Una reacción increíble
El Barça firma un parcial final de 5-25 para levantar un partido en el que caía por 14
Un partido increíble para empezar la Euroliga. Una reacción final impresionante para levantar un partido lamentable que iba para el Barça por el camino de la amargura. Un parcial de 5-25 para darle la vuelta al calcetín en Kazán a un encuentro que se estaba convirtiendo en una pesadilla. Cuando aquello no había quien lo arreglara y cuando el duelo era un naufragio absoluto para los de Georgios Bartzokas, se produjo una remontada que, francamente, ya no se esperaba. Sobre todo porque el que ha de ser el líder de este equipo, Tyrese Rice, estuvo nefasto (2 de 15 en el tiro). Suerte que Justin Doellman se mantuvo a un nivel notable, como el domingo ante el Baskonia, y que Juan Carlos Navarro emergió para reverdecer laureles con once puntos en el parcial determinante. Con estos dos francotiradores y con una mejor defensa, por fin, en el último tramo, el Barça, con la ayuda de un Unics Kazán al que se le encogió el brazo, atrapó una victoria que se presumía fácil.
“Hemos jugado horrible 35 minutos y muy bien los últimos 5. Hemos creído en la victoria pero hemos de jugar mejor porque este encuentro ha sido muy raro. Navarro, con su rendimiento, nos ha llevado a poder luchar por la victoria al fi- nal”, valoró tras el duelo el técnico blaugrana.
El Barcelona empezaba la maratoniana Euroliga con el viaje más largo, 4.000 kilómetros, y le costó aterrizar en el escenario del partido. Sus primeros minutos fueron muy fríos, lo que provocó que el Unics tomara la delantera muy rápido (5-0, 8-3), aunque lo peor vendría mucho después. En teoría debía ser un debut asequible porque pocos ambientes menos apasionados encontrará el Barcelona en toda la competición. Era una buena oportunidad para que el equipo de Bartzokas cogiera confianza, adquiriera más automatismos y fuera elevando su nivel de juego. Pero el partido no se le dibujó como un escenario ideal, sino como uno muy igualado en el que había que trabajar muchísimo.
Porque el conjunto de Bartzokas, tras meter 23 puntos en el primer cuarto, sólo hizo once en el segundo y nueve en el tercero. Su juego ofensivo se fue atascando. Eso lo aprovechaba el equipo ruso para apretar primero el marcador y marcharse después, gracias a Langford, a los rebotes ofensivos de Williams y a su eficacia en los triples.
Necesitaba el conjunto blaugrana más imaginación en ataque y más contundencia bajo su aro. Al cuadro barcelonista le urgía como el comer que despertara Rice pero ayer no fue su día. Tiraba y tiraba el americano y la pelota golpeaba en el aro. Su debacle era la del Barça y en el tercer cuarto el Unics le pegaba una sacudida al partido (45-36, minuto 23). No había nadie en el Barcelona que agarrara el choque por las solapas. Al contrario, algunos bajaban la cabeza. El entrenador griego ha de ser más exigente con jugadores que han de demostrar más carácter cuando llegan las dificultades como Perperoglu y un escondido Claver. La ventaja prácticamente se mantuvo con un cuarto por jugar (51-43).
¿Sería alguien capaz de reflotar ese desaguisado tremendo? La respuesta llegó en los últimos cinco minutos y medio, cuando el Unics vencía de 14 (58-44). Entonces vino el ciclón barcelonista. Mejor tarde que nunca pero a este Barcelona le queda mucho trabajo por delante.