La OCDE alerta sobre la caída del comercio mundial
El organismo reconoce que España es “vulnerable”
En un momento en que las protestas sobre los tratados comerciales han tomado la calle y han entrado en la campaña electoral de muchos países, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) muestra su preocupación por que el frenazo del comercio internacional está perjudicando el crecimiento económico.
Los datos indican que el volumen de comercio cayó en el primer trimestre del 2016 y todo apunta a que a finales de este año los intercambios habrán crecido menos que el PIB, un hecho insólito desde el punto de vista estadístico e histórico, si se piensa que desde mediados de los años 80 hasta mediados de los 90 crecía a más del doble del ritmo de la producción mundial. “Esto es muy por debajo de los años anteriores y demuestra que la globalización está estancada”, señala la OCDE. “Algunos podrían decir que esto es positivo. No, esto es perjudicial”, recalcó Catherine Mann, economista jefa de este organismo, después de que le preguntaran sobre las amenazas de Donald Trump de aplicar aranceles a las importaciones chinas.
“No hay que atribuir a los tratados comerciales la culpa de las desigualdades de la globalización, sino que son los estados los que tienen que poner en marcha las reformas para mejorar el bienestar de la población”, insistió Mann.
Varias razones explican este frenazo: la actual ralentización de China, el país que ha sido la locomotora del comercio mundial este siglo, y el auge del proteccionismo a escala global. La OCDE constata el aumento de medidas dirigidas a limitar el proceso deliberalización de los intercambios, sobre todo a partir del estallido de la crisis financiera en 2009.
Esta situación ya está teniendo consecuencias. “La ralentización del comercio va a deprimir el crecimiento de la productividad en los próximos años”, apunta el informe. Y, en efecto, el organismo reflejó estas debilidades en sus últimas previsiones. El crecimiento mundial caerá por debajo del 3% este año (un 2,9%). Entre los países más castigados, destaca EE.UU. (crecerá tan sólo un 1,4% respecto al 1,8% del pasado mes de junio). En cuanto al Reino Unido, el efecto del Brexit se notará sobre todo el año que viene, cuando la economía crecerá un 1% en lugar del 2%, es decir, que se reducirá a la mitad.
España merece un capítulo aparte. Catherine Mann admitió que la ausencia de gobierno representa “un desafío” para el país, aunque reconoció que las reformas llevadas a cabo han permitido mantener un buen ritmo de crecimiento y crear empleo. Esta economista manifestó su preocupación por el hecho de que la economía española depende en gran medida de las relaciones comerciales con el resto de la Unión Europea. En un momento de estancamiento de los intercambios, esta situación puede perjudicarle. “España es vulnerable”, repitió dos veces.
A escala global, la OCDE reiteró su discurso de los últimos meses: es preciso que los países utilicen una política fiscal expansiva para relanzar el crecimiento, al aprovechar que los tipos de interés están en un nivel históricamente bajo.
Pero sobre este punto también el organismo lanzó un mensaje de alarma. “El precio del dinero muy bajo distorsiona el mercado financiero”, sentenció la OCDE. Y, en un párrafo, volvió a mencionar el riesgo de un repunte anómalo en el sector inmobiliario, con una rentabilidad de los alquileres que ha llegado a marcas históricas en muchas economías avanzadas y con precios en los locales comerciales que han superado los niveles anteriores a la crisis. Un escenario en la memoria de muchos que, sólo con mencionarlo, produce escalofríos.
EL BLOQUEO ESPAÑOL La organización cree que la ausencia de gobierno constituye “un desafío” para el país
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