Alemania inaugura el cuarto mandato de Merkel
La canciller es elegida seis meses después de las elecciones gracias al pacto con el SPD
Casi seis meses después de las elecciones, Alemania tiene por fin Gobierno. La líder democristiana Angela Merkel, vencedora renqueante en los comicios y obligada a extenuantes negociaciones primero con liberales y verdes y luego con los socialdemócratas, se convirtió ayer en canciller de su país por cuarta vez. El Bundestag (Cámara Baja del Parlamento) la eligió para el puesto con 364 votos a favor, 315 en contra, 9 abstenciones y 4 votos nulos, en una votación secreta en urna en la que fueron introducidas 692 papeletas.
Es este un resultado sujeto a variedad de interpretaciones. Para algunos, evidencia el poco entusiasmo con que arranca esta gran coalición –la tercera que les une– entre la democristiana CDU de Merkel, su aliada la socialcristiana bávara CSU y el Partido Socialdemócrata (SPD). Merkel superó la mayoría absoluta necesaria (355 diputados sobre los 709 escaños que tiene el hemiciclo en esta legislatura) por sólo 9 votos. Y le negaron su apoyo 35 diputados del total que suman los tres partidos de la gran coalición, que es 399.
Pero otros analistas, y también políticos, recuerdan que la fuga de votos no es algo raro en las sesiones de investidura. “Nos han fallado unos cuantos votos, pero no creo que eso tenga mayor relevancia; algo parecido ocurrió en la anterior elección y no afectó a la legislatura”, declaró el socialcristiano Andreas Scheuer, ministro de Transportes en el nuevo Ejecutivo. En la investidura de Merkel de diciembre del 2013, hubo 42 votos disidentes en las filas de la gran coalición, que sumaba entonces 504 diputados del total de 631 escaños que tenía el Bundestag en esa legislatura.
La jornada que puso final a la más larga búsqueda de gobierno en Alemania en su historia de posguerra tuvo, según el protocolo, un solo discurso oficial, el del presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, que recibió a Merkel y al nuevo Gobierno en el palacio de Bellevue. Allí les habló de la “creciente polarización” en Europa, el “auge del aislacionismo y el nacionalismo” y el discurso del odio, entre otras cosas. “Ese camino no es el nuestro –dijo Steinmeier–; somos un país democrático y abierto y queremos seguir siéndolo, muchos esperan que demostremos que la democracia liberal es capaz y tiene futuro”.
Entonces entregó a Merkel el nombramiento oficial como canciller, y ella y los 15 ministros regresaron al Bundestag para el juramento. Como en sus tres investiduras anteriores, Merkel lo culminó con la frase: “Que Dios me ayude”. La frase figura en la fórmula de juramento del presidente federal, el canciller y los ministros recogida en la Constitución, que especifica que puede prestarse también sin invocación religiosa. En la tribuna de invitados estaba su madre, Herlind Kasner, de 89 años, como en las otras tres investiduras anteriores, y también –en su caso por primera vez– el marido de la canciller, Joachim Sauer.
La líder democristiana, que ha ejercido de canciller en funciones desde el 24 de octubre, viajará mañana a París a reunirse con el presidente francés, Emmanuel Macron, para hablar del espinoso asunto de las reformas en la UE. Merkel lleva 12 años y 3 meses en el poder, y ahí sigue. En el pacto de conservadores y socialdemócratas, hay una cláusula de revisión a mitad de legislatura, pero cada vez más observadores creen que la necesidad hará que la CDU/CSU y el SPD agoten tiempos hasta la próxima cita electoral, prevista para otoño del 2021.
Ayer en la Deutsche Welle preguntaron al diputado ecologista Reinhard Bütikofer qué le impresionaba más de la canciller Merkel en el día de su cuarta reelección. Bütikofer replicó jovialmente: “El hecho de que, después de 12 años, continúa arreglándoselas para ser subestimada”. En efecto, muchos observadores consideran que es así como Angela Merkel, desde los inicios de su carrera política, se ha salido al final siempre con la suya.
La democristiana juró su cargo con la frase “Que Dios me ayude”, como ya hizo en sus tres investiduras anteriores