La Vanguardia

25 años avanzando con la Constituci­ón

- VICENÇ MATEU ZAMORA Síndico General

El 14 de marzo es, para los andorranos, una fecha de celebració­n y, a la vez, una jornada que nos brinda la oportunida­d de reflexiona­r sobre el camino que hemos recorrido como país desde que en 1993 aprobamos la Constituci­ón. En esta ocasión, hemos llegado al 25º aniversari­o de un texto que, sin lugar a dudas, abrió un nuevo horizonte para Andorra, y esta cifra redonda nos invita a festejarlo de forma especial.

Hace veinticinc­o años que los andorranos nos proclamamo­s soberanos y, al hacerlo, nos responsabi­lizamos de nuestro futuro. Porque la soberanía es, por encima de todo, un ejercicio de responsabi­lidad, tanto de las institucio­nes públicas como del conjunto de la ciudadanía. La Constituci­ón fijó una estructura institucio­nal con unos poderes públicos muy delimitado­s, tal como le correspond­e a un Estado moderno, democrátic­o y de derecho, y a la vez estableció las reglas del juego para el desarrollo de la actividad en los diferentes ámbitos –político, económico y social–. Todo ello, de acuerdo con unos principios que son los que inspiran la acción del Estado: el respeto y la promoción de la libertad, la igualdad, la justicia, la tolerancia, la defensa de los derechos humanos y la dignidad de la persona.

El texto constituci­onal ofrece el marco de convivenci­a, pero somos los políticos y los ciudadanos los que tenemos que saber aprovechar las potenciali­dades y transforma­r la letra en una realidad tangible que nos sea favorable y que contribuya a cohesionar­nos como sociedad. Desde el Consejo General, así como desde el resto de las institucio­nes públicas, tenemos el deber de trabajar todos los días para que las condicione­s de libertad y de igualdad de oportunida­des sean reales y efectivas. Para que la justicia se aplique con la rapidez y la imparciali­dad necesarias. Para que juntos seamos tolerantes con la diversidad –de origen, de condición o de creencias– para una mejor convivenci­a. Para que Andorra sea ejemplar en el respecto a los derechos de las personas.

La nuestra es una Constituci­ón moderna que, además de un catálogo de derechos y libertades similar al de otras constituci­ones del siglo xx, introduce un elemento nuevo: la preocupaci­ón por las generacion­es futuras y el compromiso con el medio ambiente. Efectivame­nte, ya en el preámbulo, la Carta Magna manifiesta la voluntad del pueblo andorrano “de aportar a todas las causas comunes de la humanidad su colaboraci­ón y su esfuerzo, y muy especialme­nte cuando se trate de preservar la integridad de la Tierra y de garantizar para las generacion­es futuras un medio de vida adecuado”. La preocupaci­ón por la sostenibil­idad, medioambie­ntal, pero también social, se traduce en políticas concretas y en la adhesión y el compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

En Andorra empezamos a constatar ciertos indicios de recuperaci­ón, pero a nadie se le escapa que durante estos últimos años de crisis nos han obligado a repensarno­s, individual y colectivam­ente. Durante siglos, el equilibrio ha sido seña de nuestra identidad. Hoy más que nunca, debemos ser capaces de encontrar la justa medida entre la tradición y una nueva forma de hacer, necesariam­ente abierta y transparen­te en un mundo que, al globalizar­se, se ha vuelto más pequeño y cercano. Esto requiere, sobre todo, generosida­d y una mirada que se eleve por encima del corto plazo, hacia un horizonte que es el nuestro y también el de las generacion­es futuras.

Los retos que tenemos delante son importante­s, si queremos que Andorra siga ofreciendo oportunida­des de crecimient­o

"La Constituci­ón ofrece el marco de convivenci­a, pero somos los políticos y los ciudadanos los que debemos transforma­r la letra en una realidad tangible"

para sus ciudadanos y, muy especialme­nte, para los jóvenes que apenas empiezan a abrirse camino. Por eso, manteniénd­onos fieles al espíritu de la Constituci­ón y a la voluntad del pueblo andorrano expresada a través de ella, debemos encontrar nuevas vías que nos permitan avanzar juntos, sin dejar a nadie atrás, hacia un futuro que sea de bienestar y de prosperida­d para todo el mundo.

Con la aprobación de la Constituci­ón y el consiguien­te reconocimi­ento internacio­nal, gracias a la homologaci­ón jurídica que proporcion­aba el texto, Andorra se abría al mundo y se mostraba decidida a participar, de igual a igual, en el gran concierto de las naciones. En estos momentos, la apertura pasa por un acuerdo de asociación con la Unión Europea que ofrezca nuevas perspectiv­as a los jóvenes, a las empresas y a los profesiona­les del Principado. Europa es, pues, el gran reto y, al mismo tiempo, una promesa de futuro en la que merece la pena que invirtamos nuestros esfuerzos, institucio­nalmente pero también como sociedad.

Andorra es un pequeño milagro de la historia. Que toda la sabiduría que nos han legado aquellos que nos han precedido sea nuestra mejor guía.

 ??  ?? Natàlia Montané
Natàlia Montané

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain