Recortes en la Unión
La UE sacará la tijera en los presupuestos para hacer frente al aumento en las partidas de defensa e inmigración, aunque salvará de la quema los fondos destinados a investigación y becas, una decisión bien distinta a las que suelen tomar otros gobiernos.
Los siete países del sur de la Unión Europea (UE) –un grupo conocido como Med7– pidieron ayer de nuevo a sus socios más solidaridad para afrontar el fenómeno de la inmigración masiva. La cumbre de jefes de Estado y de gobierno de las naciones meridionales de la UE es la cuarta desde septiembre del 2016, una prueba del interés mutuo por formar un bloque geográfico que contrarreste al de Visegrad (de países centroeuropeos), los cuales defienden una visión muy distinta –de abierto rechazo y poco compromiso– ante el flujo migratorio.
Al encuentro, que incluyó una breve sesión formal y una cena, participaron, junto al anfitrión, el primer ministro italiano Paolo Gentiloni, los líderes de Francia, España, Portugal, Grecia, Malta y Chipre. El Med7 se había reunido anteriormente en Atenas, Lisboa y Madrid. En el comunicado se puso énfasis en el papel de los países del sur como primera frontera ante la inmigración, lo cual “debe ser reconocido y compartido por la UE” . El texto reiteraba la voluntad de combatir el tráfico de personas y “las nuevas fórmulas de esclavitud”, pero también de garantizar los derechos humanos de todos y de proteger a los grupos más vulnerables.
Gentiloni, que exhibió una gran sintonía personal con el presidente francés, Emmanuel Macron, animó a aprovechar el momento de recuperación económica en el continente y “de demanda de Europa en el plano geopolítico” (por el repliegue de la Administración Trump), para “hacer un esfuerzo de mayor coherencia”. En el comunicado, en efecto, se hizo hincapié en reforzar la unión económica y monetaria con pasos rápidos y definitivos hacia la unión bancaria y un sistema común de garantía de depósitos.
Macron, que acababa de regresar de China, trató de disipar susceptibilidades sobre el papel del Med7 como un bloque antagónico respecto a otros en el seno de la UE. “No queremos crear un formato en competencia con otros sino que sea complementario”. El mismo tono utilizó el primer ministro portugués, António Costa. Según él, estas reuniones “no se hacen para dividir a la UE sino para ayudarla”.
Mariano Rajoy fue el que más habló, entre los siete, en su intervención ante la prensa. Llevaba preparado un largo texto en el que insistió en que cumbres como la de ayer tienen como objetivo “dar valor adjunto al proyecto europeo”. El presidente español presumió de dirigir un país cuya economía lleva ya cuatro años con notable crecimiento. Para Rajoy, el crecimiento y la creación de puestos de trabajo debe ser la prioridad número uno de la política comunitaria. También invitó con vehemencia a “perseverar en las políticas de reformas”.
Uno de los puntos de la declaración conjunta estuvo dedicado a la seguridad y la lucha contra el terrorismo. Según el Med7, no sólo está
Rajoy presume ante sus socios de que España ha sido una de las economías con mayor crecimiento
en juego la protección de los ciudadanos sino “la credibilidad de la UE en su conjunto”. Chipre logró una referencia explícita en el documento, que pide una solución integral para la partición de la isla y el contencioso con Turquía, con una fórmula que respete la soberanía, independencia e integridad territorial de la República de Chipre y las resoluciones de la ONU.