‘Ultramar’, ida y vuelta entre Cuba y Mallorca
Bonet ha grabado con un grupo de música tradicional de La Habana tras descubrir una conexión poética entre sus respectivas islas
Maria del Mar Bonet por fin ha dado forma a Ultramar (Picap), un álbum de los más insólitos de su prolongada carrera discográfica, que, por otra parte, nunca se ha podido calificar de previsible. Un disco que se pone a la venta este próximo viernes y con el que la cantautora mallorquina se ha zambullido en las fecundas aguas cubanas.
La historia de la génesis y elaboración del disco, musicalmente fascinante, arranca en el año 2011, cuando la feria internacional más importante de la industria de la música cubana, Cubadisco, dio un premio a la cantante. Su discográfica había enviado su álbum Bellver, que Bonet había publicado el año anterior con la Orquestra Simfònica de Balears, y recibió el galardón al mejor disco extranjero. Su idea inicial era ir a la isla caribeña, recoger el premio y tocar el álbum acompañada por la Orquesta Sinfónica de La Habana. Pero la velada de entrega, el 12 de enero del 2012, dio mucho más de sí, ya que además se había organizado un grupo de músicos locales liderados por el contrabajista Jorge Reyes que tocaron en clave semijazz repertorio suyo con ella, y después se apuntó Omara Portuondo, dando pie a lo que ella misma define como “una noche inolvidable”.
“Pero lo mejor vino unos días después, cuando me quisieron dar una sorpresa y me presentaron un grupo de allí que toca música del campo cubana y tocaron para mí una música que había hecho yo para un poema de Costa i Llobera titulada Cançó de na Ruixamantells y que incluí en el disco Jardí tancat .Y me quedé de una pieza, no ya por la belleza de la música que sacaban con sus guitarras, laúdes y mandolinas, sino porque las armonías que sacaban eran muy parecidas a las mallorquinas”. Cuando regresó a Barcelona tenía claro que tenía que grabar con aquellos músicos en su tierra caribeña.
Había varios elementos que le empujaban a dar ese paso. “Aquellos músicos me comentaron que se sentían, literalmente, los últimos de la fila de la música de su país, porque en Cuba lo que más prima y a lo que la mayoría de los músicos se dedica es a tocar bolero, canción de autor, son, jazz, pero prácticamente nada de música tradicional, que a mí además me parece de una sensualidad y un equilibrio armónico enormes. Había que hacer algo”. Tampoco era ajeno a esta decisión el hecho de que la artista balear tenía muy presentes en su archivo y en su
background musical y personal numerosas composiciones, textos de tradición popular, danzas populares mallorquinas anterior al paso del siglo XIX al XX en donde se hablaba en extenso de Cuba, algunas de ellas recogidas en el Cançoner popular de
Mallorca del padre franciscano Ginard. “Me di cuenta de que había una clara conexión entre la tradición musical y poética de mi isla y las músicas cubanas”.
Para grabar Ultramar, Bonet se desplazó a La Habana en la primavera del pasado año dando forma a un variado álbum, cantado en catalán en original o en adaptaciones del castellano, en donde se pueden distinguir tres áreas bien diferenciadas: las que beben de la música de campo y tradicional, con protagonismo del grupo de música campesina Cuerdas del Monte, con el que ofrece pequeñas joyas como Zapateo, Amorosa guajira o Tonada libre; las que se mueven entre el jazz latino y la rítmica cubana con el magisterio del mencionado Jorge Reyes y sus colegas en cortes como
Tant com te cerc o Dintre teu, y finalmente, un par de composiciones de José María Vitier –figura de la música clásica moderna cubana–, de impulso más orquestal como Danza de fin de
siglo.
Llevar al directo el proyecto
Ultramar es costoso y complejo, asegura Bonet, ya que la idea es ofrecer su contenido con los mismos protagonistas que lo han hecho posible. Con la colaboración de las distintas entidades involucradas en los actos de celebración de sus 50 años sobre los escenarios, está anunciado su estreno mundial el 22 de septiembre en el Gran Teatro de La Habana, y tras pasar por Palma de Mallorca y Valencia llegará al Gran Teatre del Liceu el 13 de octubre.
“Me quedé de una pieza porque las armonías que sacaban eran muy parecidas a las mallorquinas” El álbum incluye también temas de jazz latino con Jorge Reyes y piezas de impulso más orquestal