La guerra de los másters traslada la presión a Casado
Sánchez intenta evitar que la guerra de los másters se dirija ahora en su contra
El Gobierno señala al líder del PP después de la dimisión de Montón Rivera pone en duda la tesis de Sánchez, registrada en la universidad
El Gobierno y el PSOE aprovecharon finalmente la dimisión de Carmen Montón para, como ya urgían muchos la víspera, dirigir toda la presión contra el líder del PP, Pablo Casado, en la guerra de los másteres. Apenas unas horas después de la convulsa jornada en la que Pedro Sánchez acabó tomando la amarga decisión de que su amiga Montón saliera del Gobierno –el plagio de su trabajo de fin de máster fue la puntilla, admiten en la Moncloa–, el presidente se enfrentó a su primer cara a cara en el Congreso con Casado. Pero pese al duro cruce de reproches entre ambos, no hubo ninguna mención a la dimisión de Montón.
Después tomó la palabra el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que olió la sangre, cambió la pregunta que tenía registrada y lanzó un misil que impactó en Sánchez. Hizo daño. “Hay dudas razonables sobre la publicación de su tesis doctoral, porque la oculta”, le echó en cara Rivera. E insistió: “Para disipar cualquier duda, haga pública su tesis. ¡Acabemos con la sospecha y la duda razonable!”.
Su andanada irritó y descolocó a Sánchez. “Mi tesis doctoral está publicada conforme a la legislación, está colgada en Teseo”, replicó el líder del PSOE, en referencia a la base de datos oficial de las tesis doctorales. Y acusó a Rivera convertir el control parlamentario “en un lodazal”. “¡Ha sembrado unas dudas injustificadas!”, lamentó.
Sánchez incluso se había sincerado, previamente, al confesar sus “sensaciones agridulces” tras 102 días como presidente del Gobierno. “Para mí ayer fue un día, en lo personal, complicado, difícil, porque he perdido a una amiga que estaba haciendo una extraordinaria labor como ministra de Sanidad”, reconoció. Y luego reaccionó: “Nosotros asumimos nuestra responsabilidad política. Montón eligió el camino de la ejemplaridad y la asunción de responsabilidades políticas que tanto les cuesta a otros emprender”.
Tras el estupor y la perplejidad que la víspera pusieron en ebullición a buena parte del PSOE y del Gobierno –por el desesperado intento de Sánchez por defender a Montón cuando la mayoría ya reclamaba su dimisión–, cundió la alarma. Tras la caída de la ministra, la guerra de los másters se dirigía contra el propio Sánchez. Así que, pese al retraso en la reacción que ya demandaban muchos en el PSOE, llegó el contraataque. La propia vicepresidenta
Rivera olió la sangre, cambió su pregunta y disparó la sospecha sobre la tesis doctoral del jefe del Ejecutivo
del Gobierno, Carmen Calvo, presentó una queja formal a la presidenta del Congreso, Ana Pastor, por permitir a Rivera cambiar su pregunta a Sánchez. Y, a toque de corneta, la contraofensiva del Gobierno y del PSOE trató de situar toda la presión sobre el polémico máster del líder del PP. “El presidente del Gobierno no tiene nada que ocultar, Cs una vez más ha sido la muleta del PP”, replicó la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra. Y puso al líder del PP en la diana: “Hoy quien tiene un problema real encima de la mesa es Casado, porque si no fuera diputado y estuviera aforado estaría imputado por su no máster. ¡Casado tiene que presentar su dimisión!”. Y se sucedieron las declaraciones de varios miembros del Gobierno en la misma línea. “Hemos puesto el listón de la ejemplaridad muy alto, para todos!”, advierten en la Moncloa.
Así que, aunque el propio Casado por la mañana no respaldó las sospechas vertidas por Rivera sobre el máster de Sánchez, a media tarde la portavoz del PP en el Congreso, Dolors Montserrat, ya cambió el guión: “¡Sánchez está tardando en salir a explicar las informaciones sobre su tesis para que no quede ninguna sospecha!”. La Ser acababa de desvelar, además, los audios que confirmarían el presunto trato de favor a Casado en su máster.