Una investigación filosófica
El tercer asesinato
Dirección: Hirokazu Kore-eda
Intérpretes: Masaharu Fukuyama, Koji Yakusho, Suzu Hirose, Producción: Japón. 2017. 120 m.
Sando-me no satsujin. Drama. Un horrible crimen, mucho más propio de una salvaje película coreana o china, no parece lo más apropiado para empezar un filme firmado por el generalmente parsimonioso y meditativo creador japonés que es Kore-eda.
Con El tercer asesinato ingresamos, desde la primera escena, en un terreno extraño para el japonés: el del cine negro. Lejos, muy lejos, de los emotivos dramas que han cimentado su firma a lo largo de los
últimos veinte años. Kore-eda es un cineasta con seguidores a muerte –nunca mejor dicho– desde After life (1998), sobre la interpretación del más allá, y conversos, también apasionados, a su cine donde siempre se impone el sentimiento de perdida, la necesidad del duelo y la exploración los estragos de la memoria.
Un cine, en fin, más de personajes frente a frente que de situaciones, que también las hay, como ocurría en el drama Like father, like son, para uno la obra maestra del japonés hasta el momento. Una personal e intrasferible aproximación a la naturaleza del cariño familiar, y al viejo debate sobre si uno nace o se hace (miembro de una familia).
Y sin embargo El tercer asesinato es puro cine negro, sí, donde las sombras van ganando terreno a la luz en los sucesivos encuentro entre asesino confeso (Yakusho) y un artero abogado empeñado en demostrar
que la ley, lo que entendemos por ley, que es una sucesión de triquiñuelas, está por encima.
Pero cuidado, más allá del thriller posible y el drama judicial, más allá de saber quién es el asesino, el drama se mueve impulsado por otros motivos. Aquí la evidencia no es lo evidente sino su mitad, y la justicia no acaba como la culminación de la ley ni como su justo corolario.
Con El tercer asesinato Kore-eda pone en marcha una indagación filosófica donde todo lo obvio de esa primera escena se pone en entredicho. ¿Hemos visto lo que hemos visto? ¿Es la verdad una cuestión de relato? Aquí lo justo o injusto poco importa. Importa la ley y su aplicación. Su estratagema.
Un aviso: el ritmo es parsimonioso, y ya se sabe que la contemplación no suele ser del gusto del aficionado al género. Y es que una investigación metafísica tiene eso.