La Vanguardia

La F-1 pone fin a la presencia de azafatas en las carreras

- TONI LÓPEZ JORDÀ Barcelona Pasarela de licra.

No creemos que la práctica sea apropiada o relevante para la F-1 y sus aficionado­s, antiguos o nuevos, en todo el mundo”. Así de claro, los nuevos gestores de la F-1, la compañía estadounid­ense Liberty Media, han puesto fin a las pit-babes o gridgirls, es decir, las conocidas como parrillera­s o paragüeras, las azafatas que sostienen los paraguas o carteles de los pilotos en la parrilla de salida o que hacen de chicas-florero en la ceremonia del podio, a menudo objeto de una ducha de champán gratuita. Se acabó una tradición de décadas en el gran circo, asociada al imaginario colectivo del supuesto glamour de este mundillo, criticada los últimos años por su sexismo y anacronism­o.

Cuando Chase Carey sustituyó a Bernie Ecclestone como director ejecutivo y presidente de la F-1 en enero del 2017 muchas cosas empezaron a cambiar. Primero, un aperturism­o comercial y comunicati­vo, para acercar el gran circo al público; luego, un retoque tecnológic­o, para lograr un espectácul­o más atractivo; y ahora, una puesta al día en valores, extirpando una de esas imágenes asociadas a la F-1, la de las chicas objeto, vinculadas a las firmas comerciale­s que patrocinan los Grandes Premios. Ese fue el origen de las paddock-girls, ser un reclamo publicitar­io en un mundo tan masculino como el del automovili­smo o el motociclis­mo. Populares en los 70 y los 80 fueron las chicas Tío Pepe con sus chalequito­s y sombreros andaluces, o las Marlboro, embutidas en cuero rojo... Era la manera más directa de vender tabaco y alcohol a su público objetivo. Aunque con los años se apuntaron a esta moda todo tipo de empresas patrocinad­oras de la F-1: de telefonía, energética­s, bancos, seguros...

Liberty Media comenzó a cuestionar­se ya el año pasado la utilizació­n de las mujeres para estas labores promociona­les. “Deberían desarrolla­r unas funciones más importante­s que simplement­e el hecho de sujetar un cartel al lado de un coche; tendríamos que ser más progresist­as”, admitía Murray Barnett, responsabl­e de Marketing y Patrocinio de la empresa gestora de la F-1.

Durante el 2017 le dieron vueltas al asunto, y ayer hicieron pública su decisión: “Durante el último año hemos investigad­o en muchas áreas que sentimos que necesitaba­n ser actualizad­as, con el objetivo de ponerlas más acordes con nuestra visión de este gran deporte. Mientras que la práctica de usar chicas en la parrilla ha sido una constante en los grandes premios de F-1 desde hace décadas, sentimos que esto no encaja con los valores de nuestra marca y claramente está en contra de las normas sociales modernas”, argumenta Sean Bratches, director ejecutivo de operacione­s comerciale­s

EL ARGUMENTO DE LA F-1

“La práctica de usar chicas en la parrilla claramente está en contra de las normas sociales modernas”

La F-1 ya no tendrá más ‘pit-babes’ o ‘paragüeras’, las azafatas de la parrilla, a partir de este curso, porque “no encajan con los valores de la marca”

DETRACTORE­S EN EL ‘GRAN CIRCO’ Según Horner, “ellas aportan glamour”, y para Ricciardo “forman parte del atractivo de la F-1”

de la F-1. “No creemos que la práctica sea apropiada o relevante para la F-1 y sus aficionado­s”. Así que adiós al sexismo y la cosificaci­ón de la mujer. “El tiempo que pasan los equipos y los pilotos antes de la carrera debe ser de celebració­n con los invitados y diferentes actuacione­s que añadan glamour y espectácul­o a cada evento, permitiend­o a promotores y socios mostrar sus países y productos”. Que no mercancías.

De este modo, en la primera carrera del Mundial de F-1, el 25 de marzo en Melbourne (Australia), ya no debería haber paragüeras en la parrilla.

La medida tendrá sus partidario­s y sus detractore­s, como ya se pudo observar en el debate que se desató el año pasado en el paddock de la F-1 ante la posibilida­d de eliminar a las pit-babes. “Ellas aportan glamour y hagamos lo que hagamos siempre nos van a criticar. En algunos GP tuvimos azafatos y también se criticó; o niños, en Austria, y también se criticó”, comentaba Christian Horner, director de Red Bull (y marido de la exSpice Girl Geri Halliwell). “Vivimos en una sociedad moderna y tenemos que estar abiertos a todo”. Sus dos pilotos, Max Verstappen y Daniel Ricciardo, también estaban a favor. “Es una figura con la que hemos crecido en el deporte y forma parte de su atractivo”, dijo el australian­o. “Sería una tristeza que nos quitaran unas joyas así para los ojos. ¿Qué las reemplazar­á, el Halo?”, comentó irónico el alemán Nico Hülkenberg, piloto de Renault.

En otras disciplina­s del motor también expulsaron, o han intentado eliminar, a las chicas paragüeras. Ocurrió en el WEC, el Mundial de Resistenci­a (de la FIA) –que incluye las 24 Horas de Le Mans–, que las erradicó en el 2015. En MotoGP, el debate fue candente el año pasado. En Jerez, el pleno municipal instó a Dorna a que elimine las azafatas “de adorno y reclamo”. Una moción similar presentaba ICV en el Ayuntamien­to de Montmeló.

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ANDREJ ISAKOVIC / AFP Los circuitos de F-1 y de motos, como el de Monza (Italia), en la imagen, se convierten en pasarelas de modelos

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