La Vanguardia

La voz de Gemma Sardà

Gemma Sardà debuta como escritora con ‘La veu del Cyrano’

- JOSEP MASSOT Barcelona

En su debut literario, con la obra La veu del Cyrano (Empúries), Gemma Sardà, correctora de La Vanguardia, plantea una historia inspirada en la muerte de un actor de teatro y doblador. Una narración donde, según matiza la propia escritora, “la voz es el embrión de la novela”.

La autora plantea una historia inspirada en la muerte de un actor de teatro y doblador

No todo el mundo desaparece para siempre cuando se muere. Hay algunos que permanecen vivos a través de su voz. Más carnal que las fotografía­s o las imágenes de vídeo, de repente, cuando menos te lo esperas, la oímos, real, presente, con capacidad de conmover. Esta idea le sirvió a Gemma Sardà como punto de partida de su debut literario,

La veu del Cyrano (Empúries), una novela que arranca con la muerte inesperada de un actor y doblador de voces, Quim Pruna, y sigue, hilando –sutil, escondiend­o en cada capítulo una sorpresa–, la historia en dos voces, la de la mujer y la de la hija del actor.

“La voz –dice la autora– es el embrión de la novela. La voz que oyes viendo una película, un documental o un anuncio, y sabes que quien habla ya está muerto, una voz que permanece en el tiempo”.

–O como aquellas carcajadas registrada­s de personas que hace años que están muertas. ¿De qué se ríen?

–Sí –sonríe Sardà–. ¿Qué deben de sentir sus familiares?

La escritora es una gran aficionada al teatro. “Hay voces, como la de Jordi Boixaderas o la de Pere Arquillué, que te atrapan, te seducen. Cada uno verá en la novela a su actor de referencia, pero que nadie quiera buscar un modelo real, todo es inventado. Me encanta ir al teatro y, de hecho, le hago mi homenaje, sin olvidar el teatro amateur catalán, la cantera de muchos actores”.

La de Quim Pruna es una muerte absurda. “Nadie espera nunca que le pueda pasar algo así. Su hija tiene 18 años, está llena de vida y sigue con sus planes de futuro. La madre, en cambio, se hunde. Vivía a través de él. Pensaba en Anna Lizaran, que murió mientras preparaba La Bête para el TNC y tuvieron que sustituirl­a. El espectácul­o ha de continuar. Es la ley del teatro”.

Y el papel escogido es el de Cyrano, que ponía su voz para que otro sacara provecho. “Sí, es otro juego de voces. En la novela representa­n un Cyrano rockero con música de Antònia Font, una manera de romper el cliché creado por Flotats, aunque Arquillué ya rompió el mito con su Cyrano dirigido por Oriol Broggi. El de Quim Pruna sería, pues, galáctico, con actores con greñas”.

–Pero el Cyrano de Rostand es también un doblador.

–Que regala las palabras a otro para conseguir el amor.

La novela está escrita para ser leída, pero también funciona en voz alta. En algunos momentos, las voces narradoras se dirigen a un público imaginario. ¿Le gustaría que fuera llevada al teatro? “Sería una maravilla”, vuelve a reír.

En la novela hay luto, tragedia absurda, escenas cómicas y también denuncia. Uno de los personajes se ve afectado de forma dramática por la crisis de los préstamos bancarios. “Escribí la novela en plena crisis de los desahucios, que afectó a muchas capas de la sociedad. Pensamos que a nosotros no nos llegarían los efectos de la crisis, y de repente la crisis nos cae encima”. Gemma Sardà es correctora de

La Vanguardia y ha sido fundamenta­l para que la edición catalana del diario echara a andar. En su libro hace una virtuosa exhibición de dominio de la lengua, sobre todo del catalán oral que se habla hoy, sin deber nada a la sintaxis castellana. Y más difícil: hace hablar de manera distinta a tres generacion­es, la de la abuela, la madre y la hija, con un catalán coherente con cada una de las épocas. “Si trabajo de correctora de textos de otros, no podía decepciona­r con un catalán poco esmerado. Y creo que he conseguido transmitir un catalán natural, sin llenarlo de barbarismo­s”.

La autora no quiere juzgar el catalán utilizado por la mayoría de los autores catalanes de hoy. Sí valora los esfuerzos de otros escritores. “Gemma Ruiz, por ejemplo, ha hecho en Argelagues un trabajo maravillos­o al rescatar expresione­s de la guerra y la posguerra. Es un trabajo que había que hacer para que este catalán no se pierda”.

 ?? KIM MANRESA ?? Gemma Sardà, en el jardín del Ateneu Barcelonès, fue finalista del premio Casero de novela corta
KIM MANRESA Gemma Sardà, en el jardín del Ateneu Barcelonès, fue finalista del premio Casero de novela corta

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