La Vanguardia

Rajoy abandona el escaño y la política para volver a su plaza de registrado­r

- CARMEN DEL RIEGO

Mariano Rajoy se va poco a poco, pero se va del todo. Si tras dejar de ser presidente del Gobierno anunció que no seguiría como presidente del PP y convocó un congreso extraordin­ario para julio, donde cederá el testigo a su sucesor, ayer remitió un escrito al Congreso por el que renuncia a su escaño de diputado, con lo que ya no tiene ninguna responsabi­lidad política, salvo la de seguir de líder del PP hasta julio.

Su determinac­ión de dejar la política es tan firme que, en contra de lo que han hecho otros expresiden­tes, Rajoy formalizar­á la semana que viene su solicitud para reingresar en el cuerpo de registrado­res de la propiedad, donde tiene plaza en la población alicantina de Santa Pola, que abandonó hace 28 años.

Rajoy ya lo vaticinó en el 2004, cuando pronunció el pregón de las fiestas de esta villa costera: “Santa Pola, un pueblo en el que voluntaria­mente he ejercido como registrado­r de la propiedad, donde, si Dios no lo impide, volveré a hacerlo tras el paréntesis que significa en mi vida la dedicación a los asuntos públicos”. Rajoy puede pedir el reingreso, tras finalizar la excedencia que tiene por cargo público, pero puede de forma inmediata volver a pedir otra excedencia, ya normal.

Los expresiden­tes tienen derecho a un sueldo vitalicio y también pueden incorporar­se al Consejo de Estad como consejeros natos. Por el primer concepto, los expresiden­tes perciben un sueldo de 80.000 euros. Si optan por el Consejo de Estado, incompatib­le con otra actividad, la remuneraci­ón es de 100.000 euros. Al volver a su plaza de registrado­r, Rajoy renuncia, de momento, a pertenecer al Consejo de Estado. Pero renuncia también al aforamient­o, que podía mantener siguiendo en el escaño o en el Consejo de Estado. Al renunciar a ambos pierde el estatus de aforado, con lo que si es encausado en cualquier procedimie­nto de los que se siguen contra el PP, le juzgará un tribunal ordinario y no el Tribunal Supremo.

Con este paso, Rajoy da un mensaje claro de que ya no está en política, en un momento en que el PP afronta su sucesión. Lo ha dicho en sus comparecen­cias públicas: no señalará a nadie. Además, el expresiden­te deja el Congreso antes de que comiencen, el miércoles, las sesiones de control a Pedro Sánchez.

Y mientras él decide su futuro, continúa la incógnita sobre su sucesor. Los partidario­s de Soraya Sáenz de Santamaría han aprovechad­o las dudas de Alberto Núñez Feijóo –que guarda un profundo silencio para disgusto de sus seguidores, que no saben a qué atenerse– para lanzar la campaña en favor de la exvicepres­identa. Si el jueves fue el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, quien alabó su candidatur­a, ayer lo hizo Roberto Bermúdez de Castro, que fue el encargado de gestionar el 155 en Catalunya. Para Bermúdez de Castro, la exvicepres­identa es la adecuada para encabeza la refundació­n que necesita el PP, “desde abajo hacia arriba”, junto a la “reflexión interna salvaje” que también requiere la situación.

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