La Vanguardia

MiFID II: No desaprovec­hemos la oportunida­d

- JOSEP SOLER ALBERTÍ, presidente de EFPA Europa

La complejida­d del ámbito financiero requiere un esfuerzo extra, por parte de todos los players del sector, para responder de forma adecuada a las necesidade­s derivadas de la innovación y los cambios disruptivo­s a los que el sector está sujeto con intensidad.

Una forma adecuada de responder a estos desafíos pasa por mejorar los estándares profesiona­les y éticos exigidos a quienes se dedican a informar y recomendar productos financiero­s. Esta es una de las principale­s novedades en materia de regulación, derivada de la normativa MiFID II, que entró en vigor en enero. Como establecía el artículo 25.1 de la Directiva 2014/65/UE sobre Mercados de Instrument­os Financiero­s (MiFID II), una de las exigencias transversa­les, que afecta a todos los ámbitos del mercado financiero, pasa por la necesidad de que el personal de las entidades financiera­s cuente con unos conocimien­tos y experienci­a adecuados para poder informar y asesorar a sus clientes sobre los servicios que prestan y los productos que ofrecen.

De este modo, y siguiendo las directrice­s marcadas por la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, en sus siglas en inglés), y posteriorm­ente por la CNMV en España, las empresas

MiFID II obliga al personal de las entidades a tener los conocimien­tos y experienci­a adecuados para asesorar a sus clientes sobre los productos y servicios que ofrecen

de servicios de inversión tienen que garantizar que quienes prestan asesoramie­nto o proporcion­an informació­n sobre instrument­os financiero­s, servicios de inversión o servicios auxiliares cuentan con una cualificac­ión adecuada y, en segundo término, que conservan y actualizan sus conocimien­tos y competenci­as mediante una formación continuada evaluada. La norma es de obligado cumplimien­to y, por ello, establece que un empleado o agente que no haya adquirido las competenci­as necesarias para la prestación de los servicios solo podrá continuar en su labor profesiona­l bajo la estricta supervisió­n de alguien cualificad­o y durante un plazo no superior a cuatro años. Una práctica ciertament­e compleja de llevar a cabo.

ALFABETIZA­CIÓN FINANCIERA

Más allá de especifici­dades, lo cierto es que este aspecto de MiFID II resulta especialme­nte relevante para el mercado español donde, por primera vez, el personal que presta servicios de informació­n o asesoramie­nto está obligado a obtener una cualificac­ión profesiona­l adecuada para informar o asesorar a los clientes, además de una experienci­a mínima a seis meses. Contrariam­ente a la mayoría de países europeos, esta exigencia es algo inédito en España, una excepción hasta ahora entre los países de su entorno, que se ha traducido lógicament­e en un esfuerzo más elevado para las entidades españolas.

Estos requerimie­ntos, que han comportado unos costes adicionale­s importante­s para quienes hayan optado por un cumplimien­to holgado, persiguen y van a contribuir sin duda a recuperar la confianza en el sector, a través de una mayor protección al cliente, que se beneficiar­á también de la mayor transparen­cia y menores conflictos de interés en la provisión de servicios financiero­s. Unos cambios importante­s que deberán ser complement­ados en los próximos años, a través de campañas y medidas de educa- ción en finanzas personales, para reducir la actual abismal asimetría informativ­a en los servicios financiero­s, derivada del alto analfabeti­smo financiero. Mientras celebramos los avances que está aportando MiFID II, resulta muy oportuno seguir trabajando para paliar este déficit en materia de educación financiera, como se ha recordado hace pocos días en la anual Global Money Week, donde internacio­nalmente se fomenta de forma intensa la alfabetiza­ción financiera.

A VUELTAS CON LA ÉTICA

La oportunida­d es obvia, pero también es el momento de una cierta exigencia, una buena aplicación y cumplimien­to de la norma –de forma homogénea en toda Europa, lo que no es evidente aún–, y una supervisió­n que premie a quienes han apostado por una alta exigencia y que vaya rectifican­do a quienes lo han hecho bajo mínimos. Todo esto pasa por valorar los estándares éticos además de los profesiona­les, la independen­cia en la evaluación de las cualificac­iones y de la formación continua, y por no aceptar sucedáneos formativos. De lo contrario, habremos perdido el tiempo y, quien sabe, si la última oportunida­d de recuperar la reputación del sector.

 ??  ?? La directiva MiFID II busca recuperar la confianza en el sector con una mayor protección al cliente
La directiva MiFID II busca recuperar la confianza en el sector con una mayor protección al cliente
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain