El final de una gran amistad
“Estamos listos para hacer más”, amenaza Nikki Haley en la ONU y su homólogo ruso acusa a EE.UU. de “reforzar a los terroristas”
El Consejo de Seguridad, brazo ejecutivo de la Organización de Naciones Unidas (ONU), siguió siendo ayer igual de inoperante que la jornada anterior.
Las fotos de los bebés gaseados son aterradoras. Pero Nueva York queda muy lejos del Éufrates. Si entre una jornada y otra medió el primer bombardeo de Estados Unidos contra las fuerzas del régimen sirio, la reunión de la diplomacia del día después no hizo más que acentuar la teoría del bla, bla, bla.
Se habló, tras cruzarse reproches entre los dos bloques, se levantaron y hasta la próxima. La resaca de los Tomahawk no hizo más que incrementar la dificultad de hallar un terreno común para la negociación política.
De entrada, el embajador de Bolivia, Sacha Llorenti, no tuvo reparo en arremeter contra Estados Unidos. Acusó a la Casa Blanca de “ser el investigador, el fiscal, el juez y el verdugo”. No se olviden de las armas de destrucción masiva, dijo Llorenti, en recuerdo de la invasión de Irak.
“Escuchándole –señaló acto seguido el británico Matthew Rycroft–, Bolivia culpa a Estados Unidos y no a Bashar el Asad”. El emisario de Londres, que requirió a Rusia que deje de proteger “a un criminal de guerra”, como los de París o Roma, mostraron un apoyo total a la venganza desarrollada por el Pentágono.
El embajador chino estuvo comedido. Sostuvo que su país está claramente a favor de la resolución de la guerra civil siria por la vía política. “La respuesta militar no funciona, sólo añade más sufrimiento”, subrayó. Todos los discursos conducían al duelo entre los dos gallos de pelea, que aún tienen cuentas pendientes desde que se dio por acabada la guerra fría. Bajo la sombra conspirativa rusa en las elecciones de EE.UU., el presidente Trump
El Consejo de Seguridad se reunió tras el bombardeo, pero sólo sirvió para que se cruzaran reproches
siempre respondía que podía sacar provecho de la supuesta buena relación con Vladímir Putin.
Pero el representante ruso y la embajadora estadounidense escenificaron el final de una gran amistad. Vladímir Safronkov condenó el bombardeo, “cuyas consecuencias para la estabilidad regional e internacional pueden ser extremadamente serias”.
Según su visión, la represalia “sólo refuerza al terrorismo”. Insistió en que no se ha respetado la presunción de inocencia y que esta operación es una cortina de humo para tapar la masacre de Mosul protagonizada por EE.UU. Exigió a Washington que descarte la respuesta militar si pretende trabajar conjuntamente con ellos.
“Estamos preparados para hacer más (ataques), pero esperamos que no sea necesario”, replicó Nikki Haley. La exgobernadora de Carolina del Sur culpó a Irán y, sobre todo, a Moscú de dar cobertura al dictador sirio. “Rusia cada vez más refuerza a El Asad a cometer crímenes”. Y responsabilizó a los rusos de fracasar a la hora de sacar las armas químicas de Siria. Porque les dio igual, o por incompetencia o porque El Asad los toma por idiotas.