La patria de los sensatos
LA novela El proceso de Kafka concluye con su protagonista, Josef K, camino del patíbulo, mientras repite interiormente: “Lo único que puedo hacer es mantener el sentido común hasta el final”. El historiador Jordi Canal, profesor de la École des Hautes Études en Sciencies Socials de París, acaba de publicar el libro Con permiso de Kafka. El proceso independentista en Catalunya (Península), donde juega con la idea que inspiró al escritor de Praga. En la obra –como en la realidad catalana–, “a pesar de estar viviendo en un Estado de derecho, en paz y con todas las leyes en vigor, el proceso se desencadena fatalmente”. El profesor Canal recuerda: “Casi de golpe y sin avisos previos, ni demasiadas alertas y previsiones, estalló el proceso. (...) Nunca podemos saber lo que ocurrirá mañana”.
El conflicto ha fracturado a la sociedad catalana, los viejos consensos y los puentes de diálogo han saltado por los aires, y las verdades han desaparecido para dejar paso a un mundo virtual. Los efectos concretos del procés están todavía por evaluar. De todos modos, no podemos concluir como en la novela de Kafka, donde Josef K pregunta al capellán de la prisión: “No sé como terminará todo. ¿Lo sabes tú?”. Y el sacerdote responde: “No, pero me temo que terminará mal”.
No nos podemos permitir como país que todo esto tenga un trágico final. Para evitarlo, se necesita que Carles Puigdemont proponga un nombre que pueda ser aceptado no sólo por el independentismo, sino por toda la sociedad catalana. Y que pueda tener interlocución con el Gobierno. No será una garantía para hallar una salida, pero si no cumple estos requisitos, será difícil encontrarla. No es tiempo de tacticismos ni de estrategias a corto plazo. Hay que romper con las políticas de bloques y con el enfrentamiento con el Estado. Puigdemont tiene en su mano bajar la presión o doblarla. Pero lo único razonable es hacer un ejercicio de pragmatismo, que es la patria de los sensatos.