Obama advierte que con Trump en liza “la democracia está en juego”
Donantes conservadores exigen a la cúpula republicana que deje caer al candidato
La insólita campaña electoral ha sumido a Estados Unidos en una situación que podría describirse como de estrés colectivo, y cada día que pasa se extiende más y más la convicción de que, sea cual sea el resultado, las elecciones del 8 de noviembre y sus secuelas, marcarán una inflexión en el rumbo político del país. Así opina entre otros, el propio presidente saliente, Barack Obama, quien advirtió ayer gravemente en Ohio, un estado de los considerados clave para el resultado final, que “lo que está en juego es la democracia”.
Era la conclusión definitiva después de enumerar todos los peligros que, a juicio del presidente de Estados Unidos se ciernen sobre la nación, en caso de que su sucesor fuera Donald Trump: “Está en juego la convivencia, está en juego la tolerancia, está en juego la cortesía, está en juego la honestidad, está en juego la igualdad...”. Fue un mensaje verdaderamente apocalíptico, pero argumentado con referencias objetivas de los discurso de Trump que lo equiparan a un caudillo bananero: “Amenaza con encarcelar a opositores políticos; con silenciar a los medios de comunicación; da la bienvenida a la interferencia rusa en nuestro proceso electoral, y ahora sugiere que si la campaña no le da el resultado que él quiere no será a causa de lo que él ha dicho, sino porque los comicios están amañados y el sistema es una farsa. Sabéis que los países en que se actúa de esta manera son tiranías que practican la opresión”.
Con Donald Trump consumiéndose en su propio incendio, con más y más mujeres denunciando asaltos sexuales del magnate, los estrategas demócratas han optado por dar a las elecciones de noviembre un carácter de referéndum sobre Donald Trump, convencidos de que es mucho más potente el rechazo que suscita el candidato republicano que el atractivo político de la candidata demócrata. Así, Hillary Clinton ha optado por adoptar un papel discreto mientras a Trump le cae el mundo encima, y el protagonismo de la campaña demócrata lo han asumido el presidente Obama y sobre todo, la primera dama, Michelle Obama, sin lugar a dudas, el mejor apoyo político y mediático que ha recibido Clinton en las últimas semanas.
Todos los medios han destacado el memorable discurso que la primera dama pronunció en Manchester (Nuevo Hampshire) el jueves. Hasta el presidente tuvo que referirse ayer: “No puedo estar más orgulloso del discurso de Michelle”, dijo y la sola mención de la primera dama provocó la ovación más sonora de las que le dispensó público.
Con Clinton evitando el asunto de las agresiones sexuales por el pasado oscuro de su marido Bill, Michelle Obama, además de ejercer la referencia moral, se ha convertido en la abanderada de las mujeres estadounidenses contra los abusos sexuales. “No se trata ya de política –dijo la primera dama–, es una cuestión de decencia humana, entre el bien y el mal. Es el momento de levantarnos y de decir basta”. Es significativo que sus mítines resulten los más apoteósicos.
Y mientras los Obama le sacan
LA ESTRATEGIA Clinton adopta una posición discreta y los Obama asumen el liderazgo demócrata EL MAL PERDER El magnate anuncia de antemano un tongo electoral y exige otra vez cárcel para su rival
las castañas del fuego a Clinton, las novedades en la campaña de Trump apenas hacen referencia a los detalles de su naufragio. Ayer, otra mujer, Kristin Anderson, de 46 años, denunció una agresión de Trump cuando ella tenía 20. Según su versión, estaba sentada en un club nocturno de Manhattan, cuando de repente notó que le tocaban la vagina. Apartó la mano y se levantó y vio que el agresor era Donald Trump, el mismo que decía en aquella cinta sexista que un tipo famoso como él podía agarrar a las mujeres “por el coño”.
El desastre de la candidatura de Trump lo están confirmando buena parte de los principales donantes republicanos, que, según
The New York Times, se han dirigido al comité nacional del partido para que retire su apoyo al candidato. Algunos incluso han exigido que les devuelvan el dinero. En esta situación, Trump sigue su huida hacia delante insistiendo en que “las elecciones están amañadas” y que Hillary Clinton “debería estar en la cárcel”.