PREMI NACIONAL DE CULTURA
Raimon, Mira, Serra y Vilarasau, entre los galardonados que anuncia el Consell Nacional de la Cultura i les Arts
La enorme trayectoria de la actriz Emma Vilarasau le ha merecido uno de los Premis Nacionals de Cultura de este año. Junto a ella han sido galardonados Raimon, Carles Santamaria, Maria Espeus, Albert Serra o Hèctor Parra.
Alos 41 años se puede ganar el Premi Nacional en Catalunya y, además, salir del semianonimato. Le pasó ayer al compositor Hèctor Parra, que tuvo que salir de Barcelona hace quince años para buscar en París las oportunidades que no encontraba aquí. También sirven para agradecer toda una vida dedicada a la divulgación de la buena literatura catalana y traducciones de autores extranjeros, como la de Josep Cots. “Es el primer premio que me dan”, dijo el editor de Edicions de 1984. “Los editores independientes vivimos siempre en la frontera de la supervivencia”.
Otros premiados, como Joan Francesc Mira, Albert Serra, Raimon, Emma Vilarasau, son nombres conocidos y reconocidos. En la tanda de este año, ha habido predominio musical, ya que a Raimon y Parra se ha sumado el Secretariat de Corals Infantils de Catalunya. tres modos distintos de entender la música.
Raimon, en tono amistoso de sobremesa, reprochó a Hèctor Parra que la música contemporánea, al haber renunciado a la to- nalidad, se había encerrado en sí misma, olvidándose del público. El cantante de Xàtiva había asistido a algún concierto en el Ircam del Pompidou, donde Parra da clases, dejando claro que “esa música es demasiado compleja”.
Parra no replicó, pero una vez acabado el almuerzo, cuando Raimon se acercó a saludarle, le regaló una de sus últimas grabaciones. El compositor catalán es de una generación –Ramon Humet, Agustí Charles– que él llama de síntesis, músicos que no renuncian a algún pasaje con melodía o al Do mayor.
Parra está trabajando con un barcelonés de adopción, Jonathan Little, y Calixto Bieito, en una versión operística de Las benévolas, la monumental novela con la que Little ganó el Goncourt. La ópera promete adentrarse en las entrañas del mal y no habrá nazis a fin de llevarla al presente, con una idea inquietante que ya planteó Konrad Lorenz: ¿es la cultura –entendida en su sentido más amplio– la causa de que el ser humano sea el único animal que mata sin tener hambre?. “He encontrado el eslabón perdido entre el primate y el hombre civilizado: nosotros”, decía Lorenz. La ópera se representará en Flandes, Nuremberg y el Teatro Real de Madrid. No se verá en el Liceu.
Los premios fueron concedidos por el CoNCA, que se encuentra en una situación anómala. Cuatro de los seis miembros del plenario se mantienen en sus cargos diez meses después de que su mandato caducara el 21 de julio. Lo dicen sus estatutos. “Es el Parlament quien tiene que presentar los nombres de quienes nos releven”, dice el presidente del CoNCA, Carles Duarte. Pero ahí siguen Pilar Parcerisas, Gemma Sendra, Isona Passola y el propio Duarte. Sólo Mercè Gisbert y David Albet cumplen los plazos marcados por los estatutos.
El Parlament ha creado un grupo de trabajo para volver a redefinir una vez más un organismo que fue ideado para dar voz y voto a la sociedad civil, a la manera del Arts Council británico, pero cuyas competencias han quedado reducidas a la concesión de los premios nacionales (muchos de ellos, nombres propuestos por cada gremio) y a elaborar informes técnicos que podrían hacer un funcionario del Departament. El presupuesto del CoNCA supera el millón de euros.
PIQUE ENTRE COMPOSITORES Raimon y Parra debaten sobre música popular y música contemporánea
UN ORGANISMO INDEFINIDO Cuatro de los seis miembros del Conca levan diez meses con su mandato caducado