La Vanguardia

Cabellut: “La fealdad forma parte de nosotros”

La pintora barcelones­a afincada en Holanda muestra diez años de trabajo en VolArt

- TERESA SESÉ Barcelona

A Lita Cabellut (Sariñena, Huesca, 1961) la persiguen dos leyendas. La de su propia biografía: una niña huérfana gitana que vaga por el Raval hasta que una familia pudiente de El Masnou la adopta y en una visita al Museo del Prado descubre que será artista. Y la de haber entrado en la lista de los artistas contemporá­neos más cotizados del mundo. Y no es que reniegue ni de lo uno ni de lo otro, pero dice que “aquella Lita que apareció con una historia tras de sí es también una mujer, una pintora que tiene muchas más cosas que contar que su infancia. Siempre he deseado que se produjera un diálogo con mi obra, y ese diálogo empieza ahora”. En cuanto a lo de aparecer en un lugar destacado en las listas de Artprice, la principal base de datos del mercado de las subastas, zanja la cuestión asegurando que “simplement­e me parece ridículo. El arte está por encima de números y de calificaci­ones”. Y si algo ha cambiado en su vida, añade, es que ahora tiene dos trabajos: pintar y dar entrevista­s.

Lita Cabellut presenta en los ampliados Espais VolArt de la Fundació Vila Casas (1.600 metros), Retrospect­ive, una exposición que permanecer­á casi ocho meses en cartel (desde hoy y hasta el 27 de mayo) y que permite recorrer su trayectori­a desde el 2008 hasta hoy mismo. Fue aquí donde en el 2013 realizó su primera exposición en España, Trilogía de la duda, cuando era una total desconocid­a. Pasó sin pena ni gloria. “Apenas tuvo repercusió­n y se perdió en el silencio”, admite. Hoy expone habitualme­nte en Hong Kong, París, Nueva York o Londres, y algunos de sus cuadros superan los 100.000 euros. Y ha sido también aquí, por su complicida­d con Antoni Vila Casas, donde ha querido celebrar su primera retrospect­iva.

Son días ajetreados para Lita Cabellut. Afincada en Holanda, desde que con 19 años marchó a la Academia de Bellas Artes de Amsterdam, la próxima semana inaugurará una segunda exposición en el MAC de A Coruña, donde ha reunido su trabajo reciente. Llega al encuentro con la prensa con las fuerzas minadas a causa de una inoportuna gastroente­ritis, pero se entrega a la charla con la misma contundenc­ia con la que aplica esa pintura en cuyo centro sitúa siempre lo mejor y lo peor del ser humano. “No creo que mi pintura sea más cruda y grotesca que la que la propia vida. La fealdad forma parte de nosotros. Lo grotesco es humano”, dice.

Para Cabellut, pintar es quitar máscaras, llegar al fondo de la existencia. “Todo lo que hago lo hago con pasión, con todo mi ser. Soy artista las 24 horas del día. El arte te ayuda a ser mejor persona, a tener una visión más amplia del mundo, hace que te cuestiones sentimient­os muy profundos y muy nobles pero también muy crueles y terribles. Y ese encuentro cara a cara con el arte es tan grande y tan potente que todo lo tuyo se hace muy pequeño”, reflexiona la artista, que reconoce influencia­s de viejos maestros como Goya, Velázquez, Van der Weyden, pero también de Lucien Freud, de Bacon...

Cabellut, que dice llevar en sus genes gitanos el afán de libertad y esa capacidad para renovarse constantem­ente, debutó en la ópera el pasado agosto, en el festival Rossini de Pesaro, de la mano de Carlus Padrissa, uno del directores de La Fura dels Baus, que le confió la escenograf­ía de Le siège de Corinthe. “Yo le decía que es un león con voz de pájaro y él me llama terremoto... Los sabios se respetan y los locos se re- conocen”, dice a propósito de la experienci­a que volverán a repetir en el 2019 con Carlos V, de Ernst Krenek .

En VolArt, enfrentada a su propia obra, constata que ha pasado de pintar el músculo a pintar la piel, rostros y cuerpos que aparecen troquelado­s, como queriendo constatar “que todo se deteriora. Nos obsesiona seguir siendo jóvenes, conservar una relación... pero es luchar contra el tiempo. Yo intento ir a favor de él, porque tengo la sensación de que si voy con él, él tendrá más considerac­ión conmigo”.

En los Espais VolArt muestra

EXPECTACIÓ­N

Aún poco conocida en España, es una de las artistas más cotizadas del mundo

ÓPERA

La artista repetirá experienci­a con La Fura del Baus en el 2019 con un ‘Carlos V’

hasta 17 series, como las dedicadas a Coco Chanel, Camarón y Frida Khalo; sus retratos de gente del mundo del espectácul­o justo en el momento en que ha acabado el show; mujeres maltratada­s pero no vencidas (“la derrota es una opción: la dignidad es lo que nos vuelve a salvar”); dípticos en el que el mismo personaje aparece confrontad­o a su desnudez o sus gigantesco­s jarros de flores, con los que se sale del lienzo, y que para ella significan “la primera forma de vida del planeta, un símbolo de la vida, de la muerte, del amor, de los poetas... Vivimos un mundo en el que la belleza se está viendo muy reducida y deberíamos hacernos soldados de la poesía”, concluye.

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 ?? XAVIER CERVERA ?? Spectacle 05 y Camarón Bajo estas líneas, una obra del 2012, de la serie Spectacle dedicada a Camarón, junto a otra de retratos de la serie de artistas justo después de acabado el show
XAVIER CERVERA Spectacle 05 y Camarón Bajo estas líneas, una obra del 2012, de la serie Spectacle dedicada a Camarón, junto a otra de retratos de la serie de artistas justo después de acabado el show
 ??  ?? Muestra y debate Lita Cabellut, ayer, junto a dos de sus obras. Además de su exposición en VolArt, la artista centró un debate entre Albert Serra, Albert Lladó i Benedetta Tagliabue, moderado per Fèlix Riera
Muestra y debate Lita Cabellut, ayer, junto a dos de sus obras. Además de su exposición en VolArt, la artista centró un debate entre Albert Serra, Albert Lladó i Benedetta Tagliabue, moderado per Fèlix Riera
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