Encaje presupuestario
El Govern y la CUP buscan alternativas a la subida del IRPF como solución a la cuadratura de las cuentas.
Dos maneras antagónicas de concebir la política, condenadas a entenderse si no desean tropezar otra vez con los presupuestos y que el proceso soberanista se vaya, casi definitivamente, al garete. Por una parte, los departamentos conducidos por el Partit Demòcrata Europeu Català; por la otra, la CUP. En medio, la Conselleria d’Economia dirigida por ERC. Y en disputa –una vez más– la subida del tramo autonómico del IRPF para las rentas más altas.
Ninguno de los bandos quiere bajar del burro. La parte del Govern tutelada por los exconvergentes se niega en redondo a subir impuestos a las rentas altas. La portavoz Neus Munté fue muy contundente hace unos días. ERC es favorable al aumento, pero se rasgará la vestiduras por ello. Es la CUP quien aprieta. Aún está todo por ver, pero para evitar un nuevo estancamiento en cuanto al IRPF se están buscando alternativas fiscales.
En estos sentido, sobre la mesa hay varias propuestas. Entre ellas, una pasa por crear un impuesto que afectaría a las grandes fortunas; otra, un mayor reparto de los ingresos derivados del turismo a políticas sociales. Incluso se contempla un ligero “retoque” en el impuesto de patrimonio. La CUP está dispuesta a estudiar estas alternativas, “pero no se trata sólo de que el Govern haga gestos”, aseguran a este diario, “sino de hechos”. Ante esto, sin embargo, surgen dos problemas: que el Govern no tiene competencias para crear un impuesto sobre los ricos, y que los cuperos quieren que la recaudación sea casi inmediata.
El Govern no comparte estas prisas. Además, considera que la repercusión de un nuevo gravamen sobre los ricos no sería tanta como la que podría derivarse del restablecimiento del impuesto sobre los depósitos bancarios o sobre las energías nucleares. El segundo, por ejemplo, tendría entraría en vigor a principios del próximo año, y la Generalitat prevé recaudar entre 45 y 50 millones anuales. Los ingresos se obtendrían en el 2018, pero “el volumen sería mucho mayor en ambos casos”, afirman.
No obstante, los independentistas también han tomado otra medida para evitar el estancamiento en la negociación presupuestaria. Si en los encuentros para las cuentas del 2016 los contactos fueron bilaterales, entre el Departament d’Economia de Oriol Junqueras y la CUP, para los del 2017 se sientan también representantes del Departament de Presidència, una conselleria que dirige el PDECat. Eso se traduce en la aparición en las conversaciones del secretario general de la Presidència, Joaquim Nin, y del secretario del Govern, Joan Vidal. En la retaguardia, sin perder detalle, está el mismo Carles Puigdemont. Según ha podido saber La
Vanguardia, la última reunión se produjo el viernes pasado en el Palau de la Generalitat. Vidal, que había sido jefe de gabinete de Artur Mas, tomó parte para negociar al lado de Josep Maria Jové, secretario general del Departament de Vicepresidència y Economia y vinculado a ERC, con los diputados de la CUP, Eulàlia Reguant y Benet Salellas.
Fuentes conocedoras de las reuniones, consideran “lógico y normal” que estas sean a tres bandas. “Para un tema tan delicado como son los presupuestos, más vale el contacto directo entre las tres partes; así se evita que la negociación entre dos quede condicionada al visto bueno de uno tercero”. Pero las reticencias entre el PDECat y la CUP son tantas que fuentes conocedoras de las negociaciones expresan dudas: “No tenemos tan claro que la entrada de Presidència en las conversaciones sea beneficiosa...”, admiten.
Presidència se ha sumado a Economia en las negociaciones por los presupuestos con los cuperos