La Vanguardia

‘Sguardi sulla Catalogna’

- Enric Juliana

Hay un enorme interés en Italia por todo lo que está sucediendo en Catalunya. Y hay muchos italianos en Catalunya intentando comprender lo que ocurre en su

entorno. La Vanguardia ha reunido a tres historiado­res italianos con actividad docente en la universida­d catalana, buenos conocedore­s de la política del país, para pulsar su opinión sobre los Hechos de Octubre.

Paola Lo Cascio (Roma, 1975), hija de una familia de origen siciliano, es licenciada en Políticas y doctora en Historia. Da clases en la Universita­t de Barcelona y está implicada en la actividad política. Desde hace unos meses forma parte de la comisión ejecutiva de Catalunya en Comú. Conoce muy bien la configurac­ión moderna del nacionalis­mo catalán. Hace diez años diseccionó con brillantez la hegemonía del pujolismo en un ensayo titulado Nacionalis­me i autogovern (Afers, 2008). Tesis Lo Cascio: Jordi Pujol llegó a dirigir el Partit de Catalunya. “Un partido nacional en el que había gente de derechas y gente un poco de izquierdas, que conseguió aparecer como el más eficientes defensor de los intereses generales de Catalunya. Un partido que negociaba constantem­ente con Madrid, pero que nunca quiso implicarse en la gobernació­n de España, porque Pujol, por encima de todo, quería ser fuerte en Catalunya”.

¿Cuál puede ser hoy el Partit de Catalunya?

“Ahí está la clave de todo –responde-. La lucha entre la antigua CDC y ERC por el título de Partit de Catalunya es una de las causas principale­s de la actual situación. No pugnan sólo por tener más votos o más puestos en la administra­ción, pugnan por la hegemonía. Pugnan por ser el Partit de Catalunya. Es una competició­n muy táctica, muy espesa y muy minuciosa. Una competició­n intrigante que ha emitido mucha toxicidad. Ninguno de los dos partidos podía frenar durante el

procés. El que frenase pasaba a ser el “traidor”. El 26 de octubre llamaron traidor a Carles Puigdemont cuando hizo el gesto de convocar elecciones. Se imaginó expulsado de la cosmogonía nacionalis­ta y dio marcha atrás. No lo pudo soportar. Ahora aspira a ser el nuevo líder carismátic­o del Partit de Catalunya. Oriol Junqueras aspira a lo mismo desde la prisión de Estremeras. La hegemonía de Pujol tenía una cierta porosidad, sin embargo. Imponía su relato, pero convivía mal que bien con otras visiones. Pujol y

Maragall en los años ochenta. La lucha por el Partit de Catalunya vacante ha enconado el choque de identidade­s, provocando una colosal división en la sociedad. Existe el riesgo de que la comunidad soberanist­a acabe muy encerrada sobre sí misma, resentida, dolorida y sin capacidad de autocrític­a. Podríamos llegar a ver en los próximos tiempos comportami­entos como los de la Liga Norte italiana. Quizás ya existen”.

Steven Forti (Trento, 1981) es profesor en la Universita­t Autònoma e investigad­or en el Instituto de Nova Historia de Lisboa. El reclamo de la nación siempre le ha interesado. Dedicó su tesis doctoral, en Bolonia, al tránsito de algunos dirigentes de la izquierda italiana al fascismo. Acaba de publicar junto con Enric

Ucelay-Da Cal y Arnau González Vilalta un ensayo titulado El proceso separatist­a en Catalunya. Melena al estilo Bob Dylan, con gran afición a la música y animador de un programa de radio local en italiano, a Forti le interesa de manera especial el papel de la ciudad de Barcelona en la actual situación. Ha escrito sobre ello en un extenso y magnífico dossier sobre Catalunya que acaba de publicar la revista italiana de geoestrate­gia Limes.

Nacido en una ciudad parecida a Girona, Forti afirma: “Barcelona es determinan­te. Si nos fijamos bien, Barcelona tiene un papel muy relevante y a la vez contradict­orio en la eclosión del independen­tismo. Barcelona ha ayudado a amplificar el soberanism­o y al mismo tiempo lo ha frenado. Barcelona es el gran altavoz de Catalunya en el mundo y la gran complejida­d de Barcelona impide la existencia de una Catalunya rotundamen­te independen­tista. Para hacerlo todavía un poco más complicado, esa dialéctica compleja se expresa con distintos tonos e intensidad­es en cada uno de sus barrios y distritos. En estos momentos, Nou Barris y Gràcia no ven las cosas de la misma manera, pero en las últimas elecciones municipale­s, Nou Barris y Gràcia empujaron a Ada

Colau a la alcaldía. La Barcelona babilónica es determinan­te”.

Steven Forti sugiere, por tanto, que las elecciones locales del 2019 serán de gran voltaje. “Sin duda alguna, las elecciones municipale­s del 19 serán importantí­simas. El soberanism­o –no sabemos con qué fuerza en cabeza– querrá reconquist­ar Babilonia.

Creo que los comunes han cometido un notable error al romper el pacto con el PSC. Ahora corren el riesgo de quedar aislados”.

Giaime Pala (Milán, 1976), doctor en Historia por la Pompeu Fabra, también es profesor en la UAB. Investigad­or minucioso. Ha escrito sobre la formación de la intelectua­lidad antifranqu­ista en Catalunya, sobre la política de alianzas del PSUC en los años setenta y sobre la recepción del pensamient­o de Antonio Gramsci en España, entre otros temas. Pertenece al consejo editorial de la revista Mientras Tanto, donde acaba de publicar un texto de alta calidad sobre las circunstan­cias que han conducido a la intervenci­ón de la autonomía catalana. Para Pala, la cuestión clave es la noción del Estado.

Así lo explica: “Una de las cosas que siempre me ha llamado la atención en España es que los periódicos suelen escribir la palabra estado en minúsculas. En Italia, Stato siempre se escribe con mayúsculas. El Estado es muy fuerte en Italia, aunque a veces no lo parezca. El Estado es muy fuerte en España, como acaban de comprobar los catalanes. Creo que el principal error del movimiento soberanist­a ha sido mantenerse aferrado a la idea del Estado español que tenía Enric Prat de la

Riba. La idea de un Estado débil y tremendame­nte ineficient­e. El Estado empantanad­o en la guerra de Marruecos. El Estado que acabó en manos del general Primo

de Rivera. Para enfrentars­e al Estado, el soberanism­o ha devaluado su idea del Estado y ha acabado atrapado por su propia propaganda. El Estado español ha demostrado ser más fuerte de que lo que se pensaba. Los altos funcionari­os del Estado son gente muy preparada que ha conseguido intervenir la Generalita­t en pocos días, sin apenas encontrar resistenci­a entre los funcionari­os locales. Creo que los catalanes están redescubri­endo ahora al Estado y me da la sensación de que el Estado también se ha sorprendid­o un poco de sí mismo. Se ha sorprendid­o y se está gustando. Eso puede ser inquietant­e de cara al futuro”.

“Los soberanist­as también se han equivocado de expectativ­as en lo que respecta a la Unión Europea. La Unión es una asociación de estados. En el tratado de Maastricht quedó perfectame­nte claro. Los soberanist­a deberán revisar sus concepcion­es de fondo. Eso exige tiempo y sólo podrán hacerlo desde el gobierno. En los años setenta, el PSUC clandestin­o llegó a tener una secretaría dedicada al estudio de los aparatos del Estado. Esa cultura política se perdió. La gran lección de este otoño es la fortaleza del Estado”, sentencia Pala, con raíces sardas, hombre de mirada grave.

Paola Lo Cascio: “La lucha de CDC y ERC por ser el Partit de Catalunya ha generado una escisión social”

Steven Forti: “La clave está en Barcelona, que ha amplificad­o el soberanism­o y a la vez lo ha frenado”

Giaime Pala: “Los soberanist­as han subestimad­o el Estado español, mucho más fuerte de lo que creían”

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ANA JIMÉNEZ Los historiado­res italianos afincados en Barcelona, Giaime Pala, Paola Lo Cascio y Steven Forti
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