y el ministro de Fomento y secretario de organizaci­ón de Ferraz, José Luis Ábalos, en Cádiz.

Sánchez subrayó la sintonía política con Díaz, pese a su cruenta pugna por el liderazgo del PSOE, hasta el punto de asegurar, sobre las políticas que ha desplegado en la Junta: “Sois el espejo en el que nos miramos e inspiramos, Susana”.

En línea con el discurso de Díaz, a apenas cinco días de la cita con las urnas, Sánchez animó al PSOE andaluz a “ganar bien”, con la suficiente holgura como para poder gobernar y que no fracase una nueva investidur­a de la líder socialista andaluza. “Nadie duda quién va a ganar las elecciones, el PSOE. Pero si queremos que el 3 de diciembre no haya bloqueo, tenemos que ganar bien el 2 de diciembre. ¡Por eso nadie se puede quedar en casa!”.

El presidente del Gobierno advirtió que “algunos venden que esta es la primera vuelta de las generales”. “¡Pues vamos a darles una lección y que se queden con las ganas! ¡Vamos a dejar con la miel en los labios a las derechas, que sólo quieren sumar para bloquear!”, clamó. Por tanto, instó: “¡A ganar y a gobernar!”. Sánchez metió en el mismo saco al PP y Cs, que “en vez de rebatir a la ultraderec­ha, abrazan sus argumentos”, en referencia a Vox. Por eso, lamentó, “agitan el espantajo de la inmigració­n, de la recentrali­zación y del recorte en la autonomía”. “Consciente­s de la derrota, las derechas a lo único a lo que aspiran es a sumar para recortar y bloquear la acción política”, atizó. En cambio, aseguró que el Gobierno que él preside se pone “de frente, y vamos a garantizar el autogobier­no en Andalucía”. Es más, se comprometi­ó a cumplir el Estatuto andaluz y dedicar el 17% de la inversión pública del Estado a Andalucía.

Sánchez aprovechó para alejar de nuevo el fantasma del adelanto de las elecciones generales al explicar que, antes de llegar al mitin, varios simpatizan­tes le animaron a que aguante. “¡Hombre, claro que vamos a aguantar! Vamos a hacer muchas cosas antes de convocar elecciones”, aseguró. Entre otras, subir el salario mínimo a 900 euros al mes o “regenerar la vida política de este país”. Así, anunció que el próximo viernes el Consejo de Ministros aprobará la reforma constituci­onal para “acabar con los aforamient­os”. Incluso sacó pecho de su precaria minoría parlamenta­ria, pues aseguró que el PP no se atrevió a hacerlo con mayoría absoluta y él sí, “con 84 diputados”. “¡Queda mucho por hacer, y vamos a consolidar la agenda del cambio tras una década perdida!”, clamó entre grandes aplausos.

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DANIEL PÉREZ / EFE Susana Díaz y Pedro Sánchez compartier­on ayer en Marbella su segundo y último mitin de esta campaña

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