El Mobile reclama estabilidad para seguir en Barcelona
La organización reitera su advertencia contra la incertidumbre política
“Nosotros no somos políticos; somos una organización empresarial y lo que necesitamos es un entorno de estabilidad y seguridad para los congresis- tas”, afirmó ayer Michael O’Hara , director de marketing de la GSMA, la entidad responsable del Mobile World Congress.
El Mobile World Congress (MWC) alcanza su decimotercera edición en Barcelona este año pero los organizadores dicen que no son supersticiosos. La GSMA, la entidad responsable del congreso, está decidida a hacer de esta edición la mejor de todas, conscientes de que la incertidumbre política en la que está inmersa Catalunya planea sobre el evento.
“Nosotros no somos políticos, somos una organización empresarial y lo que necesitamos es un entorno de estabilidad y seguridad para los congresistas”, reclamó ayer Michael O’Hara, director de marketing de la GSMA, durante la presentación
INCERTIDUMBRE POLÍTICA
El Ayuntamiento intensifica el trabajo conjunto con la GSMA para retener el congreso
REFUERZO POLICIAL
Los accesos al recinto ferial han sido rodeados por completo con barreras de hormigón
del congreso, que se celebrará del 26 de febrero al 1 de marzo en el recinto Gran Via de Fira de Barcelona. La petición formulada no es la primera vez que la escuchan los miembros del Ayuntamiento barcelonés. El consejero delegado de la GSMA, John Hoffman, ya se expresó en términos similares durante el último patronato de la fundación Mobile World Capital, celebrado a principios de noviembre. En aquel momento llegó a verbalizar la posibilidad de irse a otra ciudad en el 2019 si las cosas se ponen feas, aunque el contrato vigente está firmado hasta el año 2023.
Desde que se produjo aquel toque de atención, las comunicaciones se han intensificado entre los organizadores del Mobile y el equipo del primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello. La GSMA se ha conjurado con el Ayuntamiento de Barcelona y el resto de actores implicados para trabajar codo con codo y garantizar que el congreso se desarrolla sin incidentes en todo aquello que esté en su mano. El objetivo, al fin y al cabo, es el mismo de siempre: que los asistentes a la feria disfruten de los atractivos de la ciudad a la vez que hacen negocio en el congreso. “Haremos todos los esfuerzos posibles para generar buenos recuerdos entre los asistentes”, aseguró el director del congreso, John Hoffman, un auténtico enamorado de Barcelona y l’Hospitalet que ha defendido ante los suyos la continuidad de la feria en la capital catalana cuando recibía llamadas cada día de empresas multinacionales preocupadas por las imágenes que veían en la televisión durante los días más convulsos de octubre.
En cuanto a la demanda de mayor seguridad, el dispositivo no fue desvelado por los organizadores ya que es responsabilidad de los Mossos pero hay un elemento que ya salta a la vista. Los accesos al recinto ferial de l’Hospitalet en el que se desarrollará el congreso han sido rodeados por barreras de hormigón.
El salón espera recibir durante la última semana de febrero a más de 108.000 congresistas de 200 países. Los pabellones de Fira Gran Via es- tarán ocupados hasta el último rincón –como sucede desde hace años– con 2.300 empresas expositoras. De hecho, este año la feria crecerá en los espacios exteriores. En el acceso principal ya se está levantando una carpa –un village en el argot congresual– como nuevo punto de encuentro más distendido entre los asistentes. También se ampliará el espacio gastronómico montado por el Ayuntamiento de l’Hospitalet en el exterior, en la plaza Europa, que sumará un nuevo emplazamiento delante de la entrada principal. El buen entendimiento entre la segunda ciudad de Catalunya y la organización del congreso durante los años en los que Barcelona no los mimaba tanto como ahora se ha traducido también en el traslado del salón YoMo, dedicado a la educación. El evento paralelo por el que el año pasado desfilaron 15.000 estudiantes se trasladará de Montjuïc a La Farga de l’Hospitalet.